capítulo 1 Mi vida antes

66 29 16
                                    

Hola , soy Hanna Müller , aunque mi padre me decía que era su Hanna. Esta historia es de él, de quién era y que hizo para ser ahora motivo de mi gran admiración, por el , mi padre, Walter Müller.

No hace mucho , cuando yo tan solo tenía seis años de edad, vivíamos en una casa inmensa, tenía el suelo de madera que crujía al pisarlo y algunas noches, las mas humedas de invierno, las tablas se estremecían provocando un chirriador ruido .
La casa contaba con rincones inexplorables donde yo me escondía cuando jugábamos , mi padre y yo, al escondite , eran las mejores tardes, daba igual el tiempo, la hora, los problemas o las preocupaciones. Daba igual si padre hubiese tenido un mal día, que cuando le preguntaba si quería jugar , el siempre me asentía con una gran sonrisa.
La casa era de dos plantas , en la inferior estaba la cocina , está era bastante luminosa y siempre olía a lejía y a comida, allí solía estar madre, limpiando o cocinando,nunca la veía feliz.
Cruzando la cocina estaba el pequeño vestíbulo donde estaban las escaleras que llevaban a la planta superior, el vestíbulo tenía una gran alfombra verde y polvorienta, cruzando el vestíbulo , en el lado opuesto, estaba la sala de estar, amueblada con muebles antiguos y rupestres, de colores otoñales. El viejo sofá, la mesita de al lado y una enorme estantería con libros y cosas aburridas.
A la planta superior se subía por las escaleras de marfil con barandillas impolutas, doradas y extravagantes, madre estaba obsesa con que estuviesen relucientes, asique rara vez, cuando madre no veía , las tocaba, y siempre , los domingos, madre me mandaba a limpiarlas , pasando un trapo para quitarle el polvo acumulado de toda la semana.
Las escaleras desembocaban en un diminuto pasillo con diferentes puertas, cada una de ellas daba a una de las habitaciones y un baño. La primera puerta era la de mi habitación, era la mejor habitación de toda la casa, y no porque fuese la mas grande , ni la mas bonita, sino porque era mía, al contrario en la que estoy ahora. Era luminosa y grande, pero no tanto como la de madre y padre , tenía un ropero mediano y una lámpara de color rosa , que encendían todas las noches y no la apagaban hasta que me dormía, durante ese intervalo de tiempo, madre se sentaba en una pequeña silla ubicada al lado de mi cama, y me contaba historias , o me leia cuentos.
Pero esta, nunca me la contaron, y para que no os pase lo mismo, yo os la contaré.
En esa casa éramos felices y siempre estábamos juntos, pero un día pasó lo que nunca tuvo que pasar , las tropas de Hitler llegaron al pueblo donde residimos y eso suponía un problema para mi padre pues él era judío, pero yo eso no lo supe hasta tiempo después, ya que padre quiso mantener mi inocencia aun a pesar de que el miedo y la preocupacion eran cada vez mayor, y que los atentados eran cada vez mas comunes y mas violentos.

La peculiar idea de cambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora