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La tierra se estaba partiendo y  Damian necesitaba con urgencia saber porque parecía como si todo se estuviera yendo a la mierda cuando aún no había hecho nada.

— Alfred, cuidado — advirtió agarrando al felino rápidamente antes de que un árbol cayera sobre él — Qué está pasando?! — preguntó molesto, mientras tanto contenía una mueca de dolor debido a que las garras del animal se clavaban en su ropa hasta llegar a su carne con más fuerza de la que creía era capaz su mascota de emplear.

Los árboles temblaban aunque no de una manera que se vería normal, más bien parecía como si cada rama aullara de dolor y se retorciera, un líquido espeso manchaba las anteriores hojas de tonos otoñales dándole un aspecto de putrefacción.

— No tengo idea, esto no debería estar pasando — aseguró el minino aferrándose al niño.

Ambos dirigieron su mirada a la mansión encontrándose con un enorme hoyo en la zona lateral del edificio.

— Cuando me fui eso no estaba allí — susueró el animal recomponiendose del susto anterior.

— Jonathan...— susurró el árabe agarrándose del puente de su nariz para no seguir viendo el desastre — Les dije que se fueran — ajustó al felino en sus brazos para avanzar hacia la mansión.

Al menos ahora podían tener una idea de porque parecía que todo se desmoronaba lentamente, lo más probable es que Jonathan y obviamente el resto de los Robin hicieron enojar a las arañas de un modo que ni siquiera Damian consiguió.

Eso lo ofende un poco.

— Eh, cuál es la siguiente indicación que te dieron? — preguntó el felino queriendo mantener la concentración en la misión que tenía, tenían.

— Enfrentar mis problemas paternales — contestó, caminando nuevamente a la mansión.

Jon estaba teniendo un ataque de pánico en un mundo controlado por brujos que cazaban niños por algún motivo oscuro y los cuales andaban creando grietas en todo el lugar debido a que robó a una pequeña versión de Damian. Agregando de que está solo.

No había sitio donde aterrizar, cada vez que pisaba tierra era perseguido por cantidades exhuberantes de ratas, todo en este lugar era comandado por aquellas tres criaturas y hasta estar en el cielo presentaba un reto.

Soltó un suspiro. Estaba cansado.

Miró al cuerpo que tenía en manos, sus signos vitales estaban estables, al menos algo bueno. Pero, ahora qué? Sabía que quien tenía en brazos era la clave para poder salvar a todos.

Pero como lo haría?

— No puedo solo presentarme frente a ellos y actuar como el policía malo de las películas — murmuró, se empezaba a estresar y ese es el trabajo de Damian, no suyo.

Dirigió su vista a la mansión la cual era la más afectada por la ira de las criaturas, llena ya de grietas que él no había provocado y tornándose cada vez más tenebrosa.

— Quiero a Dami — susurró sintiendo sus ojos llenos de aquel líquido ya tan conocido para él — Quiero a Dami — repitió cuando la primera lágrima resbaló por su mejilla.

Y no sabía si lo había invocado, si fue el poder de la amistad o cualquier otra cosa pero lo vió, caminando hacia la mansión con claras intenciones de entrar. Eso solo le provocó más lágrimas. Se apresuró a volar en su dirección, cuando el moreno estuvo en la cima de las escaleras es que Jonathan llegó al pie.

— Damian! — llamó, y solo ahí el kriptoniano escuchó esa voz en su cabeza.

"A ver idiota, tres locos están cazandote, no crees que es una trampa?"

Esa voz era idéntica a la de Damian, usando ese tono que tanto le molestaba porque lo hacía ver como si fuera un tonto.

Así que, lo mejor que se le ocurrió fue raptar al otro Damian también, porque, si era una trampa, no le pregunten, se supone que los planes los hace Robin no Superboy.

— Es una pijama real  —  cantó tranquilamente Jason ganándose las miradas de todos en la habitación.

— Por primera vez en tu vida, deja de ser un idiota, al menos por unos minutos — pidió el menor, si tan solo tuviera las manos libres le daría un golpe.

— Estoy tratando de ignorar está asquerosa baba que me rodea, ok? No me juzgues!

Un golpe seco detuvo lo que iba a ser una discusión, ambos chicos miraron en dirección del origen del sonido hallando a uno de sus captores.

— Cierren la boca — Tanto Jason como Tim lo miraron con una ceja levantada para luego rodar los ojos.

— Damian no llega — fue lo primero que se escuchó en la habitación.

— Cuál? El demonio o la mini versión inconsciente? — preguntó sarcásticamente Red Robin.

— Qué mini versión inconsciente?

Todo quedó en silencio tras esa pregunta, solo siendo cubierto por el constante chirrido de las tablas y el suave pero incómodo sonido del liquido viscoso resbalando por las paredes.

— Cállense — murmuró el que anteriormente se había parecido a Grayson, su voz sonaba rota y mucho más profunda.

— Nadie estaba hablando — comentó el mercenario en voz baja recibiendo un golpe de su contraparte.

— Si no fuera por esta baba podríamos escapar fácilmente — susurró el primer Robin aprovechando que sus captores se habían alejado para al parecer, hablar.

— Ni siquiera puedo sacar mi arma, estoy prácticamente inmóvil del cuello para abajo.

— Ojalá estuvieras inmóvil de la boca para abajo — Jason frunció el ceño ante el comentario innecesario que dió su reemplazo.

— Qué te pasa hoy conmigo? Si quieres descargar tu ira con alguien que sea con esas cosas! — refunfuñó exhalando con cansancio.

La verdad, es que está situación estaba cansando a todos, más de lo que tenían previsto y solo había una forma de ganar.

Damian.

Dependía de él que bando ganaba y eso ponía aún más tensa la situación.



"Hermanos? Dónde estoy?"

"Tengo miedo"

"Me da miedo la oscuridad"

"Vengan, tengo la manta mágica, puede protegernos a todos, lo juro"


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⏰ Última actualización: Jul 27 ⏰

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Damian y la puerta secreta. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora