Huyendo de la Corona (#3 Amores en la Realeza)

11

Alexis:

Parto el pan en pedazos y le doy uno a Emmet, el recibe agradecido y lo lleva a su boca, sonríe al verme y sigo desayunando.

Estoy comiendo en una mesa, en una vivienda común y acompañada de muchas personas amables y sin necesidad de usar etiqueta o estar tan alejado del otro.

—¿Un poco de mantequilla para tu pan, Alexis? —Me ofrece uno de los niños que recién conocí hoy.

—Gracias.

Endulzo yo misma mi té echando cuatro cucharadas, Emmet me detiene del brazo.

—Hey, creo que es suficiente.

Encojo los hombros.

—Le llevare un poco de pan y avena a mi esposa. —El hombre se levanta y se dirige a la habitación donde se encuentra Lucia. —Y ustedes, coman todo.

Sus tres hijos le prometen que sí y siguen comiendo con nosotros, me vuelvo hacia Emmet.

—¿Qué? —Pregunta el confuso.

Sonrio despacio.—Haces grandes cosas.

(***)

—Ha esta daga le falta filo. —Comenta el hombre que observa mi daga detenidamente, he entrado a una de las tantas tiendas de armamento y mientras Emmet se da una vuelta por el lugar, yo me acerque al dueño.

Observo las vitrinas debajo, hay todo tipo de armas puntiagudas.

—¿No sería mejor obtener una nueva?

—No, esta es...—Observo a Emmet y trago saliva. —Es un regalo, solo deseo que este como nueva.

Frunce el ceño. —¿A qué se dedica?

—¿Puedo hacerlo o n...

Se calla cuando un ruido de lo que parece una marcha se escucha afuera, me asomo solo para observar a los soldados llenos de armaduras y montados a caballos.

—¿Qué-

—Soldados. —Comenta el hombre. —Algo debe estar ocurriendo.

Emmet se acerca a las ventanas y vemos lo que parece un desfile alejarse.

Dejo la daga con el hombre y no salimos hasta que el desfile finaliza.

—¿Quieres que hagamos algunas compras?

—¿Ahora?

—Si, aprovechemos. —Le digo y el termina aceptando.

(***)

Permanezco cerca de Emmet durante el camino al mercado y en la mínima distracción suya , y al ver a más soldados, me alejo y comienzo a perseguirlo.

Me cubro la cabeza con la capucha de la túnica y sigo la ruta de los soldados entre callejones, hasta que se reúnen con los demás.

—Llegan tarde.

Me mantengo oculta, disimulando al acercarme a un vendedor de baratijas.

—Lo sentimos, tuvim..

—No me importa y escúchenme ahora, par de incompetentes tardíos . —Les regaña, por lo que intuyo que es un superior. —Organícense con el resto, iniciaran su camino por el oeste.

Ambos se miran y yo bajo la cabeza, ocultando mi rostro con la capucha.

—La misión es encontrar a la prometida del príncipe Caelen. —Les dice y no sé cómo sigo en pie si se me ha bajado la presión. —Viva o viva ¿Entendido?

Cierro los ojos.

—Alexandra de Arcaría se encuentra desaparecida, su misión es encontrarla a cualquier costo y nadie descansara hasta hallarla, como orden del príncipe.