Otoño en Bangkok - FreenBecky

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Esa frase entró por los oídos de Freen como una tormenta que destruye a su paso todo lo    que toca. Su estómago dio un vuelco y un extraño malestar se apoderó de su pecho. Pensó que no tenía porqué sentirse así,    aquella mujer no era nada suyo: era divertida, absolutamente preciosa e inteligente, era lógico que tuviera alguien en su vida. Sin embargo ese abrazo ajeno alimentaba irracionalmente su enfado y se reflejó sin remedio en sus ojos.    

Becky advirtió la mirada de Freen mientras se debatía entre discutir con Jenny o explicarle a aquella morena que la traía de cabeza lo que acababa de pasar. Notó la decepción en su rostro pero no supo adivinar si era porque estaba interesada en ella de algún modo más allá de lo puramente amistoso o si era por descubrir que su amiga más reciente era lesbiana. Becky no podía estar segura de qué era pero tenía que arriesgarse o podría perder lo que se estaba creando entre ellas en los pocos momentos que habían compartido.

− ¡Qué diablos crees que estás haciendo Jenny, creo que te dije muy claramente lo único que quería y esperaba que hicieras! – le dijo mientras arrancaba aquellos brazos de su cuerpo en un gesto más brusco de lo que esperaba.

− Pero cariño, necesitamos hablar – intentó suavizar Jenny.

− No tengo nada que hablar contigo desde hace muchísimo tiempo, ya te lo he dicho, ¡vete de mi vida!.

Becky no pudo evitar levantar el volumen de su voz y Freen se sintió terriblemente incómoda por estar presenciando esa discusión que nada tenía que ver con ella.

− Esto... debo marcharme o llegaré tarde. Hablamos en otro momento, ¿vale? – dijo huyendo de la escena.

− ¡No!, por favor Freen, déjame antes que te explique algo - intentó Becky.

− No necesito ninguna explicación, todo está bien, de verdad – y sonrió alejándose e intentando zanjar la conversación. Necesitaba huir de aquella imagen que le molestaba de una manera tan irracional lo antes posible.

Becky la observó marcharse. No era buena idea que se fuera así, necesitaba decirle que Jenny no era nadie, que su vida estaba en un punto un tanto monótono hasta que se tropezó con ella aquella mañana en el parque. Aunque ella no quisiera nada, necesitaba decirle que sentía que ya era importante para ella y no quería que este encuentro con Jenny tuviera consecuencias negativas en su relación, porque nada quería más en ese momento de su vida que seguir conociéndola. No lo pensó y corrió tras ella.

Llego a su altura y la tomó del brazo sujetándola suavemente para detenerla. La giró con ambas manos sujetando sus brazos extendidos a ambos lados de su cuerpo y la hizo mirarla a los ojos. No se dio cuenta de su agarre hasta que notó que acariciaba suavemente los hombros para que prestara atención a sus palabras.

− Freen, por favor, déjame explicarte cómo son las cosas. De verdad que necesito decirte algo – sus ojos pedían una oportunidad y Freen no pudo negarle lo que quería si se empeñaba en mirarla de aquella forma.

− Tranquila Bec, no necesitas explicarme nada, en serio...  apenas nos hemos visto un par de veces pero siento que conectamos mucho, que te conozco y sólo quiero que tú seas feliz al lado de quien quieras – no era cierto y estaba tirando de frases hechas y siendo bastante falsa, porque aquella chica no le gustaba un pelo y si era cuestión de preferir, prefería que se quedara a su lado. Pero aún así lo dijo porque pensaba que una buena amiga debía ser algo así aunque ella no se sentía como una amiga con Becky para nada.

− Ella no es nadie, ya hace mucho que no es nadie en mi vida Freen, y siento mucho que presenciaras esto y no haberte dicho nada de esta parte de mí. A veces se me olvida que no todo el mundo tiene que conocer mi pasado porque en el algún momento de mi vida fui conocida - se sonrojó mientras hablaba sin parar temiendo que si lo hacía la actriz se alejara de ella – no había encontrado el momento, porque realmente apenas hemos podido hablar, no es porque quisiera ocultarte nada, ¿me crees? – la miró directamente a los ojos con una mirada tan cristalina que Freen tuvo el deseo de besar sus labios de una bendita vez, de perderse en ellos en un beso largo y húmedo. Fue tan consciente de sus ganas que le cosquillearon las puntas de sus dedos de anticipación.