Prólogo

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⚠️ Advertencia: Este libro de fantasía basado en el universo de Tolkien contiene contenido extremadamente sensible y perturbador. Incluye escenas gráficas de violencia, abuso sexual, y otros temas delicados. La narrativa explora estas problemáticas con un enfoque realista y sin censura, con el objetivo de generar conciencia sobre su existencia en el mundo ficticio. La lectura de este libro puede resultar perturbadora y desencadenar emociones intensas. Se recomienda discreción y precaución al adentrarse en esta obra.

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En el inicio estaban los Valars, los poderes que construyeron Arda para los hijos de Iluvatar.

Siete Valars y siete Valiers que estuvieron conectados a las raíces de la tierra, a las profundidades del agua, a las alturas del aire y a la esencia misma del mundo que crearon.

Entre ellos nacieron los sentimientos y dieron paso a uniones, de esas uniones no nació fruto porque en sus corazones no cabía poblar con sus hijos la tierra, pero dos de ellos, los más rebeldes, amaron y de ese amor nació un niño al que se le llamó Iniðil¹ en la lengua Valarin.

Al ser ellos base del mundo mismo, no podían ser padres, ni amantes, ni amigos, y tuvieron pues que dejar a su suerte a su linaje, obligados por su casta y poder.

Pero al verse inmersos en el dolor y la angustia de dejar a su vástago desprotegido y solo en un mundo desconocido rogaron a Iluvatar por su piedad y el respondió con cariño y tomo a su hijo como propio.

Ordenó así que los catorce poderes del mundo le dieran dones al niño para que se protegiera y creciera, y mandó que de el nacieran héroes, guerreros, músicos, artistas y grandes reyes y reinas.

Así fué entonces que los Valars ordenaron al viento llevarle el aroma de las flores y la tierra para que encuentre siempre el camino a casa, a las aguas resguardarle de sus caudales, a los bosques brindarle abrigo y resguardo del peligro, a la música que viaje todas las distancias y que no perdiera así el ningún sonido, a la tierra pidieron sus susurros para acunarle, y a las bestias les pidieron lealtad para cuidarle, finalmente pidieron a las artes correr por su venas para que siempre tuviera en presencia la música de Iluvatar y que el arte le apacigüe cuando su cuerpo esté cansado y su alma adolorida.

Así creció y su descendencia fué provista de talento y fuerza, y viajaron y se convirtieron en artistas y guerreros, adoptaron el idioma de los noldor y mezclaron su sangre con la de ellos.

Asi su sangre y su herencia se fué perdiendo hasta quedar casi en nada, la última línea que de el quedaba viajó y fundó Spintros que luego fue llamado Styjol, dónde su prole prosperó en una tierra fértil bendecida por los Valars.

Pronto fue que se les acabó la suerte y atrajeron guerras, sus cosechas murieron y sus familias se colmaron de desgracia.

Así entonces durante el reinado de Eirian, primero con su nombre, las fuerzas traidoras de quién alguna vez había sido su amigo atacaron su reino, saquearon, asesinaron y torturaron, ignorando la naturaleza compasiva de su especie.

Esa noche Muriel², la mas pequeña de las descendientes de Iniðil, fue escondida por su padre en un gigantesco pilar de mármol en el pasillo próximo al salón del trono.

El despiadado sonido de metal contra metal, los gritos, el fuego, el caos...
Aquel lugar que alguna vez fué tan bello y lleno de vida ahora era consumído por la ruina, uno tras otro los soldados enemigos entraban al salón del trono, Muriel... pobre y desventurada chiquilla, había sido maldecida con la herencia de los valars, oía, sentía y olía todo lo que estaba ocurriendo en las entrañas de palacio.

Un lustro de vida tenía ella cuando escucho el crujir de cientos de huesos rotos, un lustro de vida cuando sintió por primera vez al agrio aroma de la sangre, un lustro... cuando vió a su gente ser masacrada.

Las horas pasaron, el fuego y la ceniza iluminaban el cielo nocturno, los gritos se detuvieron, silencio... total y absoluta calma...
Desde su escondite la pequeña Muriel observaba con cautela todos los movimientos del palacio, esforzándose por escuchar cualquier cosa, nada, salvo algunos ahogados gritos de ayuda que se alzaban como aterradores lamentos hacia el cielo.

"Amë... Nai ayuval maara"³ pensó sin saber que hacer, ir con sus padres podría ser peligroso, su familia entera pendía de un hilo, su vida no podía ser expuesta.

Pero a su corta edad, en su inocencia bajó como pudo de su escondite y caminó con sigilo hasta el salón del trono, sus lágrimas limpiaban la suciedad de su rostro y luego caían al suelo mezclándose con la sangre de decenas de personas que habían sufrido un cruel destino.

Intentaba con desesperacion divisar a sus padres entre los cientos de cadaveres que se apilaban frente al alto trono de ébano de su padre.

Ahí la vio, la reina Miriam, su madre... sus ojos estaban perdidos en el firmamento, toda su belleza le habia sido arrebatada por un par de golpes de una espada, la carne al rojo vivo, de la que colgaba un extenso pedazo de piel, emanaba sangre que luego se mezclaba con toda clase de fluidos derramados en el piso, emitia un olor fetido, similar a peste de los orcos muertos y en putrefaccion, la pequeña princesa no podia hablar, ni gritar, ni moverse, en ese estado de confucion y trauma pudo ver al lado de su madre la gigantesca espada de su padre, una espada forjada de plata pura que habia sido herencia de sus antepasados, y que habia resistido al paso inclemente del tiempo, mas antigua que el mundo mismo, se acerco intentando no gritar, arrastró la espada como pudo pues era descomunalmente grande para una niña, se acurrucó detras del trono y lloro en silencio hasta que el sol rayó el horizonte.

—¡Traiganme la la princesa! ¡la quiero con vida!— gritó una profunda y aspera voz, estaba lejos, a un par millas del palacio, pero ella la escuchaba lo suficientemente bien, debía salir de ahí inmediatamente.

No conocía del paradero de su padre, ni de su hermana, ni de su hermano, había una remota posibilidad de volver a verlos con vida, pero ella misma no sabía si lograría vivir un día más.

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1.- Iniðil: En idioma Valarin significa "azucena o flor alargada"

2.- Muriel: "Mírima Elenya" (La estrella del cielo)En esta combinación, "Mírima" significa "estrella" y "Elenya" se refiere a "del cielo".

3.- Amë... Nai ayuval maara: Mamá... Espero que estés bien, (lengua Quenya)

RÎS VUIN- Lejos De La Gloria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora