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El suave movimiento del fuego a un lado suyo era lo único que le proporcionaba un poco de calor todo lo demás que lo rodeaba se sentía helado, reafirmó su agarre en el cuerpo de su amigo en un acto de protección mientras su vista seguía fija en lo...

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El suave movimiento del fuego a un lado suyo era lo único que le proporcionaba un poco de calor todo lo demás que lo rodeaba se sentía helado, reafirmó su agarre en el cuerpo de su amigo en un acto de protección mientras su vista seguía fija en los tres seres que lo observaban.

—Bien, aceptas el juego hermanito?

Frunció el ceño ante la forma en la que fue llamado, él no era su hermano.

—No aceptaré nada de lo cual no tenga todos los detalles.

Sus palabras salieron en un tono firme no queriendo mostrar su inseguridad, estaba a puertas cerradas, el ambiente había cambiado desde hace bastante tiempo al menos el cuerpo que sostenía había dejado de temblar y ahora permanecía estático, atento a lo que ocurría a su alrededor suponía.

—Por supuesto! No sería justo si no fueras consciente de que implica el juego ¿no, hermanos?

La clara burla en su voz solo provocó que la molestia en Damian aumentara mientras los otros los hermanos afirmaban las palabras ajenas como si de ley se tratase, obviamente, cada uno con una sonrisa retorcida en sus rostros.

El sonido de la puerta ser abierta lo distrajo no pudiendo evitar girar a ver a esa dirección, en la puerta estaba la versión de ese mundo de Alfred el cual traía consigo una bandeja con aperitivos con una sonrisa en su rostro pero no como la de los tres seres que también estaban allí sino una como la del Alfred original llegando para calmar las turbulentas aguas de la habitación.

Observó de reojo como el trío de hermanos torcian el rostro en una mueca, eso haciéndole entender que ellos no lo habían llamado.

—Jóvenes amos, les he traído unos aperitivos para que su conversación sea más amena.

Explicó lo que era obvio mientras entraba a la habitación sin borrar su sonrisa dejando la bandeja sobre la mesa, permaneció a unos pasos observando la situación con aquella sonrisa.

—Puedes retirarte, estamos arreglando unos asuntos ahora.

Había dicho la copia del mercenario mientras se cruzaba de brazos, Damian aprovechó la distracción para intentar intercambiar algunas palabras con su amigo.

—Hey, copia...

Le susurró al oído queriendo su atención, el chico escondió el rostro en su hombro en señal de que lo escuchaba.

—¿Ha habido alguien que jugara el juego que propondrán?

Preguntó mientras su vista seguía en la conversación que se desarrollaba entre el trío de "arañas" y el mayordomo.

—Si.

Afirmó suavemente cerca de su oído.

—Logró ganar?

Damian y la puerta secreta. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora