Capítulo 20

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Capítulo 20
Una semana después...
Narra Karim:
Zelene y yo nos encontrábamos en Ámsterdam, en casa de unos amigos de mi padre, ellos se fueron de viaje.  Así que aceptaron prestárnosla.
Había salido de bañarme, me sentía muy cansado y extrañaba a Amira.

Ella se quedó en casa con Laura.
Quería dormir temprano ya que mañana sería un día agitado.
Me estaba cambiando cuando se abrió la puerta, dejando ver a Zelene.
Siempre que la veía mi corazón se aceleraba.

Ella me miró con un brillo extraño en los ojos, entró a la habitación y cerró la puerta detrás de si.
Luego se dirigió al baño en silencio.

Narra Zelene:
Estaba en el baño, enfrente del espejo. Pensando en lo que vi y lo que sentí al verlo.
Tenía miedo de los sentimientos que empezaban a florecer dentro de mi.
Esto no podía ocurrir de nuevo ¿En qué momento comencé a confiar en Karim? En múltiples ocasiones me sorprendí sintiéndome segura a su lado.

-Karim.
Lo llamé, pero no respondió.
Así que salí del baño y lo encontré sentado utilizando su celular.
Tenía una sensación extraña en mi cuerpo. Anhelaba su cercanía.

Me senté a esperar, pero como el tiempo parecía ser eterno tuve que pellizcarlo.
-Llevo una hora llamándote y otra hora aquí esperándote.
Dije exasperada.
-¡Lo siento! No me di cuenta.
Karim apagó su celular y se acomodó para dormir.
Esto sí que era un rechazo.
-Karim.
Lo llamé.
Él se dio vuelta y me miró curioso.
Así que me acerqué y lo besé.

Creo que al principio se sorprendió, pero no se alejó.
Karim me acarició el rostro mientras me miraba con intensidad.
Era muy gracioso que antes él intentaba llamar mi atención y ahora yo era la que trataba de llamar su atención.
Todo era tan confuso.

Karim jugaba con mi cabello, hasta que por fin decidí intentar algo más.
Intente buscar el botón de su pantalón, pero no lo encontré; esto era vergonzoso.
-¿Qué haces?.
Preguntó Karim en tono serio.
-Nada, estoy contando estrellas ¿No es obvio?.
Karim empezó a reírse y yo quería abofetearlo.

-¡Zelene, eres muy graciosa!.
Exclamó entre risas.
Tenia deseos de llorar. Empecé a jalar su pantalón y descubrí que era de goma y ni siquiera tenía botón.
Pero me llevé una gran decepción,
Karim no me dejó tocarlo.
Agarró mi mano y me empujó suavemente.

Narra Karim:
Jamás creí que vería el momento en el que Zelene tuviese algún interés en mi y después de lo que le pasó hasta lo dudaba.
Pero hoy descubrí que estaba equivocado.  Ella estaba sobre mi buscando el botón de mi pantalón.

Estaba tratando de aguantarme la risa. Al principio pensé que yo había mal interpretado su intención, pero después de ver su mirada cuando la detuve.
Era una mezcla entre decepción y tristeza.
Ella rápidamente se alejó de mí y se acostó en el otro lado de la cama.

-¡No puedo creer que todavía sientes asco hacia mí!.
Ella empezó a llorar y yo no supe que hacer.
Mi rechazo no fue por eso.
-¡Zelene, por favor no digas eso! No siento nada de eso por ti.
Dije intentando abrazarla.
-¡Eres un mentiroso! Solo tienes que decírmelo, siempre voy a llevar este cargo en mi conciencia.
No podía aguantarlo más, tenia que decírselo.
-¡Estoy empezando a sentir algo más que cariño por ti. Mi rechazo no fue por eso, quiero que estés totalmente segura de lo que sientes.
Dije antes de besarla.

***
Esta madrugada salimos de emergencia de vuelta a Grecia.
No pudimos ir a la evaluación psicológica de Zelene, ni saber cómo estaba marchando todo el proceso legal.

A eso de las cuatro de la mañana nos llamaron para decirnos que mi madre tuvo un accidente, me sentí destrozado por la noticia.
Así que tuvimos que regresar.
-No te preocupes,  todo va a estar bien.
Nos encontrábamos en el hospital, esperando a que algún doctor nos proporcionara información.
-¡Chicos qué bueno que vinieron!.
Mi padre acababa de llegar.
-Familiares de la señora Demetrius.
Todos nos pusimos de pie enfrente de la doctora.
-Por suerte la señora no sufrió daños graves, solamente recibió un golpe en un ojo y se fracturó el brazo izquierdo.
Suspiré aliviado.

-¿Podemos pasar a verla?.
La doctora dijo que sí, así que todos entramos a la habitación.
-Lamento mucho haber interrumpido su viaje, chicos.
Dijo mi madre con voz cansada.
-Está bien madre, no hay problema sólo queremos saber ¿cómo te sientes?.
La atención de mi madre se dirigió a mi padre.

