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La semana avanzó entre llamadas y mensajes nocturnos.

Becky tenía el doble de trabajo, entre el musical y su obra de teatro y no coincidían en el horario, así que no podrían verse hasta el fin de semana. Continuamente buscaban un minuto para llamarse y desearse un buen día, para declararse locas una por la otra, para que el sonido de esa voz que las hacía temblar les dijera "te quiero".

Habían quedado para verse el sábado y pasar el día juntas, y con esa promesa cercana, los días fueron pasando. Freen aprovechó una tarde libre de la semana para llamar a Nam y contarle lo que sentía por aquella mujer de ojos miel. Le contó cómo había sido su encuentro, sin detalles, por mucho que su amiga insistiera en lo contrario, y confirmó que estaba perdidamente enamorada de ella.

− Me alegro muchísimo por ti amiga – Nam era sincera en sus palabras.

−Gracias Nam, de verdad que es como un sueño. Llevo cuatro días sin verla y me parece una condena, no puedo esperar a que llegue el sábado para verla – la ansiedad se multiplicaba en el cuerpo de la morena.

− ¿Y por qué no vas a verla a la escuela de teatro donde prepara la obra? - preguntó Nam notando el nerviosismo de su amiga por la espera.

Nam jamás había conocido a esta Freen.

− Hemos decidido que no es muy buena idea. Empiezo a tener prensa alrededor mío desde que hicimos la presentación; solicitando entrevistas, pidiendo alguna sesión de fotos, vamos, un lío. Encima Becky salió del armario hace algunos años, así que para todos es conocida su orientación. Me dice que no es buena idea que nos vean mucho juntas o empezarán a especular, y no es buena idea de cara al inicio del musical, no al menos de momento. Así que aquí estoy, llamándote y muriéndome de ganas de verla.

− Parece un tema un poco complicado. Mu, ¿qué vas a hacer si os ven y surgen rumores? - preguntó preocupada.

− No te preocupes, no va a pasar. Bec sabe muy bien lo que hace así que estamos a salvo. No sé amiga, sólo sé que la quiero, no he sido más feliz en toda mi vida. Todo saldrá bien, seguro – intentaba convencerse a sí misma.

− Eso espero cariño. Sabes que deseo lo mejor para ti.

− Lo sé Nam. Hablamos en otro momento, ¿vale?, voy a practicar con el piano un rato – dijo a modo de despedida.

− Uy, ya conozco tus ratos con el piano – se burló – Hasta pronto, disfruta de la relación, haz muchísimo el amor aunque seas una sosa y no me cuentes nada. No pierdas un minuto, que vida sólo hay una y ya hemos perdido un rato bueno.

− Eso haré - le contestó riendo - Te quiero. Adiós.

Freen sintió unas ganas terribles de ir a casa de Becky y sorprenderla sólo con una botella de vino y ella misma como regalo, nada más. Respiró profundamente y el sonido del teléfono la hizo saltar.

− Hola bella, ¿con quién hablabas que llevo intentando hablar contigo un buen rato y no había manera? - aquella alegre voz de terciopelo al otro lado la hizo sonreír de inmediato.

− Hola, estaba pensando en ti ahora mismo...

− ¿Ah sí?, vaya ¿y eso?, ¿podrías darme más detalles? - esa voz de pronto tomó un tono extremadamente seductor.

− Pues ya ves, no era nada con contenido para adultos, si es eso en lo que estabas pensando - contestó riendo - estaba por amarrarme al sofá para evitar salir a buscarte. Me muero por verte Bec, si por lo menos pudiera verte en los ensayos – la joven de ojos negros no podía evitar la frustración que le provocaba la situación.

− Bueno, si no fueras tan buena me verías – Becky reía al otro lado del teléfono – como eres tan perfecta Saint no deja que me acerque.

− Sé que me estás haciendo una mueca ahora mismo – fingió enfadarse– no me hace gracia.

Becky soltó una ruidosa carcajada al otro lado.

− Mi amor, el sábado vamos a pasear al parque y a pasar el día juntas, ¿vale?. Seré toda tuya el fin de semana y podremos disfrutar de tiempo para nosotras... si es que no tienes algún acto al que asistir.

− No, y aunque lo tuviera, lo habría suspendido – parecía segura de lo que decía, y más oyendo reír a aquella mujer que la enloquecía al otro lado.

− No quiero que canceles nada importante por mí, ¿vale?, hay cosas que tienes que hacer aunque no te apetezca – Becky y el fantasma de perjudicar el trabajo de Freen siempre parecían ir un poco de la mano.

− Tranquila, todo lo que me ofrecen Heng lo coloca entre semana. Yo creo que este chico sabe algo, ¿eh?.

− Bueno, está empeñado en que he tenido sexo, que mis ojos y mi cutis me delatan... está completamente chiflado, ya sabes cómo es. Yo no le he dicho nada, pero cuando me lo dice no puedo evitar reírme, nunca se me ha dado bien mentir – dijo Becky avergonzada.

− Vas a tener que decirle la verdad, no pasa nada, confío en él – contestó Freen.

− Ya, sé que él será el primero en alegrarse por nosotras. De todas formas, en ocasiones no puedo evitar preocuparme por si notarán algo en mi actitud contigo que nos delate.

− Me encantaría estar ahora mismo con tu cara en mis manos y tus labios esperando mis besos, así podría demostrarte que no tienes que preocuparte, yo estoy aquí para ti y siempre estaré para ti. Te quiero.

− Y yo a ti Freen – un silencio las abrazó cómodamente durante un pequeño momento.

− Entonces todo estará bien. Ahora me voy a poner un rato con el piano. ¡Nos vemos el sábado! - contestó entusiasmada – menos mal que ya mañana es viernes – rio al darse cuenta.

− Temprano estaré llamando a tu puerta. Que descanses. Te amo.

− Y yo a ti. Sueña bonito.

- Pues será contigo entonces.

Otoño en Bangkok - FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora