Día 7

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- ¡Sr

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- ¡Sr. Graham! ¡Sr. Graham!

Al otro lado de la celda, Hannibal escucha cómo Chilton grita a Will sin saber muy bien por qué. Sonríe, qué habrá hecho su querido compañero ahora. Levanta la mirada de su nuevo dibujo y agudiza el oído. 

- ¡No puede pasar con ella! - Chilton, molesto por ver socavada su autoridad, intenta por todos los medios que Will y su acompañante no pasen.

- Váyase a la mierda, Frederick. Está encerrado, por el amor de Dios, y vigilado por decenas de cámaras. ¿Piensa que vamos a evaporarnos con él como por arte de magia?

- Ella se queda. No tiene autorización. Usted, si lo desea, puede pasar.

Will suspira. Se gira hacia su acompañante, que nada ha dicho, y que observa todo anotando mentalmente cada rostro, cada pasillo, cada puerta de seguridad.

- ¿Quieres que le diga algo de tu parte? - le pregunta - seguro que se alegra al saber de ti.

Ella niega con la cabeza. Sus ojos, rasgados, miran a Chilton con odio. 

- No. Te espero fuera, en el coche. Si me quedo al lado de este tipo soy capaz de muchas cosas.

- Bien. Una hora. No pierdas detalle.

Chiyoh sonríe. Pocas personas más observadoras  - además de Hannibal - hay que Will conozca.

- Confía, Will. Lo conseguiremos.

Se da media vuelta y camina por el pasillo que los tres han usado minutos antes. Chilton y Will se miran durante unos segundos sin decir nada, hasta que el director del Hospital da media vuelta, dejando la distancia suficiente entre él y esa extraña mujer para no encontrarse. Will continúa el recorrido acompañado por uno de los guardias.

- Hola, amado.

La voz de Hannibal, grave y con un toque de preocupación, llena el corazón de Will, que hoy concretamente sonríe.

- ¿Está todo bien? - sigue diciendo, al lado del cristal.

- No se te escapa nada - Will sonríe -. A veces olvido que no sólo tu olfato está desarrollado.

- Nuestro amigo en común, Frederick, grita mucho. Ningún misterio aquí.

Will asiente y se acerca al cristal. Se pasa la mano por los rizos mientras Hannibal desea internamente ser él el que haga eso.

- He venido con alguien que conoces. No ha podido pasar.

- ¿Bedelia?

Que Hannibal piense en ella como primera opción molesta a Will, y el psiquiatra lo ve perfectamente en su rostro.

- ¿Qué ocurre, Will?

- ¿Querrías que fuera Bedelia? Nadie sabe dónde está, Hannibal, desde que huyó de Florencia.

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