❦ 𝐁𝐮𝐬𝐢𝐧𝐞𝐬𝐬, 𝐌𝐚𝐟𝐢𝐚.
Satoru G. controla el inframundo de los negocios ilícitos; con un alma excéntrica y una caótica naturaleza que desencadena lo peor de aquello que lo rodea.
"La encarnación del diablo en piel de ángel, con lengua afil...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
↷ ♡̷̷ Advertencia: Para los corazones desgarradoramente obsesivos..
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Si él te aprueba y sigues viva en un tiempo, entonces podrás llamarme Kento.
Me estremezco ante sus palabras pero en lugar de demostrarlo termino soltando una risita seca. —Y yo que creí que el humor no era propio de ti.
—Tal vez no. Continue al fondo a la izquierda, par de puertas blancas. —Hace un solo señalamiento a la salida y no pierde más su tiempo en mi, volviendo a ocuparse en sus asuntos.
En respuesta muerdo mi mejilla interna mientras asiento burlonamente con la cabeza ante el desinterés que si no fue mucho, fue suficiente para demostrarme que quizá y solo quizá, no estaba bromeando o simplemente no le agradaba.
Prefiero la segunda opción.
Deshaciéndome de esos pensamientos, doy dos pasos atrás y recompongo mi postura para salir de la oficina, no sin antes cerrar la puerta.
Me parece del tipo de sujeto que me pedirían hacerlo si yo no lo hago primero.
"Fondo a la izquierda, puertas blancas.."
Retengo en mi mente las indicaciones de aquel rubio amargo mientras doy marcha al que sería mi destino. Y pronto no me parecería tan ácida la bienvenida de Nanami, porque a pocos metros de llegar a esas puertas, escucho cómo si dos panteras estuvieran apunto de asesinarse por una presa.
—Vendes tu mierda porque yo quiero, sigues siendo quien eres porque yo te dejo —A pesar del grosor del roble blanco, es tan audible la ira que desprende aquella habitación que prontamente me despoja de cualquier tranquilidad.
Un fuerte golpe final se escucha contra la madera y la puerta se abre de par en par bruscamente mostrándome a un hombre malhumorado, un rostro áspero se forma en su rostro al verme impidiéndole el paso justo en la entrada.
