Pequeño especial.

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N/a: Lean al final (para que no se pierdan).

1 • Sonrisas, conserjes y lápidas talla S.
El día había llegado, el gran día estaba aquí. Exactamente en tres horas se cumplían 200 años de la muerte de Sonrisas, el payaso. Según la leyenda, un payaso que murió de tristeza intentando hacer reír a un niño que no sonreía; Sonrisas prometió que volvería en 200 años... así que, ¿adivinen cuál fue mi idea?

«No es buena».

Cállate Consi, claro que lo es. Mi idea es realizar un pequeño ritual en el cementerio para poder traerlo de vuelta, Steve y Anabeth también vendrán. Claro que ellos, como cobardes que son me "pidieron amablemente" que fuera yo primero al cementerio para examinar el área y todo lo demás.

Después de recoger todo lo que podríamos llegar a necesitar, incluido mi bate de los Yankees, fui hacia el cementerio. Llegué justo antes del anochecer, cuando el cielo tiene esos ataques bipolares y quiere ser de todos los colores al mismo tiempo.

Justo después de entrar, empecé a caminar entre las lápidas hasta llegar a donde presuntamente (según Wikiñedia) debía estar la de Sonrisas, caminé lo que parecía una eternidad y cuando ya iba a llamar a los chicos para que no vinieran, choque con una tumba y me golpeé justo en la frente, aterrizando en el suelo, naturalmente.

«Que falta de respeto».

Me levanté rápidamente ya que posiblemente me había sentado en la abuelita de alguien, miré hacia dónde estaba el objeto chocante y casi grito de alegría al darme cuenta que en letras —un poco ilegibles— decía:

"Aquí resta el querido Sonrisas". Y un poco más abajo y con letras más pequeñas "volveré en 200". Oh vaya, para nada escalofriante, empecé a sacar los objetos de mi bolsa caza-fantasmas...

«Es una bolsa común y corriente Anna».

...Tú eres una consciencia común y corriente...

«Eso desearía yo...»

...Empecé a sacar los objetos de mi súper asombrosa bolsa caza-fantasmas y empecé a dibujar un círculo de pega blanca en el suelo, para luego recubrirlo con sal; así si Sonrisas es malévolo, no podrá mover la sal de su lugar y no se podrá escapar. Soy toda una genio, seguí con mi labor de echar la sal en el círculo cuando escuché una rama detrás de mi romperse... normalmente no me asustaría, pero los chicos aún estaban lejos y no llegarían dentro de un rato.

Miré hacia todas las direcciones posibles y después de encogerme de hombros mentalmente —sigo en contra del esfuerzo físico innecesario—, seguí con mi ardua labor.

—Te pareces al señor de Art attack —susurró alguien detrás de mi.

Con la rapidez que no me caracteriza, agarré el bate que estaba a mi derecha y di un golpe maestro en dirección a mi atacante. No creerán la sorpresa que me lleve al prender la linterna de mi celular y darme cuenta que se trataba de Robert, el cual hasta donde yo sabía, no había sido invitado.

Ví a Robert retorcerse de dolor mientras se sostenía su brazo izquierdo (aparentemente donde lo había golpeado) mientras resoplaba algo incomprensible.

—Oye, como me entere de que estás llamando a algún zombie para atacarme, considerate bajo tierra —le susurré mientras terminaba el círculo de sal.

—No... Me... das miedo... —resopló con esfuerzo.

Decidí ignorarlo, pero alguien más tuvo la idea de responder.

—¿Y yo? ¿te asusto? —preguntó una voz omnipresente.

Robert y yo gritamos como niñas, de mi es aceptable, soy una chica. Pero el macho-alfa pecho peludo ¿gritando como chica? Un poco sospechoso si me preguntan a mí. Miramos asustados a la oscuridad que ya había consumido el cementerio, ya que la única fuente de luz venía de la luna, algunos faroles dispersos y las estrellas; aunque estas últimas no contaban mucho por la contaminación, gracias calentamiento global.

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⏰ Última actualización: Jul 28, 2017 ⏰

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