Diana tiene que enfrentarse a su pasado, uno que la persigue. Solo pasaron tres años, pero su recuerdo sigue ahí, ¿cómo lidiará ella con eso?
Un reencuentro la hará poner su mundo de cabeza.
¿Se negará a sentir una vez más cuando vea a esta persona...
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Diana Bowles:
Miro a mi mujer, estamos sentadas juntas, ella en su laptop y yo en la mía, estamos escribiendo nuestra historia. Luce tan hermosa como siempre, sus ojos se fijan en mí por un momento, me mira pensativa como si intentase recordar algo.
—¿Amorcito?— me llama, yo alzo la mirada y la miro, dejo de teclear unos minutos solo para prestarle atención.
—Dime, cielo. —respondo sin quitarle la mirada de encima.
—¿Cómo vas a empezar los primeros capítulos? —me pregunta inquieta, en ese momento suelta un “ups” al final porque casi echa al suelo su vaso de agua.
—Bueno, hagamos algo, algo cliché. —respiro profundo. —Siento que te repetiré esto luego, amor, pero no importa. —acerco mi rostro al de ella y le doy un corto beso, pero si despegar mis labios de los de ella.
—¿Cómo qué? —pregunta sobre mis labios, me aparto un poco.
—Pues, ya verás, plasmaré muchas cosas en uno, Dios, te ves jodidamente hermosa— me es difícil mirarla y no detallarla, es tan perfecta, así que se lo digo, mientras empiezo a escribir:
TROUVAILLE. CAPITULO 1: Diana Bowles:
El clima es una mierda, el verano trae consigo una ola de calor horrible, peor que el del verano pasado.
Cuánto anhelo el frío, joder.
Es muy agotador para mí, porque la gente y el calor me estresan, de una manera horripilante, ¿es que quién soporta a mucha gente hablando con el clima en casi treinta y ocho grados? Exacto, nadie.
—¡La editorial quiere sacar tu libro en físico, Didi! —grita Valentina, una amiga que conocí en internet, pero vive en mi país natal, fue una de las primeras personas en leerme, al igual que Yulieth.
—Sí, Val, estoy feliz, pero por ahora solo necesito una ducha porque ando sudada, este calorón me va a matar. —respondo mirándola a través de la pantalla, andamos en videollamada, cosa que odiaba y detestaba con el alma, pero con el tiempo supe sobrellevar, aunque aún no me gusta.
—Dale, mi vida, te amo. —dijo colgando, sus palabras siempre me ayudan, es esa chica que dice lo que quiero escuchar, aunque no hablemos mucho.
Me meto a la ducha y mientras el agua empieza a caer, llegan a mí recuerdos, recuerdos dolorosos, de terror, de dolor. Mismos que intento ignorar negando con la cabeza.
Tengo que seguir mi vida, ¿no?
—Y HE APRENDIDO QUE AMAR A DOS ES IGUAL A NO AMAR NINGUNA, RUBIA SOOOL, MORENA LUNAAA —canto a todo pulmón la canción de los caramelos de cianuro, mientras me enjuago el cabello.
Después de salir de la ducha, de una larga ducha de hecho, empiezo a vestirme porque quedé en salir con Lina y Bonnie, Lina es de Ecuador, es mi mejor amiga, y Bonnie de mi país natal, éstas están de visita, pues tienen su vida hecha en otros países, Bonnie está estudiando para graduarse de azafata profesional, mientras que yo escribo mis libros como siempre, estudio Turismo, pues antes había sacado la licenciatura de Fisioterapia en mi país, luego una mañana me desperté y dejé todo de lado para venirme a España, aunque mi sueño era vivir en Francia, pero no me quejo.