Capítulo V

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| Quinta Entrada |

Advertencia, este capítulo puede tener sangre, depresión, mención de tortura infantil y desapego a la realidad. Si eres sensible a éstos temas, por favor lee con un poco de precaución.


Un dulce humano la había encontrado después de caer de su hogar en llamas, la había sanado y ella estaba profundamente agradecida con aquel ser de aspecto inofensivo.


No podía hablar o entender el lenguaje humano, pues su familia se había recluido hace tantos años atrás...aunque no por ello se abstuvo de tratar de comunicarse, así que los intentos en ese rumbo no pararon y con el tiempo, rindieron sus frutos, cuando por fin, pudo agradecerle al muchacho que tanto le había ayudado, fue cuando partió, con sus alas renovadas de vitalidad.


Había regresado a su hogar después de unos días surcando los cielos, solo para que la oscuridad envolviera su alma, no quedaba ningún ser vivo, todo estaba cubierto de sangre y desolación. Se quedó por un día y una noche, llorando a su familia perdida.

Sin saber dónde más ir...fue hacia aquella alma buena que la había salvado.


Su disfraz humano la camuflaba perfectamente, por un tiempo tuvo miedo que el contrario descubriera su verdadera naturaleza, que no era como él, un ser de dos piernas. Pues conocía que los humanos, tiempo atrás habían empezado a temer a criaturas como ella, una de las grandes razones de ello, es porque su raza decidió exiliarse en las montañas más altas, fuera del alcance de todos aquellos capaces de hacerles algún mal. Pues ellos no eran una raza guerrera, a pesar del poder a su disposición. Con el tiempo ella aprendió a fortalecer su comunicación con aquella criatura sin alas...Con el tiempo una extraña fascinación empezó a surgir y después de algunas estaciones, descubrió con el corazón apretado que no podía abandonar a aquel hombre que la había salvado. Más tarde se dio cuenta que se había enamorado.

| Quinto Capítulo | La esperanza viene después de mucho sufrimiento

Todo el tiempo Harry se sintió como si estuviera viviendo todo en tercera persona, como si sus sentimientos estuvieran...nublados, como si ya no fueran de él, como si...ya no existieran.


En ese momento estaba mirando sus manos con este extraño sentimiento, sus compañeros de cuarto estaban en la sala común y algunos en la biblioteca, estaban en exámenes finales y el solo...solo podía mirar sus manos como si no fueran suyas...pero al mismo tiempo si lo fueran.


Una leve risita salió de sus labios, e incluso el sonido le resultó extraño y como un graznido ¿Cómo había terminado así?


Hace dos noches había hecho caso a las voces, ellas lo habían guiado en todo el ritual, y sin embargo...no dejó de pensar, no tomaron su vida ni su alma ni nada y ahora...ahora era una especie de carcasa extraña, nada se sentía igual. Nada importaba ya, pero al mismo tiempo importaba mucho.


Sabía que debería estar nervioso por regresar con sus parientes, pero no importaba en nada tampoco, ¿Qué importaba si no le daban la comida que necesitaba algunas veces? En este cuerpo marchito, débil...no podría soportar su poder, entonces...¿No era mejor terminar con todo ahora?


Pero el asunto es que no podía, estaba encerrado en este cuerpo decadente, y no se sentía suyo, pero sabía que lo era y no podía escapar y todo este pensamiento lo asustaba terriblemente.

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