Día 6

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Cuando Will entra en la celda de Hannibal lo encuentra leyendo uno de sus libros. Sonríe al ver que el propio Hannibal lo hace sin apartar la vista del papel.

- Estaba pensando en ti - le dice, al verle frente a él.

Ciertamente lo hacía, todo lo ocurrido el día anterior había mantenido a Hannibal despierto toda la noche. A pesar de haber Estado atado, a pesar de no poder moverse, ese recuerdo era ahora mismo de los mejores que estaban almanecenados en su Palacio Mental.

- Algo bueno, espero - responde Will, sonriendo abiertamente.

También él está diferente. La palabra es esperanzado.

- Eso siempre. Lo que pasó ayer...

- Ojalá hubiese sido mejor, Hannibal. La próxima vez, de verdad, será distinto.

Will se sonroja y mira la Bolsa que trae en la mano. Hannibal también lo hace, preguntándose que puede haber traído el perfilador.

- Te he traído algo. Es... - saca la botella de vino que hace tantos años le regaló, casi al principio de conocerse.

- Tu botella. ¿Cómo...?

- Antes de que el FBI lo registrara todo. Quería algo que fuese tuyo, nuestro, algo que llevarme porque eso significaba que te estaba llevando conmigo.

Hannibal asiente. Ojalá él hubiese tenido algo así aquí dentro.

- Rechazaste mi invitación, esa noche. Eso no lo olvido, Will.

- Demasiados invitados. Demasiados ojos puestos en mi. Te habría avergonzado.

Hannibal recuerda que dio una cena para los integrantes de la ópera, todos ellos de la alta sociedad de Baltimore.

- Tú jamás me avergonzarías, nunca. Hay cosas que nunca cambian, ¿no te parece? Sigues infravalorándote.

- Y tú viéndome como algo que no soy.

- El equilibrio. Por eso somos uno, Will.

El perfilador descorcha la botella de vino y la huele.

- Sigo sin saber si elegí una buena añada o no - le dice a Hannibal.

- No importa. Es tuya. Para mí es la botella más valiosa que existe. Por eso la guardé. Quería... quizá, compartirla contigo.

- Hagámoslo ahora.

Will da un trago y Hannibal se calienta más que el sol viendo cómo el vino baja por su garganta. Si estuviese fuera dejaría caer el líquido por la boca de Will y lo recogería con su lengua. Si estuviese fuera directamente bañaria a Will en vino y se deleitaria mientras bebe de él.
Sonríe.

- Doctor, leo perfectamente lo que está pensando.

- Mea culpa. Estragos del día de ayer, Will. Y de una noche de insomnio por ello.

Will se acerca al cristal y le pide a Hannibal que saque varios dedos a través de los agujeros. Cuando lo hace vierte vino sobre ellos, se agacha, y hace algo que Hannibal no habría podido esperar ni en un millón de años.
Con un pequeño charco de vino en el suelo, Will se arrodilla, abre la boca y lame los dedos de Hannibal, bebiendo el vino a través de él.

- Will...eres un chico muy malo.

Joder si lo es. Se entretiene con su boca demasiado, el vino hace rato que ha desaparecido de los dedos de Hannibal y Will sigue chupando, moviendo la cabeza hacia adelante y hacia atrás como si lo que tuviese realmente en su boca fuese la polla de Hannibal.
Éste no puede evitar mover su cadera hacia el cristal. Will va a acabar con él de un modo que Hannibal acepta gustoso.

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