Capítulo 16

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Nisha y Mateo tuvieron que idear un plan casi de la nada. El objetivo era rescatar a la hermana del chico de las manos de los hurtacuerpos, pero... ¿Dónde podrían encontrarse? ¿Cómo podían acercarse a ellos sin ser descubiertos? ¿De qué manera podrían dar con el paradero de la chica y salvarla sin llamar la atención?

Para mayor tranquilidad, prefirieron concretizar todo allí, en la cubierta de la embarcación, donde nadie podría molestarles y podrían pensar con tranquilidad en cada uno de los detalles del plan.

No parecía nada fácil toda aquella misión, pero a Nisha le provocaba entusiasmo. Por primera vez desde que comenzó sus andanzas en aquel mundo sentía la adrenalina y quería organizarlo todo bien para que el plan que construyeran funcionara sin ningún percance.

Tanto ella como Mateo se aplicaron con todas sus ganas para idear el mejor plan posible. Nisha, por ese afán de descubrir cosas y vivir aventuras que había siempre tuvo; mientras que Mateo estaba motivado más bien por la posibilidad de volver a encontrar a su querida hermana.

—Muchas gracias, Nisha, por la ayuda que me portas para liberarla. Me dan hasta ganas de llorar.

—No seas tonto, todo esto lo hago por diversión, ¡qué aburrido sería este mundo sin esos hurtacuerpos!

La chica no quería admitirlo, pero se sintió bastante mal por el chico cuando este le contó su historia. A pesar de querer presumir de las hazañas que logra en su vida, gran parte del ímpetu que puso ella era por salvar a una chica inocente que con probabilidad se encontrara en una situación no muy cómoda.

—A ver si lo has pillado todo. Primero nos dirigimos al que tú consideras que es el taller en el que capturan a los oníricos. Espero que no te hayas equivocado, porque, si nos metemos en un lío por tu culpa, te acordarás de mí durante el resto de tu vida, seré tu peor pesadilla. —Mateo no pudo evitar sonreír. Nisha explicaba muy bien las cosas y lo hacía con bastante desenvoltura

—Los hurtacuerpos están obligados a utilizar una protección para evitar que los soñadores accedan al lugar. La ceremonia que descubrimos el otro día no fue por casualidad, ellos no la habrían realizado en cualquier sitio. El cuartel general del grupo no debe de estar muy lejos. Además, recuerda que yo fui uno de ellos en el pasado, sabría reconocer el punto exacto.

—Entendido. Una vez allí, tenemos que lograr entrar sin que nos descubran. Por suerte, utilizan todos la típica capa que vimos durante el ritual que le hicieron a la pobre chica que desapareció como por arte de magia. No es difícil copiarla, pero tengo que fijarme aún más en los detalles, en cuanto la vea de nuevo podré crearme una para hacerme pasar por ellos. —Mateo aún no se encontraba muy seguro de lo que planeaban, se notaba en su expresión—. ¿Qué te ocurre ahora?

—No sé si es buena idea ir a ese lugar, si te soy sincero...

—¿Estás loco? Le hemos dado mil vueltas al plan y es la única manera posible de acercarnos a tu hermana. Además, si lo hacemos todo según lo planeado, no hay motivos para preocuparse.

A pesar de la inquietud del muchacho, ambos siguieron intercambiando hasta memorizar cada uno de los pasos y, cuando tuvieron todo ya bien claro y organizaron, decidieron ir al lugar en el que ocurriría todo.

Fue Mateo quien les llevó al taller en el que actuaban los hurtacuerpos. Para evitar aterrizar en un punto donde pudieran descubrirlos, el joven decidió aproximarse con cuidado desde el exterior del dominio. El sol se estaba poniendo en aquel punto y la visibilidad no era excelente. Se trataba de un puerto con contenedores de metal distribuidos por todos lados sin ningún orden aparente y en el que el ambiente era húmedo. El suelo encharcado reflejaba cada detalle y una bruma algo espesa creaba un ambiente siniestro.

Mi luz en la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora