XVI. Extra I. Adaptación

383 59 1
                                    


"Hace frío".

Lan WangJi detuvo su trabajo y se enderezó. El grano cayó sobre la tierra y las gallinas, que estratégicamente había conseguido en el pueblo vecino, comenzaron a picotear ansiosas, exigiendo ser alimentadas. WangJi arrojó un puñado de grano y se dirigió al tazón para rellenar como era debido.

Wei WuXian se mantuvo al borde de la cerca, y no contuvo la mala cara.

Su piel pálida y enfermiza expresó la miseria de permanecer en el exterior con bajas temperaturas.

La primavera amenazó con llegar pronto. El invierno trajo consigo el deshielo, y la lluvia se hizo presente. Las bajas temperaturas provocaron una estela de vaho, la cual escapaba con cada sílaba dada.

WangJi frunció el ceño y su boca marcó una línea sería. "Wei Ying debió seguir mí consejo y vestir el número apropiado de túnicas".

"No usaré seis túnicas encima, me duelen las cicatrices en la espalda, y el peso adicional es una agonía sobre los hombros".

El rojo sangriento en sus ojos evidenció tedio y aburrimiento. WangJi dejó a sus aves y volvió a lado de Wei WuXian.

Dio una sonrisa tierna; cubrió con cuidado y se aseguró de ajustar el nudo sobre su capa de pieles. Era pesada pero abrigadora. Wei WuXian tuvo un ligero rubor subiendo por el cuello y las mejillas pálidas.

Su cabello se encrespó en puntas y cayó sobre la espalda.

Debido a los acontecimientos recientes, WangJi acordó, con el resto de las contrapartes de Wei WuXian, el mantener una rutina a fin de satisfacer las necesidades del bien común. Cada Wei WuXian parecía enfocado y versado en sus propios intereses, apenas eran conscientes de las urgencias del otro. De este modo, algunos cultivos se maduraron debido a la falta de atenciones, e incluso se agotó la leña ante la poca constancia en el acumulado de la misma.

WangJi, que había hecho un compromiso a fin de mantener un control oportuno en las necesidades del hogar, se dedicó a dar seguimiento a las tareas realmente apremiantes. Esto, sin importar la persona que se manifestase en el cuerpo de Wei WuXian.

Fue la razón por la cual, Wei WuXian, el Yiling Laozu, y en contra de toda voluntad, se encontró ayudando, a regañadientes, en el cuidado de los campos y cultivos.

Se quejó de la humedad, del frío y del mal tiempo; protesto de las escasas túnicas que protegían su cuerpo, y el dolor en sus viejas heridas. Sin embargo, no se mostró reacio a pasar tiempo de calidad y se maravilló con la promesa de hacer, lo que sea que él quisiera, una vez que las actividades del día llegasen a su término.

WangJi se dedicó a reabastecer la leñera, cortando troncos de tamaño idóneo y apilándolos. Wei WuXian, alegó sus intenciones de entrar por algo de vino caliente para ambos, pero fue forzado a hacer girar el molino de la máquina de desgrane.

"Si que eres aterrador, Hanguang-Jun. Pensar que sobreviví al Luanzang, y lidie con uno de los ejércitos más poderosos para terminar siendo intimidado para moler el trigo y el sorgo".

"Necesitamos harina", le recordó.

Wei WuXian apenas hizo queja del asunto.

Lavaron el molino de piedra tras preparar el polvo de arroz. Verduras de hoja, algunas papas dulces, y otros vegetales de la huerta fueron limpiados y lavados en el pozo cercano. Se paleó la nieve blanda del camino de piedra, y, finalmente volvieron adentro.

Pese a que Wei WuXian, al menos el Yiling Laozu, no era alguien que comiese por decisión propia, se mantuvo cerca e hizo compañía a Lan WangJi mientras almorzaba en silencio. Rellenaba su taza con té de deliciosas notas aromáticas, y elogió su belleza como lo haría un poeta.

Amar todas las partes de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora