RITUAL

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 Se frota la base de la nariz con los dedos mientras la miro intentar buscar en su cerebro listo y audaz una respuesta que jamás va a descifrar.

- ¿Cómo es que una chica que muestra tal mejoría se rompe de nuevo de esta manera?... ¿y por qué siempre estas tu ahí justo en esos momentos de ruptura?

- No siempre estoy ahí, y ese es el problema, entiendo que no soy enfermera psiquiátrica, y que en comparación con la experiencia que pudieran llegar a tener los demás yo estoy aun aprendiendo, a pesar de que ya tengo 4 años en esto, algo que parece que tanto a usted como a mis compañeros se les olvida... el problema no es que yo sea quien siempre la encuentre en estas situaciones, sino que no la tengo bajo custodia las 24 horas. Te lo he dicho, y te lo diré de nuevo, no es que se rompa de la nada, ella se quiebra cuando la descuido, todos aquí hacen lo que dices, es como debe ser, eres la directora del hospital psiquiátrico, pero eres humana, y te equivocas también, lo que me diferencia de los demás es que no hago lo que se me dice siempre, sino lo que se que es correcto, pero también soy humana, y una con un pensamiento diferente del resto. Esta chica debe permanecer custodiada, porque, aunque parezca mejorar mira lo que pasa cuando le concedes tiempo a solas. –

- Piensas que el diagnostico que le hice está equivocado ¿es eso? -

- No, pero si pienso que tu manera de tratarla lo está. -

- Que osadía la de venirme a decir eso... ¿dónde estabas antes de que sucediera esto? -

- En búsqueda de Gini. -

-¿y antes?

- fumando un cigarrillo en el patio-

- está prohibido fumar – dice Bertha orgullosa de al fin rellenar la hoja de faltas vacía que tena en su escritorio.

- lo sé, pero creo que la falla de fumar un cigarrillo en un área restringida que puedas levantarme... es menor que por la que me quieres culpar ahora, busca las cámaras de seguridad. – estoy tan segura que no encontraría nada en la cámaras, que podría jurarle la información infinitamente, y si no aparecía, encontraría la forma de que me creyera. Me levanto para irme.

- no hemos terminado. –

- ¿qué más necesitas de mí?... mira las cámaras, y entenderás que aquí la única culpable... somos tu y yo, pero por pensar, que Lisa estaba mejor, cuando evidentemente esta chica, no mejorara nunca; ahora, no quiero que esto suceda dos veces, y aunque sé que eres la directora del hospital y mi jefa, debo irme, porque tengo rondas que hacer. – y no mentí, hago mis ultimas rondas feliz de que el día no estuviese lleno de sorpresas inesperadas, voy de cuarto en cuarto repartiendo mentas y guardando las medicinas que de verdad le corresondia a cada paciente para mi uso con alegría.

Un poco de diazepam por aquí, y otro poco de risperidona por allá, Agomelatina y otro par de antidepresivos menos fuertes e incluso un poco de morfina, lamotrigina xanax y benzodiazepina, lleno mi pequeño bolsillo de a dos y hasta tres píldoras de cada una, hasta que entro en el cuarto de Lisa y la chica se acongoja en el tope de su cama al verme.

- Sssshhh, ya esta pequeña, has sido muy valiente, ten, olvidemos que todo esto ha sucedido, hagamos tregua ¿sí?- le extiendo una jeringuilla con un poco de morfina en una mano y una píldora de diazepam en la otra.- tranquila, sabes que no haría nada para dañarte jamás, es... una oferta de paz...- ella solloza mientras se quita las medias y extiende los pies hacia mi para que le inyecte la morfina en donde es difícil de darse cuenta y apenas saco la jeringuilla su llanto se tranquiliza y de un sollozo resignado y desesperado pasan a ser solo lagrimas silenciosas, que corren por sus ojos vidriosos y sin vida... miro sus pupilas dilatarse mientras el diazepam se mezcla en su sistema y su vista se pierde por completo... apago la luz antes de salir, y me dispongo a ir a casa satisfecha, con casi todo.

EXPEDIENTE 0234Donde viven las historias. Descúbrelo ahora