Capítulo 5

1K 111 168
                                    

Tn;

Abri los ojos, despertando en una habitación desconocida, no sabía dónde me encontraba, cuando voltee a mi izquierda, luisa estaba acostada en un sofá, dormida. Al darme cuenta, era una habitación de un hospital en donde descansaba, no recordaba tanto que había pasado, solo mis llantos y la ansiedad que sentía en ese momento, la desesperación, mis gritos y a luisa que me sostenía.

De pronto un dolor en mi vientre hizo que soltara un quejido.
Eso bastó para recordar lo que me había sucedido, estaba desangrandome, a causa de un dolor insoportable.

¿Que me pasó? ¿por qué me sentia rara? ¿y mi bebé?

Luisa entonces despertó, al escuchar como empecé a llorar, se levantó y se acercó rápidamente a mi, me tomo de las manos y comenzó a secar mis lágrimas con un pañuelo que había cerca de una mesita.

-luisa, ¿qué me sucedió?- pregunte entre lágrimas

-tuviste un aborto espontáneo, por lo que te realizaron un legrado- dijo sirviendo agua de una jarra a un vaso

-¿perdí a mi bebé?- pregunte llorando aún más

-si, tranquila- me entrego el vaso de agua

Todo me daba vueltas, me dolía la cabeza, tenía un dolor insoportable en el vientre, asco, y unas inmensas ganas de llorar, por lo que decidí cerrar mis ojos y tratar de descansar.

Mi mamá, mi papá y mi abuela sabían de mi aborto, ellos habían pagado el hospital, y para que me hicieran el legrado, ya me imaginaba sus rostros de decepción, de frustración, de enojo, y de odio, solo de imaginarse que su pequeña ya no era virgen, que su tn había tenido un aborto, y que más de una vez había tenido relaciones con bill.

No me importaba lo que fueran a pensar de mi, nunca estarían orgullosos de lo que hiciera, por más esfuerzos que yo hiciera para agradarlos, por más que tratara no podría, pues odiaba estar bajo sus estúpidas reglas, bajo sus malditas normas, eran unas personas bastante estrictas, bastante molestas, bastante estúpidas, que mentían ante otros mostrando otra cara, fingiendo ser felices, fingiendo tener una familia perfecta, fingiendo la vida que no tenían.

Malditos enfermos mentales, me tenían bajo su control.

Desperté al escuchar unas voces en la habitación, era mi madre junto a mi abuela.

-ya despertó tn- dijo mi abuela levantándose de su lugar

Las dos se acercaron hasta mi, viéndome con seriedad.

-eres una cualquiera, ¿cómo te pudiste acostar con ese bastardo?‐ dijo mi madre queriendo lanzarse a golpearme

-hortencia, tranquila- mi abuela la tomo del brazo

-es que solo mírala, es un asco de hija- me miro con odio

En eso entra luisa, escuchando cómo mi madre me gritaba.

-no le hable así, le prohibo que le grite de esa manera a tn- se acerco a mi y me abrazo de manera protectora

-quitate luisa, ella es mi hija, y yo la trato como quiero- dijo mi madre

-no señora, pues con tn nadie se mete, ni siquiera usted-

Mi madre salió de la habitación demasiado enojada, estaba tan molesta que se escuchó como cerro la puerta con brusquedad, mi abuela al ver como luisa me defendió, también salió de la habitación con una seriedad total en su rostro, lanzandonos una mirada de odio.

Cuando estábamos solas me pregunto si me habían hecho daño, o dicho algo más, yo negué, sabiendo que tan solo las palabras dolían más que un golpe.

Rette mich (bill kaulitz) segundo libro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora