¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Observaba sus manos, apenas parpadeando.
Fred Weasley acaricio su espalda con suavidad y compartió una mirada con su hermano gemelo, ambos preocupados. La hufflepuff no había dicho una sola palabra desde que se sentaron, quedándose completamente inmóvil y con la mirada baja en todo momento.
La voz de dumbledore resonaba por el gran comedor, las negras banderas se balanceaban dándole un aspecto lúgubre al lugar. Más Beth apenas lograba oír las palabras de su director, demasiado disociada como para hacerlo. Sus pensamientos la consumían.
¿Como es que todo había cambiado en tan solo unos minutos?
Recordaba esa imagen demasiado bien, tanto que no paraba de repetirla una y otra vez en su cabeza, como si estuviera hechizada y obligada a recordarlo por siempre.
" — Esa francesa nunca tuvo oportunidad contra Hogwarts. — Emily negó con superioridad viendo a Fleur delacour, la cual luego de generar el hechizo de rendición, había vuelto al campo de quidditch. Beth rodó los ojos graciosa.
— La prueba debe estar difícil. — fue lo único que comentó, sintiéndose apenada por la rubia.
Siguieron observando a la campeona la cual desconsoladamente, lloraba junto a su directora y hermana. Debió de haber sido difícil para ella, pensó. Ni si quiera se imaginaba que existía dentro del laberinto, solo estaba segura que era escalofriante.
Pasaron minutos antes de que otro campeón lanzara el hechizo, esta vez fue Krum quien apareció en la arena. Ella y Emily se miraron sonrientes, eso solo significaba que Hogwarts ganaría, no importaba cual de los campeones fuera, Hogwarts había ganado la gloria eterna.
— Hola. — Los bellos de su nuca se erizaron, sobresaltada ante aquel susurro. Tanto ella como Emily se voltearon, cierto pelirrojo la observaba una grada sobre ellas. El simple pensamiento de que ya no era solo un amigo, si no que su novio, le causó una sonrisa.
