CAPÍTULO 19

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Apenas presto atención en lo que hago durante las próximas horas, no recuerdo como desanclé el barco yo sola, o el haber izado las velas, ni haber tocado el timón. Pero voy camino a la Cornucopia con rumbo fijo y el barco púrpura siguiéndome de cerca, con Kai y Evander vigilando todos mis movimientos.

Lo que sí recuerdo es el aerodeslizador cuando llegó por Bree, como su cuerpo si estaba en una pieza, se limitaron a bajar un cable metálico y una garra para alzarla. Vi como la levantaban por los aires y por un momento creí ver a un agente de la paz mirando la escena fijamente. No pude evitar preguntarme si se trataba de 172.

Apenas me doy cuenta cuando mi estómago comienza a gruñir y mis fuerzas a desfallecer, indicando que tengo que comer tarde o temprano.

Bajo a las bodegas contra mi voluntad, pues ese lugar siempre estará manchado de sangre. Exploro su contenido y me encuentro con algunas conservas de carne, todo un lujo, aunque dudo de su calidad. Un par de barriles me ilusionan al pensar que contienen agua, pero uno está vacío y el otro solo está lleno hasta la mitad de gasolina. El fuerte aroma junto a la falta de comida me hace marearme y decido tapar de inmediato el barril. Arrumbada encuentro la cantimplora de Aliry, suspiro al darme cuenta de que le queda un pequeño resto de agua y lo apuro de un trago.

Me quedan las pastillas para el dolor de Bree, así que utilizo una y dejo la otra para más tarde, mi periodo ha escaseado con la falta de agua y alimento, lo que más me aqueja es el dolor de cabeza.

Cuando el sol comienza a caer sigo en automático, ni Kai ni Evander parecen querer matarme antes de que lleguemos a la Cornucopia, pero me ando con cuidado por si acaso. Decido pescar un poco, aunque la cantidad de sangre que suelta el pez al atravesarlo con el arpón me provoca nauseas, al menos no estoy con el estómago vacío.

Cuando estoy terminando, repaso la palabra grabada en el arpón, como siempre que necesito motivación extra "Azul". Finnick estaba seguro de que podía ganar esto, yo no estaba segura de estar honrando sus expectativas.

Fijo el curso nuevamente, siempre con el barco a mis espaldas, pero a una distancia prudente, es entonces cuando veo la Cornucopia apareciendo en la distancia.

Suspiro sabiendo que el fin se avecina, no sé lo que me tengan preparado Kai y Evander cuando toquemos tierra, miro hacia atrás y me doy cuenta de que les tengo bastante ventaja, quizá unos veinte minutos durante los cuales puedo tomar agua y comida antes de lo que sea que suceda.

Vuelvo a repasar las letras en el arpón y, como obra del destino reparo en el único barco que nadie ha tocado: una galera corsaria que se ha quedado anclada donde todas las demás estuvieron al inicio, de descomunales medidas y numerosas cañoneras. Entiendo por qué nadie quiso escogerla, para hacerla moverse necesitas varios remeros en los compartimentos inferiores. En su asta ondea orgullosa, una bandera azul celeste.

Frunzo el ceño "azul" ¿será posible?

Me pongo en pie con celeridad y miro el barco, repaso las letras del arpón con los dedos, miro la sangre que baña la cubierta por el pescado muerto, recuerdo la gasolina...

Un plan comienza a desarrollarse en mi mente.

En cuanto estoy a una distancia razonable, anclo el barco y salgo disparada hacia la Cornucopia, con la cantimplora colgada en mi cuello repleta de gasolina.

- Algo con que encenderla, algo con qué encenderla – murmuro sin parar mientras busco entre las provisiones de la Cornucopia, lleno un contenedor más pequeño con agua y me llevo una bolsa de comida en conserva. Aunque no hay nada que me sirva, sé que Finnick captó el mensaje, estoy dándole tiempo para conseguirme lo que necesito con los patrocinadores.

EL MENTOR | Los Juegos Del Hambre // ( COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora