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| ᴅᴇᴄᴇᴘᴄɪᴏ́ɴ |
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Manhattan, New York Enero, 2016
—Concéntrate, no desvíes la vista —la pelirroja caminaba de un lado a otro con un semblante serio, sin quitarle la vista de encima a la niña—, ya lo tienes...
AJ disparó el arma dándole exactamente en el blanco marcado en el muñeco de utilería. La rubia sonrió ligeramente, al igual que la adulta a sus espaldas.
AJ suspiró.
—¿Ya puedo hacer algo más difícil? ¿De verdad es necesario que haga ésto a éstas alturas? —Preguntó la infante cansada.
—Tu puntería debe de ser perfecta, AJ. Sé que ya lo es, pero si dejas de practicar no serviría de nada. —Explicó la pelirroja viéndola.
La niña suspiró entendiendo y se puso en posición con el arma en alto, así cómo estaba antes.
Siguió practicando con el arma unos minutos más y en éstos momentos se encontraba parada en una colchoneta con Nat frente a ella.
—¡Mierda! —Se quejó la niña al chocar contra el suelo debido al gran golpe que recibió en la cara. Inmediatamente se dió cuenta de lo que dijo—. Lo siento. —Habló rápidamente levantándose.
—Tranquila, realmente a mí no me molesta que digas groserías. —Nat sonrió haciendo que AJ también sonriera—. Siempre y cuando no las digas todo el tiempo y por cualquier cosa. —Amenazó.
AJ rió ligeramente divertida y asintió.
—Sí, lo prometo.
—Bien, pero no estás aquí para hablar. —Natasha se acercó a ella intentando golpearla, siendo inmediatamente esquivada por la menor.
Después de dos horas de entrenamiento, AJ se encontraba sentada descansando y tomando agua.
—Estás mejorando, lo reconozco.
La niña le sonrió a la mayor, quien la miraba con una sonrisa orgullosa.
—Ahora vete a bañar, ya empiezas a sudar como puerco. —Bromeó la pelirroja haciendo reír a la niña.
