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Alexis:

Lo mantienen en secreto para evitar casa recompensas.

Por eso no hay noticias sobre mi desaparición, padre debe haberlo organizado y hui después de todo, no tiene motivos para pensar que me raptaron y por no querer causar un pánico, está haciendo esto bajo las sombras.

Aun así, los reinos sospecharan y....

¿Debo regresar?

Yo...

—Señorita. —Me llama el hombre detrás del mostrador, tiene mi daga en su mano. —Ya está lista.

La sostengo y si, está mucho mejor.

—No había mucho que hacer, pero supongo que está satisfecha.

—Lo estoy. —Contesto y le pago. —Gracias.

Escucho la puerta y al voltearme se encuentra Emmet.

—Aquí estabas. —Se acerca a mí y observa la daga.

—Lo siento, no quise dejarte..

—Está bien, ya tengo todo y parece que tu también. —Me muestra las bolsas. —Podemos...

—Volver. —Le interrumpo. —Volvamos ya.

Con dudas, el acepta.



(***)



Arrojo la daga sobre el árbol, esta vez la punta se incrusta muy bien, pero no estoy complacida.

Mi cabeza no deja de dar vueltas sobre lo ocurrido hoy y empiezo a estar paranoica.

Me acerco a retirar la daga y el ruido de los arboles me hace girar, no hay nadie y como dije estoy paranoica.

Vuelvo a escuchar el ruido que ahora viene de arriba y se trata del viento que choca con las hojas de los árboles, provocando que se muevan

Suspiro y me vuelvo hacia la cabaña, Beta descansa en la puerta, lo llamo y se acerca a mí.

Acaricio su cabeza.

¿Qué debo hacer, Beta? —Pregunto como si fuera a responderme. —No quiero irme, yo no...

Levanto la mirada y observo por la ventana abierta a Emmet, quien está preparando la cena.

Me gusta estar aquí.



(***)



Emmet pone la taza con el té delante mío y lo recibo, llevándolo a mis labios, el té que prepara es mucho mejor que el preparan nuestras criadas en Arcaría y tal vez se deba a que conoce la infinidad de plantas desde las medicinales hasta como para un buen te.

Disfruto de el y trato de no pensar en lo sucedido hoy, sin embargo, mis pensamientos me regresan a que hay afuera gente buscándome y si tengo suerte tardaran en llegar aquí.

Despues de todo... estoy huyendo de una boda arreglada con el príncipe de Lavinia.

¿Por qué iría a su reino?

Es probable que aquí sea el último lugar en el que me buscaran y mientras sea así quiero...

—Ya sé que pasa. —Las palabras de Emmet me hacen levantar la mirada.

El me sonríe y yo me pongo nerviosa de lo que vaya a decir.

—Ha sido un día largo y lo debió ser más para ti, lamento no haberte traído enseguida a descansar.

Respiro profundo.

—Aunque no lo creas no soy la típica princesa que ahora mismo estas imaginando. —Le respondo. —Y puedo tolerar días agotadores como el hoy.

—No dije que estuviera mal.

—Y yo tampoco, solo que no soy esa princesa que imaginar.

Me mira con las cejas alzadas.

—Quiero decir que no la pase mal, fue todo lo contrario. —Encojo los hombros y me estiro sacándole una sonrisa. —Aunque si es verdad que estoy cansada.

Me pongo de pie y vuelvo a estirar los brazos.

—Descansa, Alexis.

Bajo los brazos. —Descansa, Emmet.

Me doy la vuelta y camino hacia la habitación, una idea se me cruza y me vuelvo a el otra vez, aunque no tengo el valor de decirlo hasta que nota mi presencia y me observa.

—No necesitas darme tu cama.

Trago saliva y el contesta:

—No permitiré que duermas en la sala mientras yo ocupo una cama.

—No me refería a eso.

El guarda silencio y poco a poco veo el cambio en su mirada, entendiendo a que me refiero.

El ambiente se vuelve incomodo, solo trataba de que no...

—Es tu cabaña, tu hogar, yo soy la invitada.

—No, yo... no creo que sea correcto. —Responde con la mirada abajo. —Aunque agradezco la preocupación... pero...

—Si es por la etiqueta...

—Es por respeto. —Me interrumpe . —Y si tal vez la etiqueta tiene que ver.

—Prometiste que me tratarías de tú y aun en esta conversación lo haces.

—Lo siento, es difícil olvidar que eres una princesa, sobre todo si te vez a...—Me señala.

Abro mucho los ojos.

—¿Demasiado "Princesa" Estereotipada?

Lo veo tragar saliva.

—Iba decir perfecta.

El corazón me empieza a latir rápido.

—Perfecta no en el sentido de dar la impresión "De una princesa", sino..

—¿Si no que...?

—Es difícil mirarte y no recordarlo, irradias ser una...—Me responde sin apartar los ojos. —No solo en belleza, sino en actitud... aunque hagas cosas que no son de princesa, irradias luz y poder.

Mis labios se separan, el aparta la mirada y carraspea.

—Claro que eso no es malo, pero me recuerda que debo mantener respeto aunque su majestad me pida que la nombre solo Alexis.

—Entiendo. —Digo después de un corto silencio. —Y así como tú, solo quise respetarte a ti como dueño de este lugar.

—Eso...¿Por qué percibo que eres tu quien desea que compartamos cama..

—Porque eso quiero.

Un nuevo silencio rodea la habitación.

Hay algo más en su mirada que cambia de sorpresa a seriedad.

—Quiere...

—No, yo..

—¿Eso te haría sentir mejor? —Mantiene un tono serio y sus ojos se ven más profundos. —¿Si duermo a tu lado, Alexis?

—Ya lo dije, no me siento cómoda que duermas sobre el suelo cuando yo...

—Princesa...

Trago profundo y doy mi respuesta.—Sí, así seria.

Huyendo de la Corona (#3 Amores en la Realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora