Capítulo 3

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Tn;

Ya habían pasado tres semanas desde que llegué a mi país, me encontraba acostada en mi cama, bocabajo, llorando.

Preguntándome como estará bill, si el también se sentía así, si el también me echaba de menos, como yo a el, si también me pensaba constantemente, si también me seguiría amando como yo lo amaba a el. Eran preguntas que a cada momento pasaban por mi cabeza, sobrepensaba todo últimamente, en si bill estaría molesto conmigo, en si bill de verdad me amo, en si bill pensaba en mi como yo a el, o si ha tratado de comunicarse conmigo.

Estaba aislada de todos, no quería salir más de mi habitación, aunque luisa era la que venía y me daba de comer, la que me ayudaba a ordenar mi habitación, la que me daba ánimos para seguir adelante. Pero no podía, simplemente no podía, era un doloroso sentimiento, algo que constantemente me dolía, que constantemente me dañaba, me sentía bastante mal, nunca quise separarme de bill, nunca quise que esto pasara, solo esperaba que bill no pensara que yo quise dejarlo, que yo no lo ame de verdad.

No quería seguir estando así, sentía un vacío enorme, una tristeza, un dolor, que me destrozaba lentamente por dentro.

De repente unas náuseas y mareo, hicieron que me levantara de la cama, y me dirigiera al baño que tenía en mi habitación. Me arrodille frente al inodoro, y comencé a vomitar, sentia unos ascos horribles, lo único que vomitaba era agua, y poca comida que había almorzado esta mañana, no me alimentaba bien, por que cuando luisa me cocinaba algo, lo tiraba a la basura, y decía que había teminado de comer, pero todo era mentira, solo para que luisa no se preocupara.

Cuando terminé de vomitar, me levanté, y baje la palanca del inodoro, había sido una sensación distinta, una sensación de mareos, donde me daba vuelta todo, se sentía bastante mal.

Tome una servilleta, y entonces salí del baño.

-tn, ¿estas bien?- me pregunto luisa preocupada -te escuché vomitar-

-yo creo que me hizo daño el almuerzo de esta mañana-

Camine de nuevo a la cama, y me enrede en las sábanas.

-bueno, pero, si sigues así, será mejor llamar a un doctor-

-no se preocupe luisa- tate de no darle importancia -ya se me pasará-

-y si no es así, tendremos que hacerte un chequeo- me miro un poco más tranquila

Luisa bajo a prepararme un té, para calmar las náuseas, mientras que yo cerraba los ojos, y intentaba contener otra vez mis ganas de vomitar.

No sirvió de nada, de nuevo esa sensación me invadió, haciendo que me levantara y me incara frente al inodoro, vomite casi toda mi existencia, hasta quedarme sin fuerzas, salí del baño, y trate de caminar hasta la cama, pero no pude, por que caí al suelo, empezando a ver borroso.

En eso veo entrar a luisa, sosteniendo una taza de té, y al verme, dejándola sobre una mesita, sin pensarlo tanto, se acercó a mi, y me levantó, como pudo, me llevó hasta mi cama, me acostó y empezó a darme aire con un abanico que se encontraba cerca, me decía cosas que no lograba escuchar bien lo que me decía, estaba desmayandome, y así fue, por que cerré mis ojos, hasta quedar inconsciente.

Desperté con un dolor de cabeza insoportable, y con las mismas náuseas.

Por lo que me levanté y me dirigí al baño, por tercera vez vomite solo agua, no tenía nada en mi estómago aún, ya ni la comida del almuerzo quedaba. Baje la palanca, me limpié con una servilleta, me lavé las manos y me miré al espejo, tenía unas ojeras tan grandes, y el rostro pálido.

Salí del baño, y tome de la mesita el té frío que me había preparado luisa, para después empezar a beberlo, no me gustaba para nada sentir esas horribles náuseas, era una sensación tan mala, una sensación que me provocaba tanto asco. Odiaba vomitar, por que hasta por las narices salía el vomito, odiaba regresar la comida por la boca, y después acabar sin fuerzas.

Rette mich (bill kaulitz) segundo libro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora