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— Un polvito, dos polvitos, tres polvitos... — tosió antes de fruncir el ceño — ¿el polvo se puede contar?

Suspiró cansado y se dejó caer nuevamente contra el muro detrás de él mientras sus piernas se doblaban para quedar cerca de su pecho, sentía un revoltijo en el estómago demasiado intenso, estaba seguro de que podría vomitar en cualquier momento y a él no le gustaba vomitar, en su lista de cosas menos favoritas por hacer vomitar estaba al último.

Tosió nuevamente pero esta vez más fuerte, dios, necesitaba salir de ahí de alguna u otra forma porque sentía que se estaba ahogando.

Su pánico se hacía cada vez más fuerte y ya empezaba a tener alucinaciones, como que las paredes se juntaban entre sí y lo aplastaban en el camino, ¿le temía a los espacios cerrados?

No lo sabía hasta ahora.

Escuchó movimiento del otro lado de la puerta e hizo una mueca antes de intentar pararse sin embargo fracasando en el acto y cayendo sentado nuevamente.

Carajo.

— ¿Tú que haces aquí? — escucho del otro lado antes de que un golpe sonara — ¡Nos estabas traicionando con la loca!

— Pero mi señor-

— ¡Nada que "mi señora"! Abre la puerta.

— No pu-

— Kai ¡A-bre-la!

— Pe-

— ¡QUE LA ABRAS!

Pronto el estruendo de la puerta de metal ser abierta de golpe sonó en el lugar, Jaemin hubiera saltado para correr afuera si pudiera.

Pero no podía.

Sentía entonces su cuerpo ya demasiado pesado como para moverlo por si solo y sus párpados pesaban amenazando con cerrarse en cualquier momento.

Su vista se enfocó en la féRyujin a la que había escuchado gritar con claridad, era la mamá de Jeno.

Se sintió aliviado por ese hecho pero de adelante en más ya no pudo hacer nada, se dejó caer por fin en la inconciencia confiando en que la vampira lo cuidaría.

¿Habría venido por orden de Jeno?

Esperaba que si...

Esperaba que Jeno haya pensando en él.




— Tengo un problema. — a lo lejos pudo escuchar el sonido de platos callendo contra el suelo, más específicamente ese sonido venía de la cocina — Bueno, tengo dos problemas.

La música comenzó a escucharse y la chica chilló.

— ¡Bien tengo muchos problemas!

Jeno rió a duras penas mientras bebía otro sorbo de su champagne, miró a su alrededor y pronto su vista cayó en Ryujin que estaba conversando con alguno de los cenadores pero al sentir su mirada volteó a verlo a él regalandole entonces una pequeña sonrisa ladeada.

Suspiró cansado del dolor de cabeza antes de enfocarse nuevamente en Karina quien estaba hiperventilando.

— Lee Karina, ministra del consejo, ¿podría dejar de estar tan preocupada por todo? Relájate un poco hermana.

— ¡No puedo! — gritó ella entre dientes.

Jeno ya cansado de la desesperación de su hermana buscó con la mirada a la única persona que podría calmarla y no tardó en hallarla cuando esta salió por las puertas de la cocina sacudiendo sus manos y acercándose a ellos para pronto pararse a un lado de su hermana.

— Ya arreglé el problema de la cocina, Hyuka a estado distraído pero es porque recientemente a sido marcado por Soobin así que lo mandé a descansar, Hyuna lo ha remplazado y ya recuperaron tiempo para servir la comida.

Karina chilló, otra vez, completamente aliviada antes de abrazar por la cintura a su novia.

— No tienes idea de lo que haría sin tí.

— ¿Nada?

— Exacto.

Ryujin rió antes de dejar un beso en la mejilla de Karina y mirar a la pista de baile.

— ¿Bailas conmigo? ¿O quieres bailar con el señor Jung? Me parece que tiene mucha energía esta noche.

— Con tanta energía se le va a caer el peluquín, mejor que se lo agarre bien.

Jeno rió junto a ellas esta vez antes de despedirlas y volver su atención a su trago tratando de ignorar el revoltijo en su estómago, Carraspeó seguido antes de mirar a Donghyuck sentarse sobre el regazo de Mark en una de las mesas.

Entrecerró los ojos antes de desviar su atención a su celular que sonaba insistente, al ver el reconocedor de llamadas no dudo otro segundo en contestar.

— ¿Lo encontraste? ¿Cómo está?

Me sorprende que aún no hayas sentido nada fuerte, eso es bueno sin embargo porque nos dice que está bien pero ahora está inconciente.

Mordió su labio sintiendo el huracán de su estómago crecer cada vez más, su mirada se enfocó en la pista de baile observando que todos ahora regresaban a su sitio en las mesas y Ryujin se paró del suyo con una copa en mano.

— Llévalo a casa, estaré ahí en cuanto pueda, déjalo en mi habitación.

Está bien pero no demores.

Cortó y fue por fin conciente de las palabras que Ryujin estaba soltando.

— ... y por la ocasión el señor y líder Lee tiene también una noticia que darnos. — la vampira lo miró sonriente esperando que el por fin decidiera hablar, todas las miradas estaban puestas sobre él ahora y no podía faltar menos, suspiró cansado tanto físicamente como psicológicamente.

Carraspeó y por fin hablo.

— Esta noche... quiero que disfruten de su velada sin mi porque lastimosamente me tengo que ir — le regaló a una confundida Ryujin una sonrisa ganadora y continúo —, mi Detè me está esperando en casa.

Y dió media vuelta en el momento exacto en el que el vaso de Ryujin fue roto por las manos de esta quien le dió un chillido furioso como despedida.

No le importó más y caminó hasta el auto que ya lo esperaba, subió de un salto y una vez adentro se dejó caer sobre los asientos, demonios, ¿en que momento había empezado a sudar?

— Vamos a casa Erick.

El vampiro que conducía asintió y pronto el auto se puso en marcha dejando que Lee cayera en cuenta de que estaba por ver nuevamente a Jaemin.

Estaba inconciente claro pero... cuando despertara.

¿Qué le diría?

¿Perdón? Sería muy poco considerando los dolores que de seguro le hizo pasar tanto como en su último día en su casa y los siguientes desde que se fue, el desistimiento para el humano debió ser horrible considerando que ya lo era para él siendo un vampiro.

Solo rogaba... porque Jaemin lo perdone y acepte estar a su lado.

¿La haría?

Fetiche | NOMIN (ADAPTACION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora