Cuando xiao vio que se iban, se puso a pensar, aunque queria ser realista, le costaba.
Esto no iba a ser como el sueño, era la verdad, el no iba a cambiar a su novia por alguien que no conocia de nada.
Ni siquiera sentia algo por Aether ¿no? No lo conocía, pero ¿porque cada vez que lo veía se sentía de esa manera?
Eso ya no importaba, no lo iba a ver más, ahora estaba completamente solo, ni amigos, ni familia ni siquiera una casa.
A saber que iba a ser de el cuando salga del hospital, si es que llega a salir con vida.
Sentia un vacio muy grande en su interior.
La enfermera, que cada vez se iba haciendo más amiga de el, tocó la puerta.
No hubo respuesta de parte de Xiao, así que pensó que estaba dormido.
Al principio no le hablaba, pero estos días había conseguido mantener una conversación con el.
La enfermera entró.
—¡Te traje tu comida favorita! Como te estabas portando tan bien, conseguí que me dejaran llevarte Tofu.—
Silencio.
Quizás estaba cansado, había venido mucha gente, así que quizás estaba cansado.
—Bueno, te lo dejo aquí, comételo todo.
Vendré en un rato.—
Cerró la puerta.
Al principio Xiao no comía muy bien, y tenía que vigilarlo, pero últimamente se lo comía todo sin problema, así que confiaba en que se lo comería.
Xiao miraba ese plato fijamente, normalmente, lo habría devorado en un segundo, pero, no tenía hambre.
Sabía que la enfermera confiaba en el, y estaba orgullosa así que si no se lo comía, volvería a tener que vigilarle.
Así que lo primero que vio fue un cubo de basura y algunos pañuelos en su mesilla.
Sabía que no estaba bien, pero por una vez no pasaría nada.
Cogió gran parte de su plato y lo envolvió con pañuelos, después, lo tiró a la basura.
Dejó todo como estaba, y dejó algunos restos en el plato para disimular.
Se volvió a tumbar en la camilla y esperó a que no le descubrieran.
Una vez no hacía daño, se convencía, después todo sería como siempre.
Tiempo después la enfermera tocó la puerta.
—¿Ya estás? —
Xiao asintió.
—¡Muy bien! Si necesitas algo más no dudes en avisarme. —
—Sí.—
La enfermera se fue.
Xiao se sentía culpable por mentirle, pero no tenía hambre, no tenía ganas de nada, ni fuerzas. Solo quería descansar.
Aunque prometió que sería la última vez, no fue así, en los siguientes dias siguió hacien lo mismo cada vez que tenía la oportunidad.
No siempre la tenía, a veces comía con ella y tenía que fingir buena cara, le costaba tragar. Normalmente, cuando pasaba eso, terminaba vomitando después.
No lo hacía expresamente, simplemente su cuerpo rechazaba cualquier tipo de comida.
Tenia que decir que necesitaba ir al baño, o esconder el vomito como podía.
Pero cada vez estaba peor.
Tenía ojeras muy marcadas, estaba muy, muy delgado. Parecía que solo era hueso, era evidente que no estaba en un peso sano, estaba muy lejos de estarlo.
Su piel estaba rugosa, llena de manchas o heridas. Se le caía pelo con facilidad y no se podía mover prácticamente de su cama.
Estaba muy debil, le costaba incluso parpadear.
En las noches, al principio solía llorar, pero ahora ni eso podía hacer, no había manera de desahogarse y todo se le quedaba dentro.
No mucho tiempo después la enfermera se dio cuenta, pero era demasiado tarde.
Tocaron la puerta.
Sin respuesta.
—Buenos días, Xiao, queria hablar contigo de algo importante... estos dias te he visto muy-
¿Sigues dormido? Levantante, ya es muy tarde.—
La enfermera se acercó a el.
—Vamos, Xiao.—
Empezó a sacudirlo suavemente, pero no había respuesta, se empezó a preocupar.
—¡Xiao! ¡Porfavor, ayuda! ¡No responde!—
Empezó a sacudirlo con fuerza.
No mucho tiempo después llegaron medicos.
Una médico examinó a Xiao.
Todavía respiraba, por suerte, pero no sabía cuanto tiempo duraría así. Su corazón latía, pero muy débilmente.
Si hubiera tardado más, lo hubiera encontrado sin vida, por suerte, pudieron salvarlo justo a tiempo.
Se le empezó a alimentar por un tubo, y a ayudarle a respirar con máquinas.
Estaba muy debil para hacerlo el solo.
—Guizhong, puedes llamar a sus familiares y avisarles como está ¿Porfavor?—
—Sí, está bien, Barbara.—
Guizhong sabía que no tenía familiares, logró que se lo contara, al menos los que tenía, no los conocía.
Pero conocía a alguien quién cada vez que venía, lo llenaba con una sonrisa.
Le parecía extraño que estos días no lo hubiera visto por ahí otra vez, pero era a la única persona que podía llamar, y Xiao necesitaba a alguien a su lado en ese momento.
Así que cogió el teléfono y llamó al mismo número que llamó cuando encontró la pulsera.
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Hasta el último suspiro - Xiaother (Xiao X Aether)
Novela JuvenilDespués de mucho trabajo logró sanar sus heridas y encontrar la felicidad, pero en su mejor momento se da cuenta que todo lo que vivió era una mentira... ¿O no?