♡CINCO♡

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Diana Bowles:

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Diana Bowles:

Me encuentro haciéndole el desayuno al amor de mi vida, ella me mira, mientras está sentada en la banqueta que está cerca de la encimera.
Tiene puesta una camisa mía y joder, que bien le queda.

Empiezo a cantarle Until I found you, canción que le dediqué cuando llevaba varios días de hablar con ella, ese día estaba de cumpleaños y había tomado, entonces, bueno, ambas cuando tomábamos éramos un caso. Recuerdo cuando meses después de terminar, le mandé un audio diciendo que la amaba, Dios mío.

—Cariño, me salió deforme. —río de cómo quedó la panqueca.

—¿Y eso qué? Es para comer, no para exhibirla, cielo. —se levanta de la banqueta, se acerca a mí, toma un pedazo de la panqueca deforme, aguanta el pedazo con los dientes y se acerca más a mí, como un poco de aquel pedazo y termino besándola.

—Ya, que sí entramos de nuevo a aquella habitación ni salir te dejaré. —señalo la puerta de mi habitación.

—Tentador. —coloca sus brazos alrededor de mi cuello.

—El desayuno. —cierro los ojos.

—¿Que mejor desayuno como el que estoy pensando? —pregunta juguetona.

—Cariño, sabes cómo me pongo... —susurro apretando los dientes.

—Lo sé y me encanta.  —pronuncia lentamente.

—Ya, siéntate para que desayunes y vayas a trabajar, ah no, hoy tienes día libre. —ordeno mirándola fijamente.

—Déjame. —responde haciendo puchero, mientras se va a sentar.

Le sirvo el desayuno y mientras come empieza a comentarme todo sobre su consultorio y lo agotadora que puede llegar a ser su profesión. Me cuenta de cada uno de sus pacientes detalladamente, yo la escucho y miro con atención.

La verdad es que nunca dejaría de mirarla como lo hago, nunca dejaría de admirar cada parte de ella y quedar como pendeja ante su belleza, la manera en la que se expresa, lo gruesa y dulce que puede llegar a ser su voz. Todo de ella, Alana dice que es una persona común y corriente, pero no, ella es única y exótica, nadie tiene la misma tranquilidad y seguridad que ella emana, nadie es igual de increíble que ella.

Termina de comer, recoge el plato y los cubiertos, se acerca al fregadero, los lava y luego seca sus manos, no sin antes colocar los trastes en su lugar.

—Me voy a bañar. —dice y yo asiento.

Desaparece de mi vista, yo tomo mi celular, veo la hora y creo que es muy temprano para llamar a mi mamá, coloco el celular en la mesa y me siento en una de las sillas del comedor, trono mis dedos esperando a que Alana vuelva.

Chasqueo la lengua al escuchar el timbre sonar y con flojera voy a abrir la puerta.

—DIAN, MI AMOR —Sakra se me lanza encima y yo tratando de no ser tan seca, la echo para un lado discretamente.

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