IX. Domesticado

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Fue difícil conciliar el sueño.

WangJi se negó a volver a la cama y se dedicó a tocar para Wei WuXian, debido al ataque de pesadillas que lo atormentó durante toda la noche. Encontró un poco de descanso un shichen antes del amanecer. Para ese momento, el resentimiento se había asentado en su núcleo, la coloración volvió a su rostro y la respiración se reguló.

Cerró los ojos y mantuvo un dormitar superficial, mientras se apoyaba sobre la mesa baja para el guqin. Cuando el Mao-Shi se hizo presente, Lan WangJi sacudió los restos de somnolencia del cuerpo, como si se tratase de un pesado velo.

No pudo evitar preguntarse qué aquejaba a Wei WuXian hasta el punto de la paranoia. Jamás habló específicamente de cómo fue yacer en las fauces del Luanzang, o lo experimentado durante aquellos meses. Debió ser una tortura fisica y mental que aún le perseguia hasta el presente.

Temió que el tiempo ahí encerrado hubiese provocado secuelas que no podían ser fácilmente tratadas.

La punta de sus dedos ardió, quemando dolorosamente. Se sintió como carne viva y punzó. Una voluta de energía espiritual se diseminó por todo el cuerpo, y ayudó a aminorar la quemadura. Meditó el estimado de una vara de incienso, y, finalmente, se puso en pie para continuar con sus obligaciones del día.

No tanto como obligaciones, pero le desagradó ser considerado un huésped inservible. No encontró molesto ayudar a Wei WuXian con los deberes dentro de su sencilla morada.

Se ajustó una túnica limpia sobre el cuerpo y acortó la distancia habida entre sus cuerpos. Al colocar el dorso de la mano sobre la frente perlada en sudor de Wei WuXian, advirtió que tenía fiebre. No pudo hacer mucho en ausencia de núcleo que canalizara su energía espiritual, así que abandonó la pieza para preparar un poco de arroz glutinoso para atender cualquier posible envenenamiento por resentimiento.

Era un remedio simple, no del todo eficaz en determinados casos, pero el arroz glutinoso fue bueno para el estómago, y en su caso, para el envenenamiento.

Mientras el congee ebullía en la olla, WangJi le colocó una compresa fría, y ordenó el área común. Medio shichen más tarde, la fiebre había desaparecido, y Wei WuXian evidenció una apariencia saludable.

Encontró propicio dejarle descansar durante un shichen más, asumiendo que estaría agotado tras lidiar con una fiebre tan alta.

Al término de sus abluciones, tomó un desayuno ligero, bebió té, y esperó. Pero Wei WuXian no despertó. Incapaz de esperar más tiempo, regresó a la habitación, y llamó con voz queda e insondable para que se alimentase un poco.

Sin embargo, no tuvo respuesta.

Llamó una segunda, tercera y cuarta vez, pero fue como si Wei WuXian tuviese la capacidad de adoptar un sueño profundo, que le convertía en un saco de carne sin huesos.

Al cabo de un tiempo, mostró signos de vida. Lanzó un alarido de queja y luchó por esconderse debajo de la almohada. "¡Lan Zhaaaaan ~!, aún es temprano. Déjame dormir un rato más".

"Casi es mediodía", advirtió.

"Solo un poco más".

"Permanecer en cama no es saludable". Tirando tenuemente de su manta, añadió. "Ya he preparado el desayuno, Wei Ying debe tener hambre".

Wei WuXian pegó un salto. Pateó la manta tan lejos que aterrizó al otro lado de la habitación, y dio una sonrisa perezosa.

"¡¿Por qué no lo dijiste antes?! Muero de hambre".

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