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Apretó los labios intentando no reírse del resto.
Todos menos el señor Weasley, Amos, Cedric y ella, habían caído de golpe al suelo una vez el transportador se detuvo. Tuvo muchas ganas de reírse pero no lo hizo, ya que estaba bastante segura que si no fuera por la mano de su mejor amigo que sujetaba la suya, ella también estaría tirada, probablemente con un mareo que no pasaría en un buen rato.
Miró al chico a su lado, sonriéndole agradecida por haberla sostenido. Apretó un segundo su mano antes de soltarla y correr hacia Harry que tocaba su cabeza adolorido; en sus ojos todo daba vueltas, así que al verla frente a él le tomó unos intentos tomar la mano que le ofrecía.
— No sabía que una bota podía hacer eso. — el de lentes murmuró sacándole una sonrisa.
— Bienvenido al mundo mágico Harry. — Palmeó su cabeza un par de veces, recibiendo un manotazo por parte del menor mientras reían.
— ¡Vamos chicos! ¡Hemos llegado!
Se acercaron ante el grito de Amos, subiendo una pequeña colina y deteniéndose para observar lo que tenían frente.
El mundial de quidditch.
Ni si quiera podía saber cuantas carpas acampaban alrededor porque eran demasiadas para contar. Magos de todos países con distintos idiomas y culturas por todos lados; aunque le gustaba la tranquilidad, el fuerte ruido que generaba la masa no hacía más que emocionarla y ponerle los pelos de punta.
Tomó el brazo de Cedric apretujándolo mientras lo sacudía de un lado a otro, su entusiasmo ganándole por un momento. — ¡Busquemos a Emily! ¡Ya debe de haber llegado!
— Cierto, pero creo que primero deberíamos acomodarnos. — El muchacho aconsejo, sonriendo ante la emoción de su mejor amiga; sus marrones ojos se iluminaban por la ilusión de poder reencontrarse con la Ravenclaw.
