- Debí marcharme contigo.
La cicatriz de su abdomen, un recuerdo constante del gran error que cometió, estuvo palpitando durante mucho tiempo mientras Will intentaba seguir adelante con su vida. Hannibal le marcó, aquella noche, y esa marca le ha acompañado desde entonces.
- Debiste - responde Hannibal, de pie frente a él -. Tenía planes, Will. Juntos.
Will asiente.
- Destruimos las pruebas, las quemamos. Durante unas horas dejamos de existir - Will recuerda cómo los papeles volaban sobre su cabeza, Hannibal lanzándolos desde el piso superior de su consulta, desechandolos para ser devorados por las llamas.
- Dejar de existir para el mundo habría sido lo correcto. Hasta educado. Sin sangre, sin... dolor. Una palabra tuya y habríamos sido libres - Hannibal sonríe, triste.
Will cierra los ojos. Se pasa la yema de los dedos por encima de su camisa, donde sabe está la cicatriz, y aguanta las ganas que tiene de llorar.
- Me marcaste, Hannibal - le mira - lo hiciste físicamente para estar siempre presente.
- Sabes tan bien como yo que no era necesario hacerlo para estar contigo. Eso solo fue mi.. - para, unos segundos, pensando - ego, sí, mi orgullo, mi dolor hablando por mí. Quería que recordases esa noche. Quería que recordases mi dolor, a través del tuyo.
- Lo conseguiste. Pasé mucho tiempo recordando cada palabra. Tus manos sobre mi cuello. Tu abrazo. Sangre y fuego bajo mi piel, el deseo por marcharme contigo y el anhelo por ser perdonado.
Hannibal le perdonó aquel día. Lo recuerda como si acabase de pasar.
- Dime, Will, ¿qué hizo que cambiases de opinión?
Will sonríe. De nuevo, Hannibal juega.
- Preguntas cuyas respuestas conoces, Hannibal.
- Me gusta escucharlas de tus labios. Compláceme.
- El miedo. Lidio con él desde que soy pequeño, me enfrento a él a menudo. Conozco sus facetas y puedo saber, medianamente, hacia donde irá. Pero ese miedo era diferente - Will, decidido, lo sabe -. Ese miedo provenía de mí mismo.
- Al salir de la crisálida, te asustó que te gustase en lo que te habías convertido - añade Hannibal.
- Sí. Susurraste siempre las palabras adecuadas. Me...guiaste justo por donde querias que fuese. Ciertamente, Hannibal, nunca me dejaste solo.
- ¿Cómo podría? Te quería como compañero. Como... amante. Sólo a través del amor vemos el alma de la persona amada, todo su potencial. Amamos y vemos, nos aman y nos ven. Mediante ese amor, Will, vi bajo tu corazón y deseé absolutamente todo de ti. Quise elevarte sobre el mundo, demostrarte que eras mejor de lo que tú mismo creías. Quise...
Hannibal calla. Lo quiso todo. Estaba obsesionado con Will. No era curiosidad, no era sólo querer ver hasta dónde era capaz de llegar el perfilador. En los actos de Hannibal había el amor más puro, y algo más. La soledad. Ese sentimiento desconocido, sólo visible tras la presencia de Will en su vida.
- Quisiste que volara contigo, y mis alas todavía no estaban preparadas.
- Querido Will, tus alas siempre lo han estado. Solo que por aquel entonces, las mantenias pegadas al cuerpo. Volar, Will, volar y ser tú. Tan sencillo.
Will se sienta en el suelo, su hombro apoyado en el cristal. Está cansado. Triste. Cuántas veces se ha repudiado a sí mismo por ello. Hannibal, de pie, le observa desde arriba.
- ¿Todavía te duele? - pregunta.
- En ocasiones. Muy a menudo al principio, cuando pensar en ti se me hacía demasiado duro. La piel me daba tirones, escuchaba perfectamente tu voz en mi cabeza pidiéndome que volviese contigo - Will mira hacia arriba -. ¿Lo pedias, en realidad, aquí?
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Conversaciones
FanficHannibal lleva encerrado dos años tras dejarse atrapar por el FBI. Will, regresa a él, aceptando sus sentimientos. Esos de los que había huído y por los que Hannibal aguardaba, tanto tiempo. "Quiero que sepas exactamente dónde estoy, donde podrás e...