II

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Amity se había levantado como siempre, tarde, la Omega era demasiada dormilona, incluso podía dormir quince horas seguidas si se lo propusiera.

- Buenos días papá, buenos días mamá. - Saludó la Omega tomando una de las tostadas.

- Buenos días, pequeña. - Respondieron al unisono el Alfa y la Omega.

- Voy tarde, nos vemos más al rato, los amo. - Se despidió Amity tomando su mochila y saliendo de su casa.

Sus padres se miraron cómplices, sabían que su única cachorra era toda una dormilona y descuidada.

- ¿Hoy no te tocaba despertar a Mittens, Odi? - cuestionó el Alfa mirando a su Omega.

- Alador, fui e intenté despertarla como tres veces, no reaccionaba así que dejé que pasará lo que pasa todos los días. - aseguró la Omega haciendo un puchero.

- Está bien. Te amo, corazón. - El Alfa plantó un beso en la mejilla de la omega.

- Y yo a ti, Alfa.

Alador y Odalia Blight eran los padres de aquella Omega dormilona, ambos amaban mucho a su pequeña hija aunque se la pasara durmiendo todo el día.

Luz había comprado un ramo de Petunias, sí, a Amity le encantaba las Petunias, pero más si eran de color morado.

- Estoy segura de que estas flores le gustarán a mi linda Omega. - Coqueteó Luz caminando con el ramo de Petunias en su mano.

Antes de entrar al instituto, fuera o no fuera tarde, siempre se veían antes en un pequeño callejón, dónde ambas se iban a ver o si necesitaban del aroma del la otra, se veían ahí y estaban un ratito juntas.

Aún no se sentían listas para exponer el cortejo, Luz sabía que Amity era una de las Omegas más codiciadas entre los Alfas, su aroma era único, adictivo, dulce; tenía un cuerpo que haría a cualquier Alfa delirar, con unos hermosos ojos dorados, con una bonita y blanca piel de porcelana, era perfecta.

Era tan perfecta que sentía mariposas revolotear en su estómago cuando veía la hermosa sonrisa de la Omega.

Ella creía que sus oportunidades con aquella hermosa Omega estaban muertas, pero no era así, desde que Amity vio a Luz como una estudiante nueva, deseó y anheló que ésta le pidiera cortejo.

A ambas se les cumplía su sueño, tenerse mutuamente, claro, todo a su debido tiempo, pero ambas sentían sus pancitas llenas de mariposas cuando veían lo hermosos que eran antes los ojos de la otra.

Por fin habían llegado, Luz sabía que la Omega era muy dormilona -por eso su parada en la floristería- así que se había demorado un poco, o eso creía.

Ambas habían llegado al mismo tiempo, Luz viendo la radiante sonrisa de Amity, y ésta viendo el hermoso rostro de la Noceda.

- Hola preciosa. - Dijo Luz viendo a la Omega, ambas sonrojadas.

- H-hola Lucy. - Tartamudeó la Blight sonrojada.

Amity se sintió culpable al no traerle algún detalle para Luz, sabía que aquellas flores en las manos de la Alfa eran para ella pero ¿de qué serviría si no le trajo nada a la Alfa?

- Son para ti, cariño. - Ofreció por fin Luz, estirando sus brazos y entregando el ramo a la Omega.

Amity las recibió y las olfateo, amaba el aroma a Petunias frescas, aunque debía ponerlas en agua si no quería que se marchitaran.

- Gracias Lucy. - Dijo la Omega sonrojada.

- Perdón, pequeña, tal vez no pueda regalarte cosas tan caras como un collar de diamantes o anillos de oro puro, pero estos pequeños detalles son todo lo que puedo ofrecerte. - Dijo Luz cabizbaja.

A Amity se le partió el corazón, esa Alfa era la mejor de todos y no tenía que disculparse por eso.

- Lu, adoro y amo estos detalles que tú me das, no necesito oro ni diamantes para ser feliz, lo único que necesito es saber que mi Alfa me va a proteger y amar. - Amity se acercó y mientras sostenía con una mano el ramo de aquellas flores, con la otra tomó la mejilla de Luz. - Lucy, soy yo la que debe pedir perdón, no te traje nada. - dio un suspiro acompañado de una sonrisa cálida.

- No, mi bella princesa, tan solo poder verte y abrazarte es todo lo que necesito, te doy esos detalles porque soy yo la que inició el cortejo, y soy yo quien quiere consentir a la bella Omega que los Dioses han mandado para mí humilde ser. - Luz dejó caer su cabeza en la suave palma de la mano de la Omega.

A pesar de no ser nada oficialmente (aún), ambas sentían que no necesitaban de las palabras para saber que ambas se amaban.

Tenían algo muy en claro en toda esta situación, Amity Blight era la Omega de Luz Noceda, y Luz Noceda era la Alfa de Amity Blight.

Entre ellas sabían de la hermosa relación que había, aunque por el momento solo era de cortejo.

Tanto los padres de Luz, como los de Amity estaban enterados sobre el lazo que unía a ambas, de hecho, ellas dos habían organizado una cena para que ambas familia se conocieran.

Los padres de ambos habían hablado de varias cosas, las actitudes de sus hijas cuando estaban juntos y demás cosas que vieron en la pareja y en el cambio que tuvieron cuando iniciaron la etapa de cortejo.

Los padres de Amity le dieron su aprobación a Luz, mientras que los padres de Luz dieron la bienvenida a la joven Omega a la familia Noceda.

Ambas querían crecer más, casarse, tener sus cachorritos y su nidito de amor, eso era lo que querían Luz Noceda y Amity Blight.

Sweet AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora