9

149 11 3
                                        


Llegamos a un restaurante y me sorprendió aquello. Giré la cabeza hacia él, extrañada. Sabía que Michael no solia frecuentar esos los lugares por razones obvias. Pero él, viendo mi cara de preocupación, solo dijo:
- Tranquila, no va a pasar nada. Lo he reservado para nosotros.
- Pero, Michael...
- Susie, solo disfruta está noche, ¿vale?- dijo sonriendo.
Asentí con una ligera sonrisa.
Salimos del coche, pero antes Michael se puso una gorra, cubriendo su cara ligeramente. Sorprendentemente, nadie lo reconoció, algo que me alegró mucho.
Entramos en el restaurante y él se libró de la gorra, que se la dio a uno de sus guardaespaldas. Habló algo, entre susurros con este, y se marchó del local, dejando solos a los dos. Bueno, allí estaban un par de camareros, uno de ellos nos guió hasta una mesa, decoradas con un centro de rosas blancas y velas. Tenía servicio para dos personas, con un precioso mantel en color rojo.
Nos sentamos e, inmediatamente, llegó el otro camarero a servirnos la bebida.
- Me he permitido el lujo de elegir la cena, si no te molesta- dijo Michael.
- Sin problema.- respondí.
¿Sería capaz alguna vez de negarle algo?

La cena llegó y comenzamos a hablar de cualquier tema. Michael sabía de muchas cosas y me dejaba sorprendida ante muchos temas. En algunas ocasiones, creía que me iba a quedar mirando con cara de boba y que se me cayera la baba mientras lo miraba. Pero no, me estaba comportando.
- ¿No te preguntas por qué te he traído hasta aquí?- preguntó sacándome de mis pensamientos.
- ¿Una cena de amigos?- pregunté inocentemente.
Él rió.
¿He dicho alguna vez que amaba como sonreía o reía?
- Bueno, en parte si es una cena de amigos. Pero además, quería decirte algo más, Susie.
-¿Algo más?- pregunté extrañada.
Michael, sentado frente de mí, cogió una de mis manos que tenía sobre la mesa. Aquel simple gesto, aún provocaba que se me encogiera el corazón.
Asintió y siguió hablando:
- Desde que apareciste en mi vida, la has cambiado totalmente. Contigo siento que soy yo. No ves al famoso cantante Michael Jackson, si no a la persona. Sólo ves a Michael. Me encanta hablar contigo, eres ese tipo de chica con la que puedes hablar de cualquier cosa. Siento que me comprendes a la perfección. Has estado para mí estos días pasados en los que tan mal lo he pasado. Siempre has demostrado ser una amiga estupenda. Me encanta cuando ríes, cuando hablas, como caminas, como me miras... El otro día me divertí mucho cuando bailamos juntos. Sé que te conocí como a una fan más, pero te has convertido en una amiga. Una maravillosa amiga... No sé si estará bien o mal decirlo, pero yo te siento como algo más. Mejor dicho, quiero que seas algo más que una amiga. Aquel día en el que nos besamos, fue maravilloso, Susie. Nunca había sentido estás ganas de besar a nadie como contigo... - suspiró - Susie, me he enamorado de ti.
Si hubiera sido posible, me hubiera derretido allí mismo. ¿Había escuchado bien y Michael se había declarado? No, creo que no, no podía ser posible...

"¿Por qué no? Tú sientes lo mismo que él."

