Capítulo 5

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Día uno

El frio de la habitación fue un duro despertar, pero notar que estaba sola y que no había sido un sueño la despedida de Rebecca, fue la muerte. Lágrimas mudas cayeron por mis mejillas, "¿Por qué estaba llorando? ¿Por qué me había dolido tanto su adiós?" Preguntas y preguntas se agolpaban en mi mente. "Ella era un ser de la luz y yo estaba en la oscuridad, no podía dejar que se metiera más en mi vida." Intentaba convencerme inútilmente.


Salí de la cama, caminé hacia el baño, me detuve frente al espejo para observar mi rostro. Patética, fue lo único que pensé. Regresé por el mismo camino, mi hombro chocó con la puerta haciéndome voltear directa a la pared, la golpeé.




Día dos


-¿Por qué tardaste tanto en abrir? –Nam entró como alma que lleva el diablo después de abrirle.


-Hola, yo también te extrañé, estoy bien gracias –dije con sarcasmo.


-No te hagas la idiota Sarocha, ¿por qué tardaste? –se sentó en el sillón.


-¿No puedo ir al baño sin prisa alguna en mi propia casa? –odiaba cuando se comportaba como mi madre. Desvié la mirada justo al pensar eso.


-¿Qué te pasó en la mano? –Rápidamente volteé a verla para notar como su mirada estaba fija en el vendaje de mi mano derecha, la oculté en el bolsillo de mi sudadera.


Se levantó para llegar hasta mí, tomó mi brazo y lo saco de su escondite, su rostro se enfocó en el mío y sentí su mirada dura. Una parte de mi sentía vergüenza, pero no por haberlo hecho, más bien por haber sido descubierta, pero la otra sentía solo rabia, era mi vida y nadie debía decirme o cuestionarme cómo debía vivirla.


-Me caí por el piso mojado ayer... -mentí – Caí sobre mi muñeca.


No dijo nada, simplemente me observo unos minutos más.




Día tres


Desperté con dolor de cabeza, la noche anterior tomé una botella de tequila yo sola después de que se fuera Nam. Siempre era así, nunca pude superar la perdida de mis padres. Saber que habían muerto por mi culpa era algo con lo que tendría que cargar siempre.


Caminé hacia el baño, sentía que en cualquier momento vomitaría, el asunto es... ¿Qué iba a vomitar? No había comido nada desde ayer en la mañana. Por suerte no pasó, me lavé el rostro, cepillé mis dientes y me observé en el espejo.


Odio.


Era lo único que podía ver en mi misma. Golpeé el vidrio.




Día cuatro

Fallen Angel [FREENBECKY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora