Capitulo 5

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"La lujuria está bien: El sexo es bueno, despeja la cabeza y alegra el corazón"
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Los días pasaron como un parpadeo, tranquilos, monotonos, ya era lunes, el día de la semana que todo el mundo odia.

Se paró a las 5:30am como de costumbre, se baño, se peinó y se puso su uniforme común.

Bajo a la sala, y pudo ver a sus dos primas desayunando como era costumbre. En silencio todos comieron su desayuno, el de ojos blancos se fue primero, sin antes colocar se una mascarilla, pues su cachete izquierdo estaba un poco inflamado aún, pues recibió más cachetadas durante el fin de semana. caminando por las frías Calles de Tokio, empezó a tararear una canción, una lenta pero agradable canción.

Llegó hasta su universidad y entro, apunto su nombre en la lista de asistencia como era costumbre y fue a la cafetería, había llegado demasiado temprano así que ninguno de sus amigos estaba en la instalación, se sentó en una mesa tomando su café y mirando el teléfono.

Unos pasos se escucharon, eran lentos y se dirigían a el, y de inmediato un chica se sentó enfrente de el.

-Olvidaste tu almuerzo- dijo la chica con una sonrisa, mientras le pasaba el contenedor de comida -procure no hacerlo picante, se que no te gusta así- otra sonrisa calida, aquella chica era su prima, y aunque a veces lo agobiaba, encerio la amaba.

-Gracias Hinata-Sama- respondió con una sonrisa, mientras agarraba aquel toper y lo metía a su bolso.

Los minutos pasaban y los dos primos conversaban tranquilamente, sin ninguna preocupación nada de nada.

Pronto las instalaciones se llenaron de alumnos, y sus dos mejores amigos aparecieron en la cafetería, la chica de cabello violeta, al verlos, se levantó de su lugar, le dió una sonrisa a su primo y se dirigió a la búsqueda de sus propios amigos.

El de cejas pobladas y la de cabello castaño, llegaron a su mensa y se sentaron.

-Siempre me preguntó por qué se va cuando nosotros llegamos- dijo el de cejas pobladas mientras miraba a la de cabello violeta irse de la cafetería.

-No le agrandan- dijo el de ojos blancos sin tacto.

Los ojos de sus amigos se abrieron de par en par, si les hicieran una foto sería un buen meme.

-¿¡Que!? ¿¡Porque!?- pregunto la de cabello castaño mirando a su amigo de ojos blancos, hasta que lo noto, la mascarilla en su rostro -... Más bien ¿Porque estás usando mascarilla?- preguntaba la cataña, y su amigo de cejas pobladas también lo veía con curiosidad.

Pero el timbre sonó y el de ojos blancos voló a sus clases, no quería darles información a sus amigos, sabía que no era buena idea.

Por la tercera hora de clases, sintió un dolor punzante en su mejilla, así que salió de la clase y se dirigió al baño, sabía que era un buen momento, pues usualmente entre la tercera y cuarta hora, nadie iba a los baños.

Se quitó el cubrebocas y vio la inchazon de su mejilla, se echo un poco de agua en el rostro y empezó a buscar en sus bolsillos un medicamento para el dolor.

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Cierto moreno se estaba quedando dormido en su clase de "sociales" así que decidió ir al baño a echarse un poco de agua en el rostro, llegó al baño y se adentro a éste, pudo darse cuenta de que había alguien más allí echándose agua en el rostro ¿Coicidencia?" Se preguntó el mismo.

Pero cuando vio quien era sus ojos se abrieron y se abrieron más cuando noto lo roja que estaba su mejilla. De inmediato se acercó a el, quería preguntar qué le había pasado.

No esque fueran los más cercanos, pero el tenía la necesidad de preguntarle después de lo que pasó el viernes, además el era amigo de Naruto y el de ojos blancos también y como todos dicen "los amigos de Naruto son amigos también" prácticamente toda la universidad se conocía gracias a el.

Pero cuando estaba apunto de hablarle el de ojos blancos lo miro en el reflejo del espejo.

-No preguntes- le dijo firme, su mirada era apagada no tenía aquel brillo que el había visto días antes.

-Pero... No puedo simplemente ignorar la marca en tu mejilla- le dijo cortante el azabache, mantenía su mirada fija en el.

El de ojos blancos lo voltio a ver con cierta molestia -Deberias- dijo desviando la mirada.

El le miró con cansancio mientras suspiraba, saco una pomada de sus pantalones y se dirigió hacía el de ojos blancos.

-Entreno Taijutsu, así que marcas como esa son comunes... ¿Te puedes sentar en el lavabo para que te la aplique?- le pregunto enseñado el envase, el contrario le miró con curiosidad y soltó un simple "si".

Con un poco de dificultad se subió en la barra de los lava manos y el azabache se coloco entre sus piernas para aplicarle aquella pomada.

-¿Quien te lo hizo? ¿Tú tío? Pregunto, tratando de sacar información, por más raro que pareciera, le interesaba el bienestar del de ojos blancos.

El Hyuga no dijo nada se mantenía callado, no tenía la valentía de hablar sobre el maltrato que sufría en su casa.

El moreno volvió a suspirar, le angustiaba no recibir alguna respuesta del contrario.

-Bueno, no te puedo obligar a hablar- termino de colocar la pomada, tomo la mano del de ojos blancos y le entrego aquel envase -Cuando caiga la noche vuelvelo a aplicar, y al día siguiente ya no abra marca, úsalo cuando sea necesario- le miró una última vez al rostro y noto que las mejillas del contrario se pintaron de un carmín suave.

El azabache sonrió y le dió un beso en la frente, salió de los baños sin tomarle mucha atención al gestó que terminó haciendo, pues su madre hacia lo mismo cuando el era pequeño y se lastimaba, fue algo que le nació hacer con el de ojos blancos.

Se dirigió a su salón y siguió con su aburrida clase.

Lujuria /Shikaneji/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora