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Miró con el ceño fruncido su cuello donde tenía la marca de la mordida de Draco de anoche. Suspiró y se fue a vestir. Ese día usaría una bufanda de color oscuro para cubrir su cuello.

Tomó desayuno tranquilamente y luego salió de su casa para ir a tomar el autobús.

Llegó a la empresa, tomó el ascensor acomodándose la bufanda que traía. Llegó a su piso y salió del ascensor, se sorprendió de ver a Blaise apoyado contra su escritorio.

—Señor Zabini. —saludó Harry.— ¿Qué hace aquí tan temprano?

—Venía a ver a Draco, pero aún no llega, creo que llegue muy temprano. —rió.

—Al parecer si. —sonrió Harry. Se sacó su abrigo y lo colgó. Las puertas del ascensor se abrieron.

En eso, Draco salió del ascensor y su rostro mostró confusión al ver a Blaise allí.

—Draco. —saludó el chico.— Al fin llegas.

—Blaise ¿que haces aquí tan temprano? —le preguntó.

—Vine a desayunar contigo. —levantó una bolsa que estaba junto a él.— Traje el desayuno. —sonrió.

—Bien, entremos. —apunto su oficina.

Blaise iba a comenzar a caminar, cuando recordó algo. De la bolsa sacó un vaso y lo dejó sobre el escritorio de Harry.

—Es para ti, Harry. —el azabache se sorprendió.— Es un té, no te vez como una persona que toma café.

Harry sonrió. Draco frunció el ceño.

—Gracias, señor Zabini. —le agradeció.

—Harry. —le hablo Draco. Harry lo miró.— Sácate esa bufanda.. no combina con tu atuendo.

A Harry se le tornaron las mejillas rojas y se sacó la bufanda. Blaise levantó sus cejas al ver su cuello y reprimió una risa.

—Andando, Blaise.

El moreno le hizo caso y los dos entraron a la oficina.

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Casi dos horas más tarde, Blaise salió de la oficina y se despidió de Harry antes de entrar al ascensor.

Se levantó de su asiento dispuesto para ir al baño, pero una mano en su cuello lo detuvo e hizo que su corazón se acelerara.

—¿Por qué trajiste bufanda hoy? —preguntó Draco cerca de su oreja.

—Hacía frío hoy, señor Malfoy. —respondió nervioso y jadeo cuando el agarre en su cuello se apretó.

—Mientes. —su otra mano la metió por debajo de la camisa del azabache y comenzó a acariciar sus pezones haciéndolo jadear.— No querías que vieran las marcas que te deje, pero debes entender algo, Harry.

La mano en su cuello se relajo y por la cabeza de Harry la única palabra que pasaba era ahorcame.

—Las personas que te miran, deben saber que tienes dueño. —terminó por decir Draco y se alejo de Harry por completo.

El azabache se quedó allí, con su cabeza haciendo corto circuito.

—Saldré, vuelvo en una hora.

—B-bien, señor Malfoy.

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Estaba tomando un té, ya casi terminaba su hora de descanso, cuando el ascensor se abrió y entró Draco.

—Harry, llama al jefe de seguridad y diles que dupliquen los guardias en las entradas. —le ordenó mientras se paraba al lado de su escritorio.

—¿Pasó algo, señor Malfoy? —preguntó Harry mientras marcaba el número.

—Lucius ha mandado amenazas de muerte a la empresa y mi sirvienta dijo que hoy alguien lanzó una piedra por la ventana de mi oficina en casa.

Harry se sorprendió, no creía que el padre de Draco fuera así.

Marco el número y hablo con el jefe de seguridad. Draco seguía parado allí.

Harry corto y dejó el teléfono en su lugar.

—Bien, el señor Gutmann dijo que duplicará la seguridad y pondrá un guardia a su disposición, señor Malfoy. —le informó.

Draco asintió.

—Okey, iré a la reunión con el señor Crispino y vuelvo más tarde.

—Buenas tardes, señor Malfoy. —se despidió Harry.

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Draco volvió a las nueve de la reunión. Tiró su abrigo sobre el sillón que había frente al escritorio de Harry.

Harry se levantó de su asiento para hacerle un pequeña reverencia y saludarlo.

—Buenas- —ahogo un grito cuando Draco se acercó a él y lo cargo, haciendo que Harry enrollara sus piernas en la cintura del rubio.— S-señor Malfoy..

Entraron a la oficina del rubio, éste cerró la puerta empujándola con su pie.

Se acercó a su escritorio y sentó a Harry allí mientras dejaba besos y mordidas en su cuello.

—Señor.. Malfoy, esas marcas no se borraran en dos días y el lunes es la gala a benefició.. para.. ¡Ah! —gimió cuando Draco metió su mano en su pantalón y agarro su pene.

Sus caderas se movieron instintivamente hacia delante.

La mano libre del rubio abrió todos los botones de su camisa y acarició su vientre y su pecho. Su boca se dirigió a sus pezones y comenzó a moderlos suavemente. Seguía estimulando su miembro con una mano y la otra lo sujetaba de la camisa.

Tomó toda la valentía que tenía y agarró la mano libre de Draco para ponerla en su cuello y decirle:

Ahorqueme.

Draco lo miró con su mirada oscurecida por el deseo.

Su mano se apretó en su cuello y Harry abrió la boca soltando pequeños gemidos. Mordió sus pezones y su pecho dejando marcas rojas por todas partes; su mano seguía masturbando al pelinegro. Su boca subió y se acercó a su oído.

—Correte en mi mano.

Harry sintió un cosquilleo recorrer su espalda, la mano en su cuello apretarse más y la mano en su miembro comenzar a moverse más rápido.

Agarró la camisa de Draco para acercarlo y solo un segundo después se corrió, manchando la mano del rubio, su propia camisa y la del contrario.

La mano en su cuello desapareció y apoyo su frente en el pecho del rubio.

—Bien hecho, bonito. —le susurró al oído.

Harry sonrió con sus mejillas rojas.

—Ve a limpiarte y luego vete a tu casa, es todo por hoy.

Asintió y se paró del escritorio. Arreglando su ropa. Miro a Draco y este pasó su lengua por su mano probando. Las mejillas de Harry se oscurecieron mucho más.

—¡S-señor Malfoy! —Draco lo miró.— No h-haga eso.

Draco sonrió burlón. Era la primera vez que lo veía sonreír. El rubio no el hizo caso y volvió a pasar su lengua.

—Anda a tu casa, Harry.

Harry salió rápidamente de su oficina, en dirección al baño.

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Mi Jefe, El Señor Malfoy [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora