CAPÍTULO 13

533 53 0
                                    

Estar en una barca diminuta en el medio de la noche es lo más aterrador que he vivido nunca. Nunca había visto una negrura tan cerrada como la del mar de noche, sin ninguna luz a la redonda.

El frío y la certeza de que hay más criaturas marinas peligrosas justo debajo de nosotros no nos permiten pegar ojo en toda la noche.

El anuncio de los caídos nos da un poco de iluminación con los rostros de Jasper y Beril, seguidos del chico del distrito 11.

- Quedamos once – la voz de Bree rompe el silencio como una cuchilla.

- Tuviste tu primer asesinato Nerea – murmura Evander, su voz es incluso más temblorosa que la de Bree - ¿cómo se siente?

- Déjala en paz, Evander.

Ni siquiera puedo responder, porque el agua comienza a moverse como un tumulto, primero de forma apenas perceptible, pero después se agita con violencia.

- ¡¿Otra serpiente marina?! – grita Evander aterrorizado.

Bree y yo lo mandamos callar, temiendo lo mismo. Pero con el pasar de los minutos descubrimos que no es un monstruo.

Es el maremoto.

Las olas se embravecen de un momento a otro, haciéndonos girar sobre nuestro propio eje, nos sacuden mientras hacemos lo posible por estabilizar la pequeña barca.

La marea nos baña, si no fuera por lo frío del agua, no sabríamos si estamos dentro o fuera del agua, es tal la oscuridad que nos rodea. De lo que si nos damos cuenta, es cuando la barca se voltea, obligándonos a aferrarnos al casco, mientras las olas se azotan contra nuestros rostros sin piedad, haciendo lo posible por no tragar agua, pero resulta muy complicado.

Escucho dos cañonazos y mi corazón se salta un latido. Si pierdo a mis dos compañeros de barca, estoy tan muerta como ellos.

Después de unos minutos así, el mar finalmente nos da un respiro, llamo a ambos por su nombre y por suerte, me responden. Con mucho esfuerzo para coordinarnos, logramos girar la barca de nuevo y todos nos tiramos en su interior, mientras no para de dar vueltas.

En cuanto el sol comienza a despuntar, podemos ver el desastre en que nos encontramos. Sucios por la espuma de mar y llenos de raspones, yo tengo una cortada prominente en mi mejilla y todo el brazo izquierdo raspado, ardiéndome por la sal.

Hemos perdido todas las provisiones, no nos queda nada de comida. Evander se ha aferrado a su hoz, pero perdimos todos los cuchillos de Bree, yo perdí el arpón, quedándome solo con la daga que he usado con Beril.

La imagen de su rostro sorprendido me golpea como una nueva realidad que iba a tener que aceptar. Había matado una persona.

Beril, que había sido tan linda conmigo desde el inicio. Que se merecía algo mucho mejor que haber muerto en los Juegos de ese modo.

Otro pensamiento, mucho más egoísta, se pregunta si habré quedado bien o mal con el público por mis acciones. Si lo habrían visto como un gesto heroico para que no sufriera, o como un acto cruel en el que maté a mi aliada. Me pregunto si Cashmere y Gloss dejarían de apoyarme después de esto.

- Bueno, ahora sí que estamos perdidos – dice Bree con un suspiro exasperado al hacer un recuento de los daños – no hay manera en que lleguemos a la Cornucopia remando en esta...

- Perdimos los remos Bree – interrumpe Evander con la mirada perdida.

- ¡Maldita sea!

- Oigan, aún podemos encontrar una manera de impulsarnos – digo, con una súbita energía - ¡Vamos! solo tenemos que...

EL MENTOR | Los Juegos Del Hambre // ( COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora