"Hace frío".
Lan WangJi detuvo su trabajo y se enderezó. El grano cayó sobre la tierra y las gallinas, que estratégicamente había conseguido en el pueblo vecino, comenzaron a picotear ansiosas, exigiendo ser alimentadas. WangJi arrojó un puñado de grano y se dirigió al tazón para rellenar como era debido.
Wei WuXian se mantuvo al borde de la cerca, y no contuvo la mala cara.
Su piel pálida y enfermiza expresó la miseria de permanecer en el exterior con bajas temperaturas.
La primavera amenazó con llegar pronto. El invierno trajo consigo el deshielo, y la lluvia se hizo presente. Las bajas temperaturas provocaron una estela de vaho, la cual escapaba con cada sílaba dada.
WangJi frunció el ceño y su boca marcó una línea sería. "Wei Ying debió seguir mí consejo y vestir el número apropiado de túnicas".
"No usaré seis túnicas encima, me duelen las cicatrices en la espalda, y el peso adicional es una agonía sobre los hombros".
El rojo sangriento en sus ojos evidenció tedio y aburrimiento. WangJi dejó a sus aves y volvió a lado de Wei WuXian.
Dio una sonrisa tierna; cubrió con cuidado y se aseguró de ajustar el nudo sobre su capa de pieles. Era pesada pero abrigadora. Wei WuXian tuvo un ligero rubor subiendo por el cuello y las mejillas pálidas.
Su cabello se encrespó en puntas y cayó sobre la espalda.
Debido a los acontecimientos recientes, WangJi acordó, con el resto de las contrapartes de Wei WuXian, el mantener una rutina a fin de satisfacer las necesidades del bien común. Cada Wei WuXian parecía enfocado y versado en sus propios intereses, apenas eran conscientes de las urgencias del otro. De este modo, algunos cultivos se maduraron debido a la falta de atenciones, e incluso se agotó la leña ante la poca constancia en el acumulado de la misma.
WangJi, que había hecho un compromiso a fin de mantener un control oportuno en las necesidades del hogar, se dedicó a dar seguimiento a las tareas realmente apremiantes. Esto, sin importar la persona que se manifestase en el cuerpo de Wei WuXian.
Fue la razón por la cual, Wei WuXian, el Yiling Laozu, y en contra de toda voluntad, se encontró ayudando, a regañadientes, en el cuidado de los campos y cultivos.
Se quejó de la humedad, del frío y del mal tiempo; protesto de las escasas túnicas que protegían su cuerpo, y el dolor en sus viejas heridas. Sin embargo, no se mostró reacio a pasar tiempo de calidad y se maravilló con la promesa de hacer, lo que sea que él quisiera, una vez que las actividades del día llegasen a su término.
WangJi se dedicó a reabastecer la leñera, cortando troncos de tamaño idóneo y apilándolos. Wei WuXian, alegó sus intenciones de entrar por algo de vino caliente para ambos, pero fue forzado a hacer girar el molino de la máquina de desgrane.
"Si que eres aterrador, Hanguang-Jun. Pensar que sobreviví al Luanzang, y lidie con uno de los ejércitos más poderosos para terminar siendo intimidado para moler el trigo y el sorgo".
"Necesitamos harina", le recordó.
Wei WuXian apenas hizo queja del asunto.
Lavaron el molino de piedra tras preparar el polvo de arroz. Verduras de hoja, algunas papas dulces, y otros vegetales de la huerta fueron limpiados y lavados en el pozo cercano. Se paleó la nieve blanda del camino de piedra, y, finalmente volvieron adentro.
Pese a que Wei WuXian, al menos el Yiling Laozu, no era alguien que comiese por decisión propia, se mantuvo cerca e hizo compañía a Lan WangJi mientras almorzaba en silencio. Rellenaba su taza con té de deliciosas notas aromáticas, y elogió su belleza como lo haría un poeta.
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Amar todas las partes de mí
Romance" [...] Se dice que un alma rota que ha sido afectada por el resentimiento no puede ser reparada de ninguna manera". Hubo un mito entre los hombres, sobre una deidad sin rostro y sin nombre. También corrió el rumor de que el segundo jade de Gusu de...