Capítulo 3

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Durante los dos siguientes días, Mikel no tuvo ningún sueño y consiguió evitar hablar sobre ellos con Eider. En el transcurso de estos días, los cuatro amigos se dedicaron a planear la transferencia de todos los objetos que ocultan en el orfanato a la cafetería, en la que iban a tener su propio rincón oculto. Fue un arduo trabajo, pero finalmente parecía que lo tenían.

— Repasémoslo todo — dijo Zac.

Los demás asintieron.

— Mañana tenemos la excursión de cada año a la piscina. Llevaremos el plan a cabo durante el recuento, en la entrada a las 9:00h. Mientras pasan lista iremos cambiandonos la mochila con los objetos para que en ningún momento sospechen y nuestras mochilas sean revisadas.

— Entonces, siguiendo el alfabeto, tendremos que turnar la mochila así: primero la tendré yo, cuando digan el nombre de Zac me acercaré a Julia y se la dejaré en los pies, ella la sujetará entre sus piernas. Después de un par más, dirán mi nombre y Zac cogerá la mochila nuevamente, ya que Eider es justo el siguiente nombre en la lista tras el de Julia. Una vez con ella, Zac se acercará a la puerta y se apoyará en el marco unos segundos.

— En ese tiempo me dejará la mochila en el suelo y finalmente seré yo quien se la lleve — dijo Eider.

— Es importante que la movamos mucho, si nos ven mucho rato con ella encima sospecharán de que tenemos dos mochilas — añadió Zac — La ruta de camino a las piscinas pasa por al lado de L'AMANT, cuando estemos cerca, sobre las 9:12h, Marcos saldrá a fumar a la puerta del local y entonces es cuando dejaremos caer la mochila. En el camino desde el orfanato hasta L'AMANT tendréis que cambiaros la mochila — dijo mirando a Eider y a Julia.

— Okay — respondió Julia sonriendo.

De pronto algo tras la puerta se movió bruscamente, se escucharon cómo unos pasos se alejaban por el pasillo. Mikel se levantó de la cama y fue a mirar, para cuando abrió la puerta, nadie se encontraba en aquel largo y estrecho pasillo, ni a la derecha, ni a la izquierda.

— Se lo ha comido todo chicas — dijo Mikel un tanto desganado.

— Perfecto, ya sabéis cómo actuar — respondió Zac.

De pronto, metieron todos los comics, mangas y libros dentro de dos mochilas negras, todo excepto un manga. Era un manga de hentai llamado "Nozoki Ana", el cual metieron en otra mochila azul marina. Ataron ambas mochilas a una cuerda y las bajaron cuidadosamente por la fachada del edificio hasta que tocaron el suelo del jardín. Una vez las mochilas estaban en el suelo del jardín, las movieron a rastras hasta esconderlas en un arbusto.

El resto de la tarde transcurrió con normalidad, y tras cenar volvieron a sus habitaciones a dormir.

Ya era el día de la excursión, y nada más despertarse, prepararon las mochilas y bajaron a desayunar, excepto Gorka. Él siempre dejaba todo preparado de antemano. Tras desayunar se cambiaron de ropa, cogieron las mochilas y bajaron a la puerta principal del orfanato donde se quedaron a esperar. Cuando dieron las 9:00h, comenzó el recuento, y uno a uno fueron saliendo por la puerta. No dijeron ni el nombre de Zac, ni el de Mikel, ni tampoco el de Eider o Julia. Todos habían salido ya del orfanato excepto ellos cuatro y la Madre Teresa.

— ¿Quién de los cuatro tiene la mochila? — preguntó de golpe con un tono amenazante la Madre Teresa.

— Perdona Madre Teresa, pero solo tenemos cuatro mochilas, cada uno la suya — respondió Zac con cara de confusión.

— Dármelas todas, os toca revisión.

Uno a uno fueron dando sus mochilas a la Madre Teresa, que fue revisándolas cuidadosamente una tras otra hasta que acabó de revisarlas todas.

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