Tomé aire y respiré profundo.
- Michael, yo...
- Entiendo, quizás he sido un tonto al pensar que tú me corresponderías... Quizás he malinterpretado tus besos...- comenzó a decir bajando la mirada.
Me soltó la mano. Parecía triste.
- Michael...
- Está bien, Susie. Somos amigos, no importa.- levantó la cara y sonrió tristemente.
Tenía que decirle, no podía dejarlo así. Me partía el alma.
- ¿Puedes escucharme un momento, por favor?
Él simplemente, asintió.
- Eres la persona más buena y noble que he conocido en mi vida. Eres un ángel en este mundo de locos. Y si, prefiero al Michael Jackson que tengo ante mí, antes que al artista. Te adoro tanto dentro como fuera del escenario, pero más adoro a la persona que tengo delante. Tú me has enseñado mucho desde que te he conocido. Yo... Yo me siento demasiado feliz cuando te tengo cerca. Me encanta pasar todo el tiempo que pueda contigo. El otro día, cuando bailamos juntos, me sentí afortunada de tenerte así para mí. Me encanta verte bailar, cantar... Amo cuando ríes, siento que mi mundo se me paraliza cuando lo haces. No creo que exista una sonrisa más bonita que la tuya, Michael... Y si, yo también estoy enamorada de ti.
Me miró con los ojos abiertos ante la sorpresa de escucharme decir esas palabras. Sabía que no se las esperaba como yo tampoco me esperaba las suyas.
- Entonces...
- Si...
- ¿Los dos?- preguntó riendo.
- Los dos- respondí sonriendo.
Se levantó de la silla, extendió su mano hacia mí, que la tomé encantada, levantándome así de la silla. Después de eso, me abrazó.
Hundí mi cara en el hueco de su cuello y respiré su perfume. No podía oler mejor...
Nos separamos lo justo para que nuestras frentes se juntaran. Suspiramos a la vez, mientras él tenía sus manos en mis caderas.
- ¿Susie?- me llamó.
- Dime.
- Te quiero.
- Yo también te quiero, Michael.
Y lo siguiente que recuerdo, es estar besando sus labios.
Cuando nos separamos, Michael me tomó de ambas manos y mirándome con esos ojos tan bonitos que tenía dijo:
- Yo quería preguntarte algo, a ser posible.
- Lo que quieras.
- ¿Quisieras ser mi novia, Susie?
Mi respuesta no tardó mucho:
- Si, por supuesto que sí.
Y volvió a besarme...

Cuando llegué a casa, no creía lo que había sucedido esa noche. ¡Michael Jackson me había pedido ser su novia! ¡Era su novia!
Subí a mi habitación, algo me decía que Diana estaba despierta. Y antes de entrar, me preparé para la lluvia de preguntas de mi amiga.
Y así fue.
Nada más abrir la puerta, Diana encendió la luz de la habitación y dijo:
- Ya sabes, cuenta- cruzó los brazos a la altura del pecho y arqueó varias veces las cejas.
Tuve que reírme al ve el gesto de mi mejor amiga.
- ¿Por qué eres tan cotilla?- me reí.
- Soy tu hermana, y como buena hermana, debes contarme todo. Porque sé que algo ha pasado entre ese bombón y tú.
Me acerque a mi cama, quitándome el abrigo, y me senté.
- Me ha confesado que está enamorado de mi- solté.
-¿Qué?- abrió los ojos como platos.
- Como lo oyes.
- ¿Qué Michael Jackson está enamorado de ti? Sabía que esto podía pasar... ¡Lo sabia!
Y empezó a aplaudir como si fuera una niña pequeña. Me reí ante el gesto de mi amiga. Yo estaba demasiado contenta como para pensar en nada más, ni siquiera en lo que estaba por venir.
Cómo tantas veces me había dicho Diana, tenía que disfrutar del momento.
- Si, así es.
- ¿Y tú qué le has dicho? Le habrás contado que tú también lo estás ¿no?
- Claro... El pobre creía en un principio, que yo no sentía nada por él, pero le confesé qué sentía lo mismo que él y todo fue hermoso, Diana. Es que, cada vez que me besa, siento que se me para el mundo. Creo... Creo que es el amor de mi vida, amiga- dije y solté un suspiro.
Diana me miraba sonriendo.
- Estás enamorada de él hasta los huesos. Y a Michael le pasa igual, solo hay que ver como te mira- dijo.
Sonreí.
- Lo dicho,- se levantó de la cama, para sentarse a mi lado y, pasando el brazo por encima de mis hombros, añadió - vive el momento, amiga. Lo que tenga que pasar, vendrá solo. No sabemos cuántos días nos quedará aquí, por eso, lo que tenga que pasar aquí, que pase. No lo pienses.
- Si, eso hago... No quiero ni pensar en irnos, pero debemos regresar y cada día nos queda menos tiempo para hacerlo.
- Pues por eso, Susana.
-¿Qué haría yo sin ti?
- Morirte del asco- dijo apretando mis hombros.
Ambas nos reímos.
Y si, así haría, disfrutar el tiempo que nos quede aquí. Que pase lo que tenga que pasar...
El tiempo es oro y cada instante al lado de Michael, valía aún más.

Bueno, se va poniendo la cosa interesante jeje...
Que creéis que va a pasar??
Os leo !!!
Besitos 😙😙







Remember the time (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora