Capítulo XI
La brisa marina azotaba algo fuerte, era luna llena después de todo, las olas se perdían entre ellas chocando bruscamente, casi como anunciando una tempestad inherente en la oscuridad absoluta de la habitación un par de ojos café se abrieron en medio de ella, mientras que a la vez una serie de dolores musculares poco frecuentes pero intensos se manifestaron de igual manera, se quejo con un sonido apenas agudo, se sentía como si la hubieran arrojado por terracería para luego azotarla en la pared una y otra vez , no sentía que tuviera mucha energía, parpadeó despacio como cerciorando su campo de visión, para darse cuenta que alguien ya la observaba. Era un hermoso dúo de iris zafiro que captó su total atención, lucia tan encantador que casi era un crimen el verse así de bien, estaba despeinado pero eso solo hacía que su aspecto fuera más atractivo, con un toque salvaje que la dejó sin aliento, olvidando por completo su malestar físico, luego de lo que paso anoche, pensaba en todo lo que había sucedido en las últimas semanas, estar sobreponiéndose de los eventos lidiando con sus emociones de quinceañera enamorada no era lo que había planeado, claro que lo amaba, lo amaba tanto.
-Saul le pettie mort, Je viens de mourir dans tes bras, le savais-tu ?- (Hola mi pequeña muerte, acabo de morir entre tus brazos ¿Lo sabías?)-La observo maravillado por esa expresión adormilada que la hacía lucir sumamente adorable.
--Saul nuit souverain, dans tes bras je trouve la vie dans chaque petite mort (Hola soberano nocturno, en tus brazos encuentro la vida en cada pequeña muerte)-.Se sentía en un trance, cada que él usaba su talento políglota, y no podía resistirse a corresponder tal gesto ya que tenía una pronunciación sumamente exquisita, si antes le parecía un hombre interesante, nunca imaginó que algo así, hiciera que su ser entero temblara de infinita emoción; de inmediato posó su mano en la mejilla, se sentía fría, fue algo de instinto, era tan irreal estar así con el, que al parecer necesitaba una prueba tangible de que no estaba alucinando, daría lo que fuera para permanecer así.
Sonrió ante el apodo, ¿Soberano nocturno?...su corazón se estremeció siendo honesto consigo mismo no era lo peor que le ha dicho, incluso sonaba algo dulce viniendo de ella, su corazón estalló de sentimientos encontrados, apresó con suavidad esa mano para acariciarla tomando su tiempo, sin inmutarse, roso los bordes de las cicatrices que tenía, no era una dama delicada en lo absoluto y de todas formas su piel era tersa, magullada sí, pero de igual forma suave.
Era de madrugada, sin embargo la luz de la luna ofrecía aún una iluminación decente, observó con detenimiento la imagen presentada ante el, una hermosa cabellera rizada más castaña que la suya algo alborotada se desplegaba en su pecho y parte de la almohada, un rostro sumamente apacible acompañado de sonrisa encantadora yacía a la altura de su hombro mientras un brazo caía rodeando parte de su cintura, pensó por un instante en grabar esa imagen en su mente por la eternidad. Sin embargo, su reloj biológico no lo dejaba tranquilo y pedía a gritos una taza de café; la noche anterior había sido mágica, por su parte ella sabía que no podía permitirse estar con el hombre que amaba con toda su alma sin ponerlo en peligro mortal.
-Luisa necesitamos hablar.-La miró con detenimiento y firmeza, era una mujer intrigante, ella soltaba líneas aleatorias pero al mirarla a los ojos aunque se esforzaba en disimular, expresando cosas hirientes, algo que de tomar literal le ofendería, pero cuando sus iris se cruzaban, la podía leer con claridad, antes de intimar pudo ver como sus hermosos iris castaños se hundían en profunda agonía, se prometió que haría lo posible para que esa expresión no volviera a presentarse. Sintió como se estremeció, más ella se mantuvo firme como roca, quiso retirar su mano de la mejilla, más no la dejo, si no la sujeto para acercar sus labios a sus nudillos, besándolos con suavidad.
Ella no cabía de sorpresa por la forma en que pronunció su nombre hizo que su piel se erizara y su cuerpo se estremeciera, contrayendola, levantando sus vellos, a la vez que un ligero sudor por nervios se manifestó; se regañó mentalmente por como ese simple gesto de acariciar sus nudillos con sus labios provocó una oleada de emociones en su interior.
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Tan Azul Como el Café
FanfictionHola a todos, estoy haciendo mi debut como escritora a esta página con un trabajo personal, yo tengo varios capítulos escritos sobre esta historia, no esperaba escribir tanto pero el ritmo que esta tomando es algo que me encanta. Amo a Seto Kaiba co...