Día 3

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James nos fue a despertar abriendo la puerta de una patada, casi sentí mi alma salir de mi cuerpo y me llevé ambas manos al pecho, por otro lado, Lars pegó un chillido que me inquietó más.

— ¡Fock! ¿Qué mierda te pasa?

— Levántense, tenemos que ir a la feria —Ordenó—. Cliff está preparando el desayuno.

— Gracias, James —Dije mientras me levantaba y buscaba una toalla entre mis cosas—. Iré a bañarme, ¿alguno va al baño?

— ¿Quieres compañía en la ducha, Kirky? —Rodé los ojos por su broma.

— Pendejo —Pronuncié antes de retirarme de allí.

Me di un duchazo para despertar mejor y quitarme el hedor a alcohol, después de eso entró Lars. Cada uno desayunó por su lado, la necesidad de comer comida real era más grande. Nos conocemos y quizás a partir de mañana estaremos todos con el estómago (y el culo) roto, tomando en consideración lo buenos que somos para beber alcohol.

Vaya caos de feria. Lars se grababa la cara mientras comentaba lo que presenciábamos.

— Bueno, se nota que no venimos de este pueblito raro, y eso que no somos los cerdos más decentes de la ciudad.

— Creo que ya vi al quinto viejo meando en la calle —Añadió el rubio.

— Yo vi a una doña en el puesto de hortalizas meterse una diuca bajo la falda sin pagar —No pude evitar cagarme de la risa con la observación de Cliff.

No hicimos una lista de compras, así que improvisaríamos cada uno y a ver si al almuerzo salía algo bueno.

— Cliff, ¿me compras esto?

— Lars, para qué chotas quieres una moneda de colección si ni siquiera coleccionas monedas.

— ¡Puedo partir ahora!

Taaan "inspirado" que se pone a veces...

— ¡Espérenme, putos! —Oí a la distancia, era James cargando como con veinte bolsas de distintos productos.

— ¿En qué momento compraste todo eso? —Cuestioné impresionado, le quité un par de bolsas cuando estaba cerca para ayudarlo un poco.

— Una señora dijo: "lleve todo por cinco dólares" y yo como, bueno —Se encogió de hombros.

— Fua, pero que ofertón.

Por otro lado, Cliff parecía interesado en la sección de objetos de segunda mano, donde mi amado Lars no dejaba de hacerle preguntas estúpidas para molestarlo. Hetfield y yo continuamos caminando, apreciando la jungla de griteríos y peleas callejeras al lado de los puestos. No es muy distinto al centro de San Francisco, la verdad, no más que aquí ves vacas y cabras andando por la calle como si nada.

Una figurilla de Frankenstein captó mi atención y retrocedí el paso, mi acompañante notó mi reacción y me levantó la ceja.

— Eres igual de niño que Lars, a veces.

— Que tu única personalidad sea beber cerveza y andar en skate no es mi problema —Le saqué la lengua y me arrodillé para apreciar mejor el juguete—. Hola, buenas, lo quiero, por favor.

— Ojalá tener tanta plata para comprar sin preguntar el precio —Sonreí por ese comentario. Cuando se trata de estas cosas me da lo mismo cuánto deba invertir.

Al rato regresamos a casa, yo feliz por mi nueva adquisición. El único que genuinamente se preocupó por nuestra alimentación fue James, supongo que con todo lo que se trajo estamos dados para estos días de locura.

Psicología (Metallica, KLARS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora