Capítulo 2

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—¡Buenos días, Inglaterra!

Mientras Olivia estaba haciendo fila en una calle no tan agradable, muriéndose de frío y Felix intentando comprar una entrada por internet, Hyunjin saludaba a los fanáticos europeos que gritaban eufóricamente por él.

El año había sido un éxito para él. Su nuevo álbum fue recibido a los brazos abiertos de toda su gente. Ganó premios y títulos, convirtiéndose, otra vez, en uno de los artistas más sonados popularmente a nivel nacional e internacional. Muchos productores dirían que él nació con estrellas sobre su cabeza, es decir, con la fama dictada en su destino. Y Hyunjin piensa que es verdad y lo acepta sin vergüenza alguna.

Baila y canta, se divierte e interactúa con sus fanáticos. En momentos como este se siente realmente amado; Tanto esfuerzo y dedicación fueron lo que lo llevaron a tener lo que tanto anheló: El cariño y la aceptación de quienes lo amaban, de la gente que siempre lo apoyó. Es increíble para Hyunjin estar parado en un escenario al frente de casi ochenta mil personas. Nunca pensó que lo lograría, pero aún así, ahí está.

Fugazmente, cantando una canción que escribió inspirándose en sus verdaderos pensamientos, recordó al chico de Australia. Ese tal Felix Lee que lo amaba tanto como para desearle un buen día todos los días. Se preguntó si ya había conseguido una entrada y deseó que lo lograra, porque después de todo, se lo merecía. Habían pasado tres años ya y seguía hablándole. Probablemente era una de las personas que más le duró en su vida y eso que el chico ni siquiera estaba realmente en ella.

—Quisiera... —dijo recuperando el aire mientras arreglaba su micrófono—. Quisiera agradecerle a todos por estar aquí con el sol que hay —rió. La gente también—. Y también quisiera agradecerle a todos aquellos que me saludan y escriben todos los días. ¡Muchas gracias! Esto es...

Felix sonrió vagamente al escuchar al cantante. Mientras reiniciaba la página para comprar la tan bendita entrada, veía el concierto en su teléfono.

No se sintió ni feliz ni emocionado por sus palabras. Hyunjin seguía sin saber de su existencia, así que no valía la pena pensar que el rubio lo había dicho por él o algo por el estilo.

Y qué egocéntrico sonó eso, Felix se avergonzó.

Cuando se teléfono empezó a sonar, contestó la llamada al ver que era Olivia.

—¿Conseguiste algo?

—No... Y tampoco creo que pueda. La fila parece no moverse más. ¿Qué tal tú?

—Nada. La página tampoco funciona —suspiró.

Las horas pasaban rápidamente. O eso creía Felix.

Los segundos, los minutos... todo parecía desvanecerse cada vez que parpadeaba. Solo esperaba que no se avisara que se habían agotado, porque sino moriría. Sin exagerar.

Sin embargo no lo hizo. Solo se tragó las lágrimas cuando la página le avisó que los boletos se habían terminado.

Y cuando Olivia llegó a casa y se dió cuenta que no traía con ella una sonrisa o la entrada, solo apagó la computadora y se acercó con la sonrisa más triste que había sido vista en el rostro de Felix.

—Lo siento mucho —dijo realmente apenada—. Nos dijeron que se terminaron y ni siquiera me había movido de mi lugar... En serio, lo siento...

Sacó de su mochila la bolsa con el dinero. Felix negó.

—Quédatela —murmuró—. Estuviste mucho tiempo allí parada por nada. Te la mereces...

Antes de que Olivia dijera algo, Felix ya estaba subiendo las escaleras con el llanto en la garganta. No lloró hasta que entró a su cuarto y se encerró, golpeando su espalda contra la puerta.

Haven't Met You Yet | Hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora