Capitulo12

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Capítulo 12
Narra Karim:
Melina y sus insinuaciones ya me tenían harto, me preparé mentalmente para entrar a mi habitación porque ahora tendría que ver a Zelene todo el tiempo.
Zelene estaba sentada en el suelo con las manos en su rostro, al parecer estaba llorando así que me acerqué para ver cómo podía ayudar.
Rápidamente ella negó con la cabeza cuando traté de acercarme.
-¡No por favor! Tú también no... No me toques, ¡aléjate!...
Me alejé porque ella había empezado a temblar.

-¡No te haré daño, tranquila! Soy Karim, mírame por favor...
Zelene me miró dubitativa.
Me fui acercando poco a poco para no asustarla y luego la abracé.
En ese momento Melina abrió la puerta y su mirada de enojo no la cambiaría por nada.
Ella se acercó rápidamente y agarró con fuerza el cabello de Zelene hasta que la solté y ella se puso de pie.

-¿No te das cuenta del asco que Karim siente por ti?.
¡Bueno! Reconozco que en una ocasión le conté eso a Melina, pero no era para que se lo echara en cara a su hermana, ¿no se daba cuenta de que Zelene no se encontraba bien?.
Zelene nos miró y cuando pensé que haría algo al respecto, ella caminó a la puerta pero antes de salir se dio la vuelta y habló.

-Discúlpenme si les estoy estorbando, no quise causar nada de lo que dijo Melina, pueden hacer lo que quieran, yo no soy nadie.
Después de eso, ella abrió la puerta y salió corriendo.
Me puse de pie para intentar alcanzarla pero Melina me tomó del brazo con fuerza, me alejé de ella tan rápido como pude.
-¡Escucha mocosa! Si no nos dejas en paz a Zelene y a mí, te prometo que te arrepentirás ¿Quedó claro?.
Hablé con tono amenazante.
-¡Me encanta que me griten! A mí puedes tratarme como quieras, a diferencia de mi hermana, yo no le tengo miedo a los hombres.

***
Llegué del trabajo y en la puerta me encontré con Melina, creí que había sido claro con ella.
Intenté seguir mi camino, pero ella me lo impidió. ¡Dios todo poderoso, te suplico paciencia!.
Melina empezó a hablar mientras yo pensaba en cómo escaparme.

Encontré la excusa perfecta cuando escuché un grito y supuse que era Masami, así que salí corriendo dejando atrás a Melina.

Al llegar al baño me encontré con un desastre: Zelene se encontraba en el suelo, inconsciente, cubierta de sangre y  su cabello cortado a un lado de su cuerpo.
Me sentía culpable porque el doctor dijo que debía estar con ella, no dejarla sola,  brindarle seguridad y mucho amor, pero he hecho todo lo contrario.
Me fui de viaje el mismo día en que ella regresó y desde que llegué no he hecho más que ignorarla. Y la presencia de su hermana lo empeoró todo.
Masami corrió a llamar a una ambulancia mientras Melina nos observaba con burla y su madre lloraba desconsolada.

***
Nos encontrábamos en el hospital y la doctora que la atendió nos dijo que le colocaron un suero porque estaba deshidratada, que ya limpiaron y cosieron sus heridas o por lo menos las físicas.
Antes de entrar a la habitación decidí hablar con la señora Lauper y explicarle lo ocurrido con Melina.
Conversamos y ella me prometió que cuando Zelene despertara y estuviese estable ellas regresarían a Canadá.

Al entrar a la habitación, mi corazón se aceleró y corrí a darle un abrazo.
Ella permaneció dormida, así que coloque una silla enfrente de la cama para cuidarla.

-Ella tuvo mucha suerte de que ustedes la trajeran a tiempo...
Di un brinco cuando escuché a la enfermera detrás de mí.
-Sí, eso creo, pero si ella despierta, prometo que la apoyaré y dejaré de rechazarla.
-¡Eso espero! Porque si no, el daño emocional puede ser mayor, Zelene ha demostrado que tiene depresión y podría recaer.
Luego de que la enfermera la revisara salió de la habitación dejándome con mis pensamientos.
Observe a Zelene por un rato,  se veía tan frágil.

Hace 5 minutos terminé de hablar por teléfono con Asan y su esposa para saber cómo estaba Zelene. También me contaron que hace pocos días nació la pequeña Debra.
¡Zelene se alegrará de saberlo.
Decido entrar a la habitación, pero antes de abrir la puerta, una enfermera me detuvo porque Zelene estaba histérica.

Luego de unos minutos veo cómo la sacan en una camilla y se la llevan por un pasillo.
Me preocupo cuando veo que tiene puesta una máscara de oxígeno, así que salgo corriendo detrás de ella y los médicos...
-No puede entrar señor Demetrius, por favor vaya a la sala de espera.
Mientras esperaba recibí una llamada de mi prima Laura.
Para preguntarme si podía quedarse un tiempo en mi casa. Acepte, ya que ella sería una buena compañía para Zelene.

Llevaba una hora caminando de un lado al otro y nadie me decía nada.
Además, la estúpida de Melina no dejaba de perseguirme.
Una hora más tarde. El médico me informó que ya podía entrar a verla.
La enfermera intentaba colocarle un tranquilizante, así que la doctora comenzó a hablar con Zelene para distraerla.
Pero con cada respuesta que salía de su boca me sentía peor.

-¡Eres muy linda! ¿Lo sabías, Zelene?.
Ella negó con la cabeza.
-Si eso fuera verdad, mi esposo no se interesaría en mi hermana Melina.
La doctora me miró sorprendida e intentó de nuevo.
-Pero tu esposo está aquí, ¡Eso significa que le importas!.
-No, no le importo. Eso significa que quiere aparentar ante la sociedad que se preocupa por ni.
-Pero no digas eso. Si eso fuera verdad, él no se hubiese casado contigo y eso significa que te ama.
Pude ver cómo la furia invadía a Zelene y supe que esto no terminaría bien.

-¡Mentira!...
Zelene gritó tan fuerte que la doctora saltara en su lugar.
-Solamente estamos casados porque esto es un matrimonio arreglado. ¡Aquí no hay amor! ¡Aquí no hay nada, Karim no me ama!.
-Pero...
Zelene no la dejó termino de hablar cuando se lanzó sobre ella y le dio una bofetada, haciendo que la doctora se cayera de espaldas.
La enfermera que estaba detrás de Zelene se alejó asustada. Zelene se sentó en la cama, se sacó el suero y todo lo que estuviese conectado a su cuerpo.
-Ahora todos lárguense de mi habitación.
-Zelene, necesitas calmarte. Ese medicamento es por tu bien.
Dije acercándome.
-¡Tu te callas!. Y deja de hacerte el idiota, a ti no te importa cómo me siento.
Después de eso, ella se puso de pie y me lanzó el suero a la cara dejándome un ojo morado.

Obligada A Amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora