Mi Jefe, El Señor Malfoy [Drarry]

Epílogo

Unos años después... 🍃

—Ya te dije, Draco. —venían saliendo del ascensor hacia el departamento.— Solo me saludó.

—Pero te veía como si quisiera comerte, Harry. —frunció el ceño, mientras acorralaba a Harry contra la puerta de la habitación.— Y solo yo puedo hacerlo. —mordió su cuello despacio.

Harry sonrió. Draco llegaba a ser celoso, muy meloso y posesivo, pero a Harry le encantaba así.

—Hoy vamos a salir a comer. —le hablo al oído, Draco.

—¿Si?

—Sí, porque te lo mereces. —beso su boca.

—¿Por qué? —pregunto Harry, concentrado en los besos que dejaba en su boca.

—Porque te amo. —lo levantó e hizo que enrollara sus piernas en su cintura.— Y me haz hecho muy feliz estos años.

—Tú tambien me haz hecho feliz. Mucho. —dejó un besito en su frente.— Y te amo.

—Eso está bien. —dijo y dejó una marca en su cuello.— Ahora vamos a tener sexo, antes de ir a comer.

Abrió la puerta de la habitación y tiro a Harry sobre la cama.

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Después de una ducha juntos, Harry se vistió con un traje azul marino y Draco, con uno verde oscuro. Bajaron al estacionamiento y se subieron a un auto negro. Draco condujo y Harry elegía la música.

Al llegar, Draco se bajo rápidamente para abrirle la puerta a Harry y tomar su mano.

—Señor Potter. —le dijo. Harry sonrió y tomó su mano. Cerró el auto y entraron al restaurante lujoso.— Buenas noches, tengo una reserva.

—¿Su nombre? —preguntó al chica que trabajaba allí.

—Draco Malfoy.

Ella miró la lista. Buscando.

—Ah, sí, aquí está. Adelante Señor Malfoy.

Entraron y se dio cuenta que las mesas eran separas, para más privacidad, por vidrios, pero no transparentes, si no que eran de color crema y solo se veía algo borroso para el otro lado. Del centro del lugar colgaba un gran candelabro.

Siguieron a una mujer que los llevó hasta la mesa 7.

—Aquí es. —dijo ella.— Enseguida vendrán a tomar su orden.

Harry le sonrió y ella se fue. Se sentaron uno frente a otro.

—¿Te gusta? —le preguntó Draco.

—Es muy bonito y elegante. —dijo observando al rededor.— Si, me gusta. Gracias por traerme.

El rubio se encogió de hombros.

—No es nada. Solo un pequeño regalo por haber estado conmigo estos años. —tomó su mano por sobre la mesa.— Por seguir conmigo, a pesar de que.. —la palabra no salio de su boca.

Harry se rió.

—¿A pesar de que eres muy posesivo y celoso conmigo? —Draco volteo los ojos, pero sonrió.

—Si, por eso.

—Draco. —apretó suavemente su mano.— Te amo.

—Yo también te amo, Harry.

El mesero llegó a tomar su orden. Para sorpresa de ambos, los dos querían comer lo mismo. Draco por último pidió un vino muy caro.

La cena pasó entre conversaciones tranquilas, risas y pequeñas sonrisas cómplices. Terminaron de comer y se quedaron allí para terminar de tomar la botella de vino.