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Se fue a dar una ducha, mientras Harry lavaba las cosas sucias a pesar de que Draco le dijo que no lo hiciera.

Se puso su pantalón de pijama, salió del baño y fue a buscar a Harry, para terminar lo que no pudieron en la mañana.

Busco en el living, en la cocina, en el otro baño y en su habitación, pero nada. Suspiró y se dirigió a la habitación de invitados. Tocó suavemente y abrió la puerta.

Harry estaba sobre la cama con su pijama puesto y dormido.

Suspiró resignado a que no iban a poder hacer nada, así que, entró tomó a Harry entre sus brazos con cuidado para que no despertara y como pudo, bajó las sábanas, luego puso al azabache de nuevo en la cama y lo tapó.

Esa noche hacía demasiado frío.

Se acercó a la puerta y se quedó mirando al azabache. Su cabeza era un desastre, estaba en una guerra con su corazón. Se dio la vuelta, apago la luz y salió cerrando la puerta detrás de él.

Se dirigió a su habitación y se acostó.

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Unos brazos rodearon su cintura.

—Draco... —le hablo una voz suave.

Sonrió y abrió los ojos de a poco, acostumbrándose a la luz.

—Ha- —abrió los ojos por completo y vio un pelo rubio bajo su nariz.— ¿Astoria?

La chica se acomodo frente a él en la cama con una sonrisa.

—Si, amor. ¿Por qué pareces tan sorprendido? Ayer llamé para avisar que llegaría temprano hoy. —dijo ella.

—Ah, claro.. lo había olvidado. ¿Desayunaste?

—No. —hizo un puchero.— Tengo mucha hambre. Levántate para que me hagas desayuno.

—Bien. —se levantó y fue al baño a lavarse.

Cuando salió, Astoria estaba sentada a la mesa, esperando.

Eran las 7:30 cuando vio la hora en el reloj en la pared. Preparo el desayuno y puso todo en la mesa.

—Uh. —exclamó la chica.— Se ve bien.

Empezaron a comer mientras ella le contaba de su viaje a Suiza y del porque volvió antes.

—Necesito ir de compras después, ¿vas conmigo? —le sonrió al rubio.

—Claro, igual tengo que comprar algo.

Siguieron comiendo, mientras la chica hablaba. Hasta que en un momento se escucho una puerta abrirse y los dos rubios se giraron.

—¿Potter? —se confundió ella y miró a Draco.— ¿Qué hace él acá?

—Ah, buenos días, señorita Astoria.

—Fue por lo que paso el otro día, no tenía a nadie quien lo cuidara y me ofrecí. —explicó Draco.

—Oh, mi amor. —ella se acercó para darle un beso en la mejilla. Harry puso los ojos en blanco y se fue al baño.— Eres muy amable.

—Lo sé. —dijo él terminando de comer.— ¿Estás lista?

—Si.

—Voy a bajar para calentar el auto.

—Está bien, yo solo pasaré al baño y bajo, ¿bien?

—Seguro, te espero abajo.

Tomó las llaves del auto y entró al ascensor. Astoria fue al baño y salió al mismo tiempo que Harry salía del otro baño, con pantalo y polera y sin sus zapatos.

Mi Jefe, El Señor Malfoy [Drarry]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora