Capítulo 14: ¡Noche de chicas! Con probabilidades de lluvia alta en vitamina C.

935 53 45
                                    

N/a: ¡Aloha queridísimas personas! Disfrutad.

Imagínense... Abro la puerta de la casa para encontrarme nada más y nada menos que a...

El pato Donald.

Nop, si eso hubiese pasado hubiese sido extremadamente fabuloso e impaktante.

En cambio me encontré con Mi MADRE, papá, Steve, el mono y Travis los cuáles ¡estaban jugando tenis virtual en toda la sala!

¿Por qué estas cosas solo me pasan a mi?

«Porque si no te pasaran, simplemente el mundo seria muy aburrido»

Ñee, eso debe ser.

Neffi me toco suavemente el hombro mientras sus ojos se desviaban a la escena.

—Hola queridita, ¿cómo te fue en el trabajo?— Preguntó mamá agarrando la raqueta de gomaespuma blanca.

—Bien, ya voy un paso más cerca de conseguir un acompañante para Bob.

Me giré hacia Neffi.

—Es decir el auto— le dije a ella para que entendiera.

Neffi hizo un sonido de entendimiento.

—Que bueno hija— Comento papá mientras le cambiaba el color de piel a su avatar.

El morado no es un color de piel natural. Cerré la puerta detrás de mi y pregunté.

—Ok... Ya que veo que no nos dirán que pasa aquí. ¿Qué pasa aquí?

—Viernes de chicos, duh— respondió groseramente el idiorado.

Viernes de ladrones zombies querrá decir.

Steve aclaró.

—Pues mamá y papá estaban súper estresados por su nuevo proyecto, tanto que ni siquiera un waffle o acariciar a Pinky servía para relajarlos. Así que aprovechamos el viernes de juegos y los chicos y yo los invitamos a ser parte de nuestra revolución astral magnánime.

Es que yo ya decía que a él lo dejaron caer de niño, o le dieron teteros de cloro; una de dos... O las dos.

—Es decir a jugar... Los invitamos a jugar— dijo Travis.

—Pero tu no estas invitada Anna— Comentó el señorito "no puedo guardar silencio nunca".

Decidí ignorarlo, porque lo dijo tan bajo que nadie aparte de mi escuchó.

—Ahh, entendido. Bueno nosotras subiremos para preparar todo para la pijamada.

—Dale hija— dijo mi madre mientras un sonido de entendimiento vino de los neandertales... digo chicos.

Íbamos subiendo cuando la voz de Robert se hizo presente, de nuevo.

—Oh, veo que ya no traes tu bate así que espero que no seas una amenaza para la sociedad.

—Mi bate no esta tan lejos de mi en estos momentos... Solo digo.

—¿Dices o amenazas?— gritó en pregunta.

Un idiota para llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora