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| sᴏʀᴘʀᴇsᴀ |
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Manhattan, New York Diciembre 2015
A un día del noveno cumpleaños de la pequeña Stark, todo el mundo en el lugar estaba vuelto loco, sus padres le habían estado organizado una pequeña fiesta en la torre de los Vengadores. Ya pasaba de las 5:30 p.m. y aún faltaba mucho por hacer.
Le pidieron a Happy que ese día se llevara a pasear a la niña por la ciudad, y que regresaran a las ocho. A ella le dieron el pretexto de que tenían mucho trabajo que hacer en la torre y todos estarían ocupados. Además, nunca se le había hecho una fiesta como tal para su cumpleaños, es extraño considerando que su padre es Tony Stark, pero así es.
Siempre en su cumpleaños Pepper le hacía un pastel pequeño del sabor que ella quisiera, pastel que disfrutaban entre ellos tres solamente. Y había una hora para que recibiera felicitaciones y regalos por parte de todos los conocidos que querían a la pequeña. Pero sólo era eso. Ésta vez querían hacer algo diferente, algo especial, lo merecía.
Además, últimamente Tony y Pepper estaban más y más ausentes, tenían mucho trabajo, era verdad, pero todos tenían la impresión (incluso ellos mismos) de que estaban descuidando un poco-mucho a su hija. Necesitaban reparar eso.
Por esa misma razón, AJ no le tomó importancia a la petición de sus padres y aceptó ir con Happy. Le gustaba salir de casa y viajar en auto, amaba cuando llovía y las ventanas del auto se empañaban, pues ahí dibujaba todo tipo de cosas, ama dibujar, es uno de sus más grandes pasatiempos. Y regresando al tema de la lluvia, simplemente está enamorada de ella, justo ahora se encontraba viendo a través de la ventana cómo las gotas decendían lentamente sobre ésta, veía los grandes edificios y el atardecer se veía hermoso, era de colores violetas.
—Sabes Happy... —comenzó a hablar sin despegar la vista de la ventana— tengo un sueño frustrado.
—¿Ah sí? ¿Y cuál es? —Preguntó él con curiosidad prestándole mucha atención.
Happy la amaba mucho, era como la hija que nunca pudo tener, le encantaba platicar con ella, amaba cada cosa que salía de su boca, así fuera una tontería o algo de verdad muy interesante, siempre lo hacía sonreír. Y claro, AJ veía a Happy como su segundo padre, era su cómplice, amaba que la cubriera en la mayoría de sus travesuras. Simplemente existía un amor incondicional entre ambos.
