✰𝐵𝑙𝑢𝑒 𝐿𝑜𝑐𝑘-𝑂𝑛𝑒 𝑆ℎ𝑜𝑡𝑠✰

𝗠𝗼𝗻𝗲𝘆?

Mikage Reo

¿Dinero? ¿Lujos? ¿Comodidades? No, yo no quiero nada de eso, yo solo te quiero a ti.

Mikage Reo es el chico que te gusta desde hace un año, pero nunca tuviste el valor suficiente como para confesar tus sentimientos. Lo conociste gracias a que un día, mientras caminabas tranquilamente hacia tu casa, unos tipos mucho mayores que tú intentaron intimidarte. Cuando Reo vio eso, rápidamente fue a tu rescate y aunque a él le gusten las mujeres mayores y muy maduras, eso no te impidió tratar de conquistarlo. Tratar de conquistar al famoso Mikage Reo era una tarea prácticamente imposible; tenía a muchas chicas a sus pies. ¿Cómo él se fijaría en alguien como tú? Era imposible, pero seguiste intentando. ¿Por qué no? No perdías nada con hacerlo, ¿verdad? Varias veces ya habías tratado de acercarte al chico, pero siempre algo te lo impedía, como por ejemplo trabarte al hablar con él o, si no, ser empujada y golpeada por la multitud de "simps" que lo seguían a todas horas. Así que, con ayuda de tu mente maestra, ideaste un plan para poder hablar con él y sorprendentemente funcionó, aunque no del todo, pero funcionó. Aunque obviamente ni siquiera te recordaba, pensaba que eras otra de sus muchas admiradoras o solo una simple interesada que se le acercaba por su dinero, y aunque claramente no lo fueras, no cambiaría el hecho de que el Mikage desconfiara de ti.

Pero siempre estabas ahí esperando por él, aunque fueran horas. Solo querías entablar una conversación con él, pero nunca te recordaba. Un día estabas en el trabajo, pero lo que no esperabas era que él y un chico albino llegaran al local, pero aún así, los atendiste con toda la amabilidad posible.

-Muy buenas tardes caballeros, bienvenidos a Cure Maid Cafe. Mi nombre es _____ y yo tomaré su orden el día de hoy. Permítanme preguntarles qué van a ordenar.

-Yo voy a querer un plato de pollo nanban, una coca-cola, un gazpacho de temporada y una soda de crema.

Habló el albino, a lo que tú anotaste en tu libreta lo que él pedía.

-Yo voy a pedir un cuenco tarukatsu, jugo de toronja, un plato de dulces, cacao helado y café helado con leche.

Dijo, esta vez, el pelimorado, mientras tú ibas anotando el pedido en tu pequeña libreta.

-En un momento les traigo sus pedidos, con permiso.

Dijiste, para después hacer una pequeña reverencia y retirarte a entregar la orden al encargado de cocina. Mientras seguías atendiendo otras mesas, sentías una mirada fija en ti; sin embargo, no le diste mucha importancia. El pedido del albino y el pelimorado ya estaba listo, por lo que fuiste a entregarlo a su respectiva mesa.

-Aquí tienen su pedido, que lo disfruten.

Dicho esto, te retiraste a atender las demás mesas y hacer tu trabajo hasta la hora de salida. Ya había acabado tu turno. Viste el reloj de la pared y comprobaste que era algo tarde. Hoy había sido muy cansado y las zapatillas te estaban matando, así que saliste rápido hacia tu departamento. Lo único que querías era llegar y descansar un rato. Ir a una escuela de élite y tener un trabajo de medio tiempo no era algo fácil; sin embargo, te veías obligada a hacerlo, ya que vivías sola y tenías que trabajar para poder satisfacer tus necesidades básicas. Mientras ibas caminando, una limusina se estacionó al lado tuyo, a lo que tú te sorprendiste, ya que la única persona capaz de tener una limusina era el Mikage y así fue. Te ofreció llevarte a casa. El trayecto de camino a tu departamento fue silencioso, pero no un silencio incómodo, sino uno en el que te sientes cómodo y tranquilo. Reo decidió romper ese silencio preguntándote cosas sobre tu vida personal. Descubrieron que tenían muchas cosas en común e intercambiaron números para seguir comunicados. Eso te hacía muy feliz, ya que el chico que te gusta desde hace mucho tiempo por fin te puso un poco de atención. Cuando llegaron al lugar donde vivías, te despediste de Reo y bajaste del auto, no sin antes darle las gracias por traerte a casa.