dos

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—No debiste molestarte en traerme—su cercanía aún me incomoda.

Como no iba hacerlo si lo vi desnudo, desde que paso me pregunte si el recordaba algo, o que nos llevó hacerlo, el tiene una buena relación con mi hermana a lo que yo veo cuando vienen a visitarnos.

Pero desde que di a luz a Héctor sus visitas son constantes, Alfonso trate de ver a mi hijo y yo no dejo que lo cargue mucho menos mi hermana, cuando empieza a soltar la lengua con indirectas de los hijos que tendrán muy pronto.

Puedo notar la cara incomoda de Alfonso y me sigo preguntando como es que cambiamos en estos años.

—Es una pena ¿No lo crees? —me pregunta antes de bajarme del auto.

— ¿Qué?

—Nosotros—inquiere con un tono tranquilo—Nos llevamos bien, y éramos muy cercanos.

—Espero no escuchar bien, ¿Nosotros? Enserio lo preguntas, porque me dices esto ahora—salgo del auto molesta.

Después de todo, creí que él y yo...No quiero ya pensar en eso, y aun cuando tengo un hijo de él, un hijo que no quiero revelar que es suyo, lo que menos quiero es causar una rotura en la familia.

Entro a la tienda y tomo las cosas que necesito de Héctor, camino hasta la casa y espero el total, que apenas me alcanza saco lo poco que tengo del bolsillo del pantalón.

—Yo pago—me dice Alfonso detrás de mí.

—Noes necesario. —le dijo de mal humor.

—vamos Andrómeda que tiene de malo que lo pague además es mi sobrino—siento un pinchazo en mi estómago. —Creo que...

—no es tu sobrino solo eres el esposo e mi hermana—le hago saber.

—Bueno eso me convierte ¿No? —me doy la vuelta y hay fila para pagar no quiero entrar en una disputa.

—Para mí no lo eres, no eres nada Alfonso—le doy la espalda y dejo el dinero a la cajera saliendo de ahí a prisa.

No somos nada eso debería saberlo y eso no me importo meses atrás, la rabia y el coraje que me provoco mi hermana me hizo tomar decisiones equivocas, y mi hijo no quiero que sea un error, pero su madre estaba completamente borracha y estúpida.

La mano de Alfonso me hace darme la vuelta y estamparme contra su auto. Su mirada esa mirada necesito dejar de verla.

—Andrómeda ¿Qué pasa contigo? Porque me odias todavía—su cercanía lo hace más complicado.

—No deberías preguntarlo, cuando fuiste tú quien arruino todo Alfonso, yo...ni siquiera puedo decirlo.

—Lo sé, y no sabes cómo me arrepiento de eso.

— ¿Arrepentirte? Te estabas cogiendo a mi hermana en el auto, por el amor de dios Alfonso me habías dicho que te gustaba ya que tal vez deberíamos intentar algo, y cuando debia darte mi respuesta que haces, subirle el puto vestido a Venus y cogerla como animal en el auto.

—Andrómeda yo...

—nada, tomaste una decisión y yo me aleje ahora podemos dejar eso.

—Nunca quise que las cosas cambiaran Andrómeda, lo siento mucho además...

—Me quiero ir, no tardara en despertar Héctor, debo alimentarlo—debo ser dura con él y buscar la manera de irme.

Alejarme de todo, solo llevarme a mi hijo donde solo seamos los dos nada más, es egoísta pero que futuro puedo tener diciendo la verdad, el escogió casare con ella, fue su sección nada más.

Mentiras de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora