Día 3. Propuesta de Matrimonio

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En todas las vidas

Día 3.Propuesta de Matrimonio.

No… no… no.

¿Como demonios fue que las cosas escalaron hasta este punto?

Hace un tiempo no soportaba a Guille, hace unos meses… ¿Meses? Bueno no sabía si eran meses o años pero en ese entonces había aceptado una salida con Guille en su primera cita.

Y ahora…

Estaba en una de las gradas de el Estadio Azteca viendo un partido del América contra Chivas, un clásico qué ya conocía gracias a que Guille era fan número 1 del equipo.

Ese día era su primer aniversario y todo el último mes Guille se la había pasado nervioso, siempre cuidando de que Leo no descubriera lo que sea que estuviera planeando para ese aniversario.

En el que cumplían un año de novios.

¡Un año!

¿Ya pasó un año?

Hasta ahí todo estaba bien, él tampoco tenía planeado nada muy ostentoso, había conseguido entradas para ese partido qué quería ver en uno de los mejores lugares del estadio para el clásico y saliendo de ahí lo llevaría a su habitación para desquitar el tiempo en abstinencia con el que lo había castigado.

Hasta ahí todo iba tan bien.

Pero justo después de que el América anotará un gol Guille lo tomó de la mano, lo sentó a su lado y de la bolsa de su pantalón sacó una cajita de color azul...

A ese punto Lionel no supo si seguía respirando, tal vez ya estaba del mismo color porque en cuanto Guille la abrió se topó con un hermoso anillo plateado con algunas piedras en azul y blanco.

La concha de su madre…

La puta que me parió…

Estaba a nada de desmayarse cuando Guille más rojo que unos tomates en contraste con su piel tostada le había hecho la pregunta más esperada por toda persona enamorada.

—Lío… yo… he estado pensando y… ¿quieres casarte conmigo?

La puta madre.

Era más que obvio que las palabras no eran lo suyo y ser elocuente en momentos de nerviosismo menos, así que la pregunta salió atropellada y directa y aun cuando Leo la escuchó sintió que la había soñado.

¿En serio me lo pregunto?

Hasta hace un año no me caías bien Guille y ahora…

Leo miró a todos lados, la gente seguía en lo suyo, así que aprovechando que nadie estaria de fisgon cuando lo tomará de la mano y le mostrará en lo que había trabajado todo ese mes, Guille solo soltó la gran pregunta casi en susurro.

Lionel dejo ir el aire retenido sintiéndose mareado un poco, tragó y miró a Guille a los ojos que tenían un brillo inigualable y se arrugaban las comisuras de sus ojos con esa sonrisa encantadora.

—Si vos no fuera tan guapo ya hubiera salido corriendo.

Es que era vergonzoso para él, pero no podía negar que Guille era original y encantador.

Tal vez por eso le gustaba tanto, eso y otras cualidades y defectos que también admiraba.

Guille sonrió mucho más…

—¿Eso es un si?

—Claro que si, bobo.

Le gritó en medio del ruido de la gente que molesta abucheaba al equipo contrario por haber hecho una falta.

Ha ese punto el juego quedó en segundo lugar, en ese momento lo único que podía pensar Leo era como le ponía el anillo que simulaba los colores de su bandera, el como Guille sonreía como niño en dulceria y lo abrazaba de los hombros para seguir viendo el partido.

Lionel miraba el anillo en su mano…

Hasta hace un año no creyó que su relación pasaría de ser a alguien que no le caía bien ha ser una parte importante de su vida.

La vida daba muchas vueltas.

Pero que bueno que le tocaba vivirlas todas con Guille.

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