En Todas Las Vidas

Día 5. Conociendo la cultura del otro.

En todas las vidas

Día 5. Conociendo la cultura del otro.

Leo sabía que las tradiciones del país de su esposo no estaban explicadas en su acta de matrimonio, ¡pero por Dios! Le hubieran avisado.

Y es que enfrentarte a una cultura diferente a la tuya era todo un ejercicio que te dejaba agotado, en su caso con un fuerte dolor de estómago.

Guille ya le había mostrado cuando estaban recién saliendo, de que trataba el albur, ya que cuando compartía el tiempo con sus amigos no dejaban de hacerle burlas con el doble sentido que solo el mexicano sabía trabajar.

Hasta este momento sigue sin saber ¿qué es obo? Pero ya no se atreve a preguntar.

Otra de las cosas a la que ha aprendido a tenerle respeto, es a la comida.

Todo lo que ha probado es delicioso; desde que llegó a México ha ido conociendo nuevos sabores y texturas, ha sufrido por dolores de estómago y soportar el increíble ardor de las salsas, ha aprendido a cuidar lo que come y sin que se hubiera dado cuenta hubo un tiempo en el que aumento de peso por todo lo que este país le ofrecía.

Varias cosas más que puede reconocer del lugar de donde nació su esposo es las tradiciones, como el Día de muertos, aún ahora sigue maravillado del increíble respeto que le tienen a la muerte, en una especie de juego que los lleva a ambos a mantenerse en ese constante estira y afloja de que un día estarán frente a frente, sin miedo.

Leo podía hacer una lista de todas las cosas que amaba y que odiaba de este país y probablemente Guille haría algo similar con Argentina.

Un ejemplo seria el que Leo acostumbraba para desayunar un buen mate y repetía la ecuación a cualquier hora del día aunque a Memo casi no le gustaba el sabor de la yerba, el asado era ley en su casa al menos un día a la semana con música y los amigos de Leo acompañándolos en medio de platicas y convivencia.

Guille no tenía problema en eso pero siempre terminaba limpiando el desastre que los amigos de Leo dejaban después de un buen asado y se tuvo que acostumbrar a que algo así se repitiera constantemente.

Lo que sí compartían ambos con demasiado gusto era el dulce de leche y los alfajores.

Guille había tenido varias discusiones con Leo cuando le pedía la cajeta para acompañar su pan de la mañana. Deben de saber que así lo llaman los mexicanos a lo que para los argentinos es el dulce de leche pero para Leo, cajeta es el peor insulto que le puedes decir a una persona.

Ya se imaginarán como empezaban y terminaban esa discusión.

A pesar de los problemas con las palabras cuando cada uno de ellos sacaba su lado mexicano o argentino en una conversación, olvidaban todo lo malo cuando compartían un alfajor.

O cuando Guille le regalaba un mazapán a Leo, uno de los dulces mexicanos que lo habían conquistado desde que llego al país.

Leo estaba seguro de algo... en todo ese tiempo juntos que se ha extendido por mucho tiempo, tendrían varias contradicciones, problemas y peleas por ser de culturas diferentes.

Pero eso es lo bonito de este tipo de relaciones, descubrir toda la magia que el otro te puede mostrar.