Capítulo XIII

12 0 0
                                    

ひみつにしたいわ (Quiero mantenerlo en secreto)

ないしょにしたいわ (Quiero mantenerlo oculto)

だれにもいわないわ (No se lo diré a nadie)

けっしていわないわ (Nunca lo diré)

しあわせがほしいわ (Quiero ser feliz)

ちいさくってもいいわ( Aunque sea un poco)

Celmisia-Kanon Wakeshima

Se quedaron rodeando un perímetro que los hizo quedar frente a frente, el aire entre ellos estaba cargado de tensión y furia contenida, pese a ello la preciosa espada del aparente ilegítimo brillaba gloriosa bajo la luz del salón

— ¡Voy a terminar esto aquí y ahora mismo!—Sus ojos dejaron clara su determinación que parecía llenar con energía aplastante el lugar, fue ahí como cuál esmeralda su mirada centelleo con un odio palpable, viendo cómo su control sobre la situación se desmoronaba, desenfundó su espada con furia y avanzó hacia la mujer extraña en un estado fúrico absoluto.

—Nunca debiste haber regresado, marioneta inútil, te haré pagar cara tu insolencia y blasfemia —Gruñó Nirek, dando el primer paso hacia ella.

—Y yo personalmente acabaré con su reinado de terror, ya que usted nunca debió asumir el papel de ser el príncipe de esta tierra—Respondió Yailin, su voz firme y clara.

Por su parte la elegante mujer peliblanca alzó su mano para recibir su espada, que fue lanzada por una de las chicas con las que se infiltró a la fiesta, con un movimiento fluido, preparándose para el enfrentamiento; los dos se miraron fijamente, el odio y la determinación era palpable ambas iris brillaron cual llamas en sus ojos, el salón entero contuvo la respiración mientras comenzaba la batalla.

El salón de celebración en un instante se convirtió en un campo de batalla, los gritos de la multitud se mezclaban con el sonido del acero, creando una cacofonía de caos y violencia, el hombre estaba furioso, intentaba aplastar a esa desagradable plebeya con cada golpe, pero ella se mantenía firme, cada movimiento letal era contestado en una danza que fluía y vibraba con el choque del acero hambriento de sangre que no era saciado y reclamaba incesante, haciendo parecer que el tiempo era encapsulado en ese espacio asfixiante.

El presunto noble lanzó más ataques directos al pecho queriendo arrancar de un tirón el corazón de esa despreciable intrusa, su espada cortó el aire con velocidad y precisión, al ver ese giro en su muñeca, la agente esquivó hábilmente, contrarrestando con un golpe rápido cual látigo que con mucho esfuerzo él apenas pudo bloquear. La lucha continuó, ambos rivales intercambiaban golpes y paradas en una clara muestra, haciendo que todas las miradas y atención se las robaran pues era una gala magistral en una danza mortal de acero y destreza.

Cada choque de espadas resonaba en el salón, él era fuerte, tenía años de entrenamiento; no había vuelta atrás, la pelea se convirtió en un espectáculo fascinante y aterrador para los espectadores, que no podían apartar la vista, la mujer peliblanca se movía con una gracia, porte, estilo y una agilidad impresionantes, mientras el hombre que hace poco era el heredero de todo el poder, impulsado por la ira, atacaba con una fuerza como si de un tifón se trataea, pero a medida que la batalla avanzaba, se hacía evidente que la mujer de mirada carmesí tenía la ventaja; sus movimientos eran precisos, calculados, fluían cual ráfaga de viento en pradera fértil mientras que el aunque fuerte no parecía que estuviera acostumbrado a pelear así, su resistencia decaía con el paso del tiempo, al percatarse de que su cansancio era evidente, sintió que el aire le faltaba, pero no estaba dispuesto a perder ante otra persona, menos una mujer, aunque cada vez sus movimientos eran más desesperados y desorganizados, dejando que la incertidumbre de su control se desvalanceara en cada roce de acero que resonaba fuerte cual rayo en tormenta.

Tan Azul Como el CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora