Capítulo 01

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-Cuando estés listo. -La mujer me miraba expectante.

Solté un suspiro y ella se cruzó de brazos.

-No tengo nada que decir.

-Tengo todo el día, pero será más fácil y rápido si cooperas.

Dejé vagar mi vista por el lugar hasta posarla finalmente en una pequeña figurita con forma de estrella que adornaba su estante de libros.

-Tu madre me dijo que te gusta la música. -Volví a mirarla sin decir palabra, al ver que no tenía interés en contestar, continuó con su monólogo -Según tu información tienes un hermano, ¿Como te llevas con él?. -Me encogí de hombros.

-No lo he visto en años.

-¿Por qué?

-Vive en Francia con mi padre.

-¿No has pensado en viajar a verlos? -Reí levemente.

-No soy amigo de los aviones.

-Hay otras formas de viajar.

-Realmente no estoy interesado en verlos.

-Deberías cambiar eso, son tu familia.

-Perdón pero, ¿Te crees con el derecho de decirme que hacer? -Me estaba comenzando a irritar.

Ella carraspeó y cambió el tema con la intención de evitar un problema. Muy inteligente.

-Supe que acabas de cumplir veinte, ¿Cómo celebraste?

-No celebro mis cumpleaños.

-Ya veo. -Anotó algo. -¿Tienes novia? -Fruncí el ceño confundido, ¿que tenía de relevante eso? -¿Novio?

-No soy gay. -Solté con seguridad y me levanté del asiento. -No quiero ser irrespetuoso pero ya me voy. -Tomé mi chaqueta y me dirigí a la salida.

-Espera, la sesión aún no termina. -Se apresuró a decir.

-Terminó para mi. -Cerré la puerta a mis espaldas. No entendía como podía haber gente que venía a estos lugares a voluntad propia.

-¿Ya terminó?. -Mi madre se acercó rápidamente a mi. -Eso fue rápido. -Sonrió. -Supongo que es una psicóloga muy buena después de todo.

Llevé mis manos hasta mis bolsillos y comencé a caminar hacia el auto.

-¿Cuándo tienes que volver? -Subí al asiento del piloto y ella no tardó en subir al asiento a mi lado.

-No entiendo por qué me insististe para que viniera. -Simone llevaba un tiempo comportándose raro, sabía que algo estaba desestabilizando ese semblante tranquilo que la caracterizaba y no solo podía tratarse de mi desinterés y falta de empatía por casi todo lo que se movía, ella estaba acostumbrada a eso.

-Supongo que todos necesitamos ir a terapia de vez en cuando, es como mantenimiento para el alma. -Solté una risita incrédula.

-No estoy loco, además, se que puede preocuparte un poco el tema pero no..

-Yo no dije que estuvieras loco. -Me interrumpió.

-Tampoco soy gay. -Me puse el cinturón. -Y si lo fuera claramente no tendría que venir a un puto psicólogo.

Encendí el auto y comencé a conducir, gracias a esta pérdida de tiempo iba tarde al trabajo.

-Solo estoy preocupada, no quiero que sigas teniendo problemas por tus actitudes, además... -Divagó. -Nunca te he visto interesado por nadie, románticamente hablando.

-Claro que sí, ¿no recuerdas a Heidi?

-Ambos sabemos que nunca sentiste nada por esa chica. -reí levemente, mi madre era muy astuta, nunca se le escapaba nada.

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