-¡Tú, lárgate de aquí! No quiero verte.
Mi madre se veía tan enojada que hasta a mí me dio miedo.
Luego de ese incómodo momento ella nos pidió quedarse en nuestra casa, para recuperarse y obviamente le dijimos que sí.

Al día siguiente volvimos al hospital para firmar los papeles del alta de mi madre.
Luego Zelene y yo nos dirigimos a su habitación.
Estábamos a punto de entrar pero nos detuvimos al escuchar una fuerte discusión.

-¡Por favor! Acepta que esto es una estupidez y vuelve a casa ¿Quieres?.
Reconocí la voz de mi padre.

-No, no quiero volver a casa ni ahora, ni mañana, ni nunca.
-Salma ¡Por favor! Tenemos que hablar con calma y arreglar las cosas, yo te quiero.
Rogó mi padre.
-Eso debiste de pensar antes de engañarme y esta no es la primera vez.
Gritó mi madre. En ese momento sentí que todo a mi alrededor colapsaba.
¿Toda mi vida era una mentira?.

Narra Salma:
Describir cómo me sentía era difícil en este momento, Damián me había hecho sufrir mucho con sus engaños.
La primera vez que me enteré, fue en mi primer embarazo. Me sentí horrible y muy humillada.
Por eso no podíamos vivir en un lugar fijo a largo plazo, porque Damián siempre encontraba con quien engañarme; Después de que nació Khadija, él me prometió que no lo volvería a hacer y lo perdoné.

Hace un tiempo lo había notado muy extraño, ya no quería salir conmigo, siempre tenía cosas que hacer y era más distante.
Apagaba el teléfono y luego se ponía a la defensiva.

Al principio pensé que estaba siendo un poco paranoica, pero  que equivocada estaba. Aprendí que siempre debía confiar en ese sexto sentido que te dice que algo anda mal.

Me había ido a visitar a mi mejor amiga en Greta, pero decidí regresar un día antes.
No me sentía muy bien, quería estar en mi casa con mi esposo, algo de cariño y atención.
Lo que no me esperaba era encontrar a Damián con otra mujer en mi cama.

Me sentí tan avergonzada, furiosa y humillada.
Él intentó explicarme que no era lo que yo creía, pero ya todo estaba más que claro; yo no era suficiente.
Lo peor fue la mirada de lástima de esa chica, no lo aguanté y salí corriendo con Damián persiguiéndome en ropa interior.
Me subí en mi auto lo más rápido que pude; Ahí fue cuando me permití llorar.
Había guardado tanto por tantos años que al empezar no pude parar y mis nervios me traicionaron, perdí el control del auto y me estrellé Contra un árbol.
Decidí quedarme en la casa de Karim y después de recuperarme regresaré a Paquistán. El lugar de donde nunca debí haber salido.
Lo peor de todo fue que mi hijo escuchó la discusión que tuve con Damián y por mi culpa ellos dos tuvieron una acalorada discusión.
¡Felicidades, Salma! Lo único qué haces es traer desgracias y provocar sufrimiento, te mereces todo lo malo que te pasa.
Intentaba no escuchar esos pensamientos, pero era muy difícil ignorarlos.

Narra Karim:
Cuando escuché la discusión de mis padres no pensé que me enteraría de algo tan horrible como la traición de mi padre hacía mi madre.
Zelene me había apoyado incondicionalmente en este momento tan doloroso, ella me abrazó en silencio y me escuchó cuando quería desahogarme.
Fue muy paciente y comprensiva. Ahí fue donde pude confirmar todo, comenzaba a enamorarme de Zelene.
Pero a diferencia de mi padre yo nunca me atrevería a traicionarla o hacer algo que la lastimara.
Haría todo lo posible para ganarme su corazón y sobretodo su confianza.
Ni siquiera cuando supe que este matrimonio sería por conveniencia pensé en estar con alguien más.

***
Mi madre al fin estaba en casa con nosotros.
Se sentía muy cansada, por lo que se fue a su habitación.

Por suerte mis hermanos estaban en Paquistán con una prima y no se habían enterado de nada.
Yo me encontraba en la habitación, sentado en el suelo jugando con Amira.
-¡Ustedes dos me dan ternura!.
Exclamó Zelene entrando.

-¡Y tú me sorprendes querida! No creas que me he olvidado de la respuesta que le diste a mi hermana.
Respondí pícaro.
-Yo tampoco me he olvidado, así que te sugiero que arreglemos esto lo antes posible.
Retrucó, dejándome aun más sorprendido.
-¿Qué clase de propuesta me está haciendo usted señorita?.
La provoqué.
-La propuesta de que necesito ir a un psicólogo, tonto.
-No te preocupes, te pagaré el mejor psicólogo y te acompañaré, si quieres.

Obligada A Amